Bilbao - Hasta ahora se daba por cierto que las personas migrantes se apoyan en otra gente de su mismo origen y a la desidentificación con el país de acogida para hacer frente a la discriminación que viven en su día a día. Un estudio realizado entre la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y la Universidad de Utrecht (Holanda) ha puesto de manifiesto que no se puede hablar de la universalidad de este modelo, es decir, que no todos los migrantes buscan en estas estrategias esa tabla de salvación o zona de confort ante el rechazo social que sufren en los países de acogida.
El grupo consolidado de investigación de Psicología de la UPV/EHU, con la investigadora Magdalena Bobowik a la cabeza, ha llegado a esta interesante conclusión que abre nuevas vías de investigación tras analizar el comportamiento de 1.250 inmigrantes voluntarios del País Vasco y 2.923 personas refugiadas en Holanda.
“En nuestra investigación, quisimos probar dos modelos teóricos sobre la actitud que pueden tomar estos grupos para afrontar o atenuar los efectos de la discriminación sobre su bienestar, porque las investigaciones previas no proporcionaban resultados muy consistentes”, afirmá Bobowik. Según explica, la discriminación étnica y racial puede acarrear consecuencias graves en el bienestar y la salud de las minorías étnicas que la sufren. Pero más allá de convertirse en víctimas pasivas y aceptar su bajo estatus, “estas minorías pueden recurrir a diferentes vías de hacer frente a las consecuencias negativas del rechazo social”, afirma Bobowik,
La investigación se centró en dos grupos sociales “poco o nada estudiados hasta la fecha”, dice Boobwik, las personas inmigrantes voluntarias y las personas refugiadas o inmigrantes forzados. Estos modelos fueron, por un lado, el modelo de rechazo-identificación, que postula que ante una situación de rechazo por la sociedad de acogida, las personas inmigrantes se identifican y buscan refugio en su propio grupo étnico. Y, por otro lado, el modelo de rechazo-desidentificación propone que ante una situación de rechazo, la reacción de estas personas es distanciarse del grupo mayoritario.
La investigación realizada por la UPV/EHU en colaboración con Observatorio de Inmigración Ikuspegi, al menos en el caso del colectivo migrante de Euskadi, pone en tela de juicio esta creencia soportada en abundante bibliografía. Según Boobwik, en estos temas “entran en juego muchos factores, como los recursos de afrontamiento con los que cuentan las personas, su estatus social, la cercanía cultural o lingüística con la sociedad de acogida, etc., y todo esto hace que los mecanismos de protección frente a la discriminación funcionen de diferente manera”.
Así, el tipo de migrantes que mayor distancia mostró con estos modelos fue el de las personas inmigrantes voluntarias, estudiadas en el País Vasco. Los grupos que analizaron aquí fueron bolivianos, colombianos, africanos subsaharianos, marroquíes y rumanos. En los resultados, el grupo de investigación pudo observar que “en ninguno de estos grupos se refuerza la identificación con su grupo étnico en las situaciones de rechazo”. Más más bien, asegura la psicóloga, “ocurre lo contrario”, se produce una desidentificación respecto de su grupo étnico de referencia”.
En este sentido explica que puede ser que las personas inmigrantes que viven en Euskadi, y los grupos que estudiados en particular, “encuentren menos dificultades socioculturales comparado con las personas refugiadas en Holanda”. Por otro lado, la desidentificación con el grupo nacional “sí que se percibió en todos los grupos estudiados, pero no se asociaba con mayor bienestar entre las personas colombianas y rumanas. Se puede considerar a estos dos grupos como algo más integrados, o minorías menos estigmatizadas, comparado con otras incluidas en el estudio, por lo que pueden optar por otras estrategias de manejo de la identidad y de afrontamiento”.
Nuevas líneas de investigación En cambio, en las personas refigiadas en Holanda, las investigadoras sí que confirmaron una mayor identificación con su grupo étnico, así como la desidentificación con el grupo nacional. “Estas personas llevan menos tiempo en el país de acogida, y vienen de culturas mucho más distantes a la holandesa, por lo que la única manera que tienen de proteger su bienestar de la discriminación es buscar refugio en su grupo étnico”, aclara Bobowik.
Por último, una de las ideas más importantes que se han visto reforzadas en el estudio es que “la identificación étnica y la identificación nacional mejoran el bienestar de las personas”. Y esto, dice, abre puertas para sucesivos estudios. “Se podría estudiar, por ejemplo, el efecto de las estrategias que fomentan el biculturalismo o multiculturalismo en la integración y bienestar de las personas inmigrantes”, comenta Boobowik que en esta ocasión ha tratado la identificación nacional y étnica como variables independientes. La idea podría ser que “trabajarlas de forma conjunta demostrara que la estrategia bicultural fuera la que más reforzara el bienestar”.
Conclusiones. Una investigación llevada a cabo en colaboración entre la Universidad del País Vasco y la Universidad de Utrecht ha estudiado las estrategias de protección del bienestar que utilizan las personas inmigrantes voluntarias y las refugiadas. Han visto que estos grupos no siempre recurren a las estrategias propuestas por otros autores como universales ante el sentimiento de rechazo: la identificación étnica (con el país de origen) y la desidentificación nacional (con el país de acogida).
Tabajo de campo. En el estudio de los inmigrantes voluntarios en el País Vasco realizado en colaboración con el Observatorio de Inmigración Ikuspegi participaron 1.250 personas procedentes de Bolivia, Colombia, Marruecos, África subsahariana y Rumanía, y en el de refugiados en Holanda, 2.923 personas de Irak, Irán, Afganistán y Somalia.