estocolmo - El Nobel de Química reconoció ayer a tres científicos por el desarrollo de la criomicroscopía electrónica para el estudio de las biomoléculas, una técnica que ha permitido a la bioquímica entrar en una nueva era. El británico Richard Henderson, el germano-estadounidense Joachim Frank y el suizo Jacques Dubochet contribuyeron a crear “un método efectivo para generar imágenes tridimensionales de las moléculas de la vida”, señaló en su fallo la Real Academia Sueca de las Ciencias. Se da la circunstancia que los dos primeros están vinculados a las actividades investigadoras del CIC bioGUNE. Richard Henderson participa en el diseño de las líneas estratégicas del centro y Joachim Frank, por su parte, ha sido maestro del doctor en Biología Molecular, Mikel Valle, investigador del centro en el á mbito de biología molecular.

Según informó CIC bioGUNE, el británico Richard Henderson es miembro asimismo del Comité Científico Asesor Internacional del centro, que se reúne de forma periódica en sus instalaciones de Derio, con la misión de “analizar la producción científica desarrollada por la entidad y diseñar las líneas estratégicas de trabajo para el futuro”.

A través del método de generar imágenes tridimensionales de las moléculas de la vida, en la que la muestra se estudia a temperaturas muy bajas, cada parte de la célula puede ser capturada a nivel atómico, lo que ha permitido por ejemplo que se hayan visualizado cientos de biomoléculas o proteínas que confieren resistencia a la quimioterapia y antibióticos.

El uso de la criomicroscopía electrónica multiplica también las posibilidades de desarrollar nuevas medicinas, como ocurrió con el caso del virus del Zika. Aunque desde principios del siglo pasado se sabía de la importancia de las biomoléculas, no fue hasta la década de 1950 que se pudieron ver sus estructuras, después de que científicos de la Universidad de Cambridge lo lograran al exponer cristales de proteínas a rayos X.

Tres décadas después, otra técnica, la resonancia magnética nuclear, permitió revelar además la forma de moverse e interactuar de las moléculas, pero ambos métodos tenían grandes limitaciones. De aquí que Henderson decidiera abandonar la cristalografía de rayos X por la única alternativa disponible en 1970, la microscopía electrónica; y así, a mitad de esa década, fue capaz de producir un modelo tridimensional de la estructura de la bacteriorodopsina, una proteína transmembrana de color púrpura. Era la mejor imagen nunca antes generada con el microscopio electrónico, pero Henderson tuvo que esperar 15 años más para, gracias a los avances técnicos y las mejoras de su modelo, poder mostrar una estructura a nivel atómico.

El logro de Joachim Frank fue conseguir generalizar las aplicaciones de esta nueva tecnología y desarrollar un método para procesar las imágenes en dos dimensiones y transformarlas en tridimensionales. Lo que hizo Dubochet fue añadir agua al microscopio electrónico permitiendo a las biomoléculas conservar su forma natural incluso en el vacío. - Efe/E. Press