Bilbao - Tras los responsables del Consejo Escolar de Euskadi y las ikastolas, hoy toma la palabra el presidente de la Asociación de Directores y Directoras de Institutos de Educación Secundaria de la red pública vasca (BIHE) para analizar la postura de los principales agentes del sector ante el proceso de reflexión abierto en Euskadi para alcanzar un pacto educativo.
¿Cómo se presenta el curso?
-Se presenta apasionante como los últimos años y yo no sé hasta qué punto es bueno o no. Se plantea apasionante porque la educación en sí es apasionante. Dicho esto, creo que necesitamos paz y equilibrio porque no son buenos tantos cambios legislativos, no sabemos muy bien qué va a pasar con la Lomce... Gestionar los continuos cambios no es fácil para nadie, pero lo es mucho menos para los equipos directivos que somos los que finalmente estamos a pie de aula y comunicamos esos cambios a la comunidad educativa. Creo que va a ser apasionante pero creo que sería necesario ordenar cuáles van a ser las prioridades.
Ha arrancado el proceso de debate para alcanzar un pacto educativo en Euskadi. ¿La escuela vasca necesita un pacto?
-Más allá de que un pacto siempre es un escenario deseable, lo importante es saber ¿un pacto para qué? Desde la enseñanza pública hemos hablado con las distintas administraciones durante muchísimos años, conocen nuestra postura sobre todas las cuestiones, conocen nuestras propuestas sobre trilingüismo, competencias, sobre desarrollo de nuevas tecnologías, sobre convivencia... Todo esto ya lo saben y lo tienen por escrito. Entonces la duda es ¿un pacto para qué?, ¿qué escenario están planteando tras el supuesto pacto?, ¿qué consecuencias va a tener para la pública ese nuevo escenario?
Según la consejera de Educación, el hipotético escenario ‘postpacto’ sería la aprobación de la futura Ley Vasca de Educación.
-No debemos olvidar que la escuela pública vasca tiene su propia ley de 1993. La pregunta es ¿algún Ejecutivo se ha planteado de verdad desarrollar esa ley? Yo creo que tímidamente, en el mejor de los casos.
¿En qué sentido?
-En estos tiempos en los que normalmente achacamos al otro los incumplimientos hay que decir que tenemos una ley en vigor desde hace 25 años pero que los distintos Gobiernos lo único que han hecho ha sido gestionar años escolares y creo que la pública necesita mucho más que eso, no necesita gestores. He escuchado y leído que no hay que poner demasiadas líneas rojas, pero las líneas rojas las han puesto quienes las han puesto. Y evidentemente hay sectores que desde su verdad dicen que hay que hablar del servicio público de la privada y de la financiación. Yo no estoy de acuerdo porque para la pública ese no es el debate nuclear sino la necesidad de un plan estratégico para la enseñanza pública, algo que no existe, y que hemos demandado por activa y por pasiva.
No a la ley como prioridad, sí a un plan estratégico para la enseñanza pública.
-La escuela pública vasca necesita tener una radiografía exacta de qué es lo que nos está pasando. Cuando se dice que hay que financiar porque damos un servicio público, yo digo que hay que financiar a los centros públicos porque hay edificios que no están en condiciones, porque tenemos a alumnos y a alumnas en barracones, porque hay centros con más alumnos y menos profesores. Necesitamos saber qué es lo que tenemos para comenzar a hablar de pacto. Porque la enseñanza pública está como está porque la enseñanza privada-concertada está como está.
¿Y cómo está la concertada?
-La enseñanza concertada de alguna manera tiene su sitio, pero nuestro punto de partida es que la enseñanza privada-concertada, de serlo, tiene que ser subsidiaria de la pública.
Pues representa el 50% del sistema. El equilibrio de fuerzas en el debate del servicio público está muy parejo, lo cual no sé si favorece el encuentro.
-No lo sé y cuando llegue el momento lo veremos. En este momento no soy capaz de ver esta discusión, cómo se podría establecer ese debate. Por lo que sí abogo es por cuestionarnos el statu quo.
¿En la línea de?
-En 1992 hubo un pacto escolar y parece que todos estamos, mejor dicho, están razonablemente cómodos dentro de este pacto escolar. Lo que en algún momento quiero poner en cuestión es si eso tiene que ser una futura Ley Vasca de Educación. Porque si de lo que se trata es de hacer un apaño para que diversas aspiraciones tengan cabida en esa futura ley, creo que la enseñanza pública no lo va a ver. La enseñanza pública, más allá de ese posible -o no- pacto va a poner en la mesa una reflexión seria para romper ese statu quo. La pregunta es ¿qué tipo de sociedad queremos crear?
Bueno, por lo visto hay dos frentes muy definidos.
-Yo creo que a parte de todos los agentes que trabajamos directamente en educación, toda la sociedad debería responder a esa pregunta. Ahí es dónde vamos a ver qué tipo de educación queremos, si queremos una educación clasista o si por el contrario queremos una educación que también prime la excelencia pero que ayude a compensar las desigualdades. En este momento hay distintos informes que nos están alertando de cosas que están pasando (segregación, desigualdad). Y es por eso que más allá de lo que cada uno con sus razones pueda plantear sobre su lectura del servicio público y de más financiación, la enseñanza pública va a poner en cuestión todo. Es cierto que la Ley de la Escuela Pública Vasca ha hecho un recorrido, ahora parece que nos queremos situar en otro escenario.
Pero ya hay puntos de encuentro
-Es posible que haya caminos que podamos andar juntos, acuerdos tácitos sobre metodologías, innovación, el marco competencial... Pero luego hay visiones distintas. Y por incluir otro elemento, ¿qué va a ser de la Lomce?
Sabe que al ser una ley orgánica el Gobierno Vasco tiene las manos atadas.
-Ya, pero es un elemento más en el debate de la futura Ley Vasca de Educación y es hasta qué punto va a ser una ley subsidiaria de la Lomce. Y desde luego desde la pública entendemos que de eso nada de nada. Si todos estamos en contra de la Lomce por ser segregadora, privatizante, ¿cómo vamos a dar por buena una ley vasca que esté unida a la Lomce? Y en ese escenario te planteas, ¿la Ley Vasca de Educación es necesaria? Pues no lo sé pero el escenario no ayuda.
¿Y qué podría ayudar?
-Animamos a que el perfil vaya cambiando y vayamos defendiendo lo que realmente creemos todos a un a sabiendas de que va a haber situaciones incómodas, fundamentalmente para el Departamento de Educación. Pero si verdaderamente pensamos que lo que estamos haciendo está bien y hay indicadores externos que nos dicen que las cosas las estamos realizando razonablemente bien, tendríamos que ver un cambio de actitud. Porque para hacer seguidismo de lo que dicta Madrid no hacen falta estas alforjas y la enseñanza pública por ahí no va.
Le noto algo escéptico con la situación.
-Creo que hemos estado demasiado tiempo en silencio y creo que está llegando el momento, si no ha llegado ya, de que sectores amplios de este país que apuestan por la enseñanza pública hablemos, resituemos nuestro discurso y nos hagamos valer.
¿Y cómo se puede articular esa aspiración?
-Imagino que hablando mucho y retratándonos todos. Porque, cuando muchos agentes y muchos partidos hablan de la enseñanza, hablan de la enseñanza vasca; pocos, por no decir muy pocos hablan de la enseñanza pública vasca. Hay un discurso dominante acomodado, lo que decimos es ¿usted está a favor de la enseñanza pública vasca?, ¿qué futuro le ve usted a la enseñanza pública vasca?, ¿usted en sus planteamientos entiende que la escuela pública vasca tiene que ser aquel sector que aglutine a los más desfavorecidos?, ¿o de alguna manera quiere cambiar el marco y que la pública sea la subsidiaria de otro tipo de enseñanza que vamos a financiar entre todos los vascos y vascas?
Parece que ese es el quid de todo esto.
-Sí, claro. Y esa es la pregunta a la que deben responder los partidos y la sociedad más allá de los agentes educativos. Abogamos porque esa ley, si es que se da, incluso los acuerdos sean amplios y participativos. Lo que queremos es que ese debate se abra a la sociedad.
Para eso está el Parlamento, ¿no?
-Siendo el sitio adecuado para tomar las decisiones pertinentes, porque así lo hemos decidido los ciudadanos y ciudadanas de este país, el Parlamento no es el único sitio donde establecer este debate. Tiene que llegar a los centros, a las comunidades educativas, a los pueblos...
¿Propone una consulta directa?
-Sería la mejor vacuna para que al menos durante unos años tengamos estabilidad. Creo que es lo más saludable, aun a sabiendas de que el proceso se puede alargar. Pero mejor alargarlo al comienzo, llegar a grandes acuerdos de país, y después dejar trabajar a los profesionales de la enseñanza para que gocen de un marco estable de referencia. ¿Está este país dispuesto a descentralizar la educación?
Una de sus reclamaciones es dotar de mayor autonomía de los centros educativos.
-Soy un firme defensor de la autonomía pero no de la desregularización. Hay centros públicos que por su situación, su clima social, etc. no ven este discurso de la autonomía, no porque no lo quieran, sino porque tienen tantísimos problemas que les consumen en el día a día. Lo que tiene que hacer una buena Administración educativa es tener bien localizados esos centros y disponer de recursos para que salgan a flote. Y si en algún momento también es necesaria una reorganización de un centro hay que tener la valentía, el arrojo y el liderazgo para llevar a cabo esa reconversión.
¿Y la Administración está por la labor de abrir la mano y dejar a los centros hacer?
-Siempre tiene que haber una avanzadilla de centros que, por lo que sea, pueden ir más allá. Entonces hay que facilitar que esos centros puedan elaborar sus proyectos. Pero nos encontramos con las desconfianzas del poder central sobre qué uso se va a hacer de esa autonomía. Y creo que es muy infantil el argumento de que de la autonomía a hacer lo que quieras no va a nada. ¿Os creéis que los directores y directoras no queremos que nuestros centros funcionen lo mejor posible? La Ley de la Escuela Pública Vasca ya contempla un artículo sobre la autonomía que nunca se ha desarrollado, esa es la verdad. Y ya conocemos el mantra, este país necesita una nueva ley. ¿En serio? No lo sé. Además en caso de que fuera necesaria creo que la visión que tienen otros agentes no concuerda con la nuestra en absoluto.
¿Y la visión de la escuela pública es?
-La nuestra pasa por una ley que no esté sometida a otra ley que está en cuestión y que no sabemos cuánto va a durar.
¿Ni a la Lomce ni a ninguna otra ley orgánica?
-Puede haber leyes orgánicas mejores y peores, leyes que se sitúen en conceptos más abiertos y que te den margen para hacer cosas. Pero si te cierran todos los currículums, si te dicen qué es lo que tienes que dar en primero, en segundo, si te quitan la Filosofía, si le quitan el sentido crítico de la educación para situarlo en parámetros que la OCDE y PISA nos vayan indicando entonces mal vamos porque evidentemente la escuela no tiene que hacer empleados solamente, sino personas íntegras.
Una ley no subordinada a la Lomce, ¿qué más debería tener la Ley vasca?
-En ese escenario virtual la pregunta es ¿qué tipo de sociedad quiere este país?. De lo contrario el debate será qué entendemos por servicio público, y como ya hemos acordado que todos somos servicio público, ahora tenemos la posibilidad de pedir más financiación... En fin, pues va a ser que no. Ese puede ser su debate, puede ser su necesidad, sus peticiones, pero no es lo que la enseñanza pública necesita ni quiere, sino aclarar con esta sociedad qué papel va a jugar la enseñanza pública en este país. Si los ciudadanos y ciudadanas de este país refrendan el Pacto Escolar de 1992, si estamos de acuerdo con mantener la distribución del sistema de 51% pública, 49% privada.
Ese es el trasfondo, pero no hay ningún grupo de trabajo dedicado a ello.
-Esas son las grandes preguntas, porque dependiendo de las respuestas así se va a estructurar el sistema educativo. Nadie sabe a ciencia cierta cuál es la radiografía del sistema público y es necesario saberlo porque mientras unos piden financiación yo también pido financiación para la pública, pido que las sustituciones se hagan desde el primer día, pido respeto para las direcciones. Abogamos por un debate en sociedad y a ser posible AMPA por AMPA.
¿Qué opina de las cinco huelgas convocadas por ELA, LAB y Steilas?
-Para comenzar con respeto. Las razones están encima de la mesa y hacemos un llamamiento a todas las partes a que se sienten si realmente hay necesidades, que las hay, y si hay ganas de negociar. Porque es cierto que la actividad diaria se verá trastocada más allá de si las reivindicaciones son lícitas o no. Y también recordaría que, en el supuesto de que eso tampoco se pudiera dar, se pueden dar situaciones unilaterales y el Departamento de Educación puede adoptar medidas, como ha hecho con la subida salarial del 1% a los funcionarios. ¿Por qué de manera unilateral no puede revertir el tema de las sustituciones, el tema de los repetidores no sea el 10% más? Respeto y diálogo.