Donostia - Francia deja en vía muerta el proyecto de alta velocidad entre Hendaia y Baiona. Así se lo trasladó el director general de la SNCF, Guillaume Pepy, al presidente de la Mancomunidad de Iparralde, Jean-René Etchegaray, en una reunión que celebraron el 1 de agosto. En dicha cita, el responsable de la sociedad pública ferroviaria francesa se comprometió a destinar unos 20 millones de euros a mejorar la infraestructura del ferrocarril que une ambas localidades.

La modernización de este tramo de la línea arrancará el próximo año y se prevé que esté concluida para el 2020, según avanzó ayer la radio France Bleu. “A título personal diría que es una buena solución”, reconoció Etchegaray a la misma cadena. Según explicó, “estos trabajos evidencian que hay soluciones para renovar las vías actuales. Es una noticia excelente, significa que ganaremos en rapidez”.

El presidente de la Mancomunidad de Iparralde, en velada referencia al proyecto de la alta velocidad, reconoció que la renovación de la vía actual “puede significar que determinados proyectos que habíamos trabajado hace un tiempo no se harán”.

Con esta decisión, la SNCF guarda en el cajón una propuesta para unir Hendaia y Baiona mediante la alta velocidad, que había cosechado la oposición frontal de los colectivos ecologistas, al entender que además de no estar justificado, el nuevo trazado tenía afecciones medioambientales severas.

Pese a que la Unión Europea decidió en el año 2003 que la mejora del tramo Burdeos-Hendaia sería “prioritaria” para la conexión entre la Península Ibérica y el continente a través del Arco Atlántico, la línea entre la capital bordelesa y la muga ha sufrido diversos vaivenes.

Distintas velocidades En 2013, bajo la presidencia de François Hollande y con Jean-Marc Ayrault como primer ministro, siete líneas -entre las que se encontraban la que une a Burdeos y Hendaia- quedaron en suspenso como mínimo hasta 2030, pese al impulso de la administración presidida hasta 2011 por Nicolas Sarkozy. Aun así, y bajo la mirada de Bruselas, el impulso al eje atlántico no quedó descartado y el secretario de Estado para el Transporte, Frédéric Cuvillier, planteó ese mismo 2013 tener lista la red como muy tarde para el año 2032, una vez resuelta las conexiones de Burdeos con Dax y con Toulouse.

Pese a ello, la oposición ha sido una constante en esta década. El sucesor de Cuvillier, Alain Vidalies, mantuvo una línea continuista y en 2016 declaró de utilidad pública los tramos a Dax -imprescindibles para seguir después hasta Hendaia- y Toulouse, pero el tribunal administrativo de Burdeos situó esta declaración en el alero.

En una decisión que se conoció este mes de junio, el tribunal estimó el recurso de los colectivos críticos con el GPSO (Gran Proyecto del Sur-Oeste), al anular la declaración de utilidad pública de un tramo de 12 kilómetros que se debía construir al sur de la capital girondina para mejorar el acceso a la estación de Saint-Jean.

Aun así, la oposición de carácter medioambiental no ha sido la única. Sin ir más lejos, en su última reunión antes de que se constituyera la Mancomunidad que agrupa a todo Iparralde, la aglomeración que reunía a los electos de las localidades del sur de este territorio rechazó el proyecto.

Consideró que una mejora del trazado ferroviario hasta Burdeos, además de evitar daños medioambientales en 25 puntos que consideraron “sensibles”, serviría para un ahorro significativo de la inversión, ya que estimó que se podría reducir el coste de las obras de la alta velocidad en Iparralde hasta su sexta parte, unos 400 millones.

A su vez, y como ya había estimado la línea del Colectivo de Asociaciones en Defensa del Medioambiente (Cade, en sus siglas en francés), la asamblea de electos afirmó que los casi 7.000 millones de euros de inversión que requería la red para unir Baiona y Burdeos en apenas una hora, previo paso por Dax, podían reducirse a unos 1.200 millones si se optaba por modernizar las líneas existentes.

Impulso de la Y vasca Mientras, al otro lado del Bidasoa la Y vasca ha cogido impulso tras el acuerdo presupuestario entre el PP y el PNV, que enfoca su conclusión al año 2023. Pero en este escenario, aunque las obras del tercer hilo entre Donostia e Irun permitirán conectar la Y vasca con Iparralde directamente -algo imposible hasta ahora por la diferencia de ancho de la vía-, no será en alta velocidad. En una visita en marzo de la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, a Burdeos en el marco de la Eurorregión, anunció dos estudios, uno jurídico-técnico y otro de demanda para que, una vez estén operativos el tercer carril y la Y vasca, se puedan poner en servicio trenes “entre Baiona y Donostia, y entre Burdeos y Bilbao”. Dichos estudios tendrán que incluir ahora el nuevo proyecto para este eje tras la decisión de SCNF.