santander- “Sin periodismo no hay democracia; sin un periodismo de calidad es muy difícil crear una sociedad donde primen los derechos humanos”, indica la periodista Rosa María Calaf, al tiempo que denuncia la tendencia de los medios a “confundir” al espectador, a “hacerle creer que está informado, cuando lo que está es entretenido”, en vez de ofrecerle “excelencia” informativa. Militante activa en pro de los derechos de las mujeres deja claro que el feminismo defiende los derechos universales básicos. “Es algo que favorece a toda la sociedad, no solo a las mujeres, mientras que el machismo ataca y vulnera los derechos de las mujeres”, recalca.
Calaf ha sido la corresponsal con más larga trayectoria de TVE, con 25 años de carrera en el exterior. Ha informado sobre política y economía, conflictos y catástrofes, cultura y sociedad. Ha explicado con rigor los acontecimientos que han conformado la historia de las últimas cuatro décadas. Tras su despido en el ERE de TVE en 2009, mantiene intacta su defensa por el periodismo comprometido en las conferencias y cursos que imparte. De hecho, ha sido una de las participantes en la quinta edición del curso El papel de los profesionales de los medios de comunicación en respuesta humanitaria ante las situaciones de crisis, emergencias y desastres, en Santander, con el respaldo de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo y la compañía MSD.
Abrió la corresponsalía de Moscú para la Unión Soviética, reestructuró la de Buenos Aires para América del Sur; ha visitado 178 países haciéndonos llegar a nuestros hogares sus crónicas. ¿Cuando enciende la TV, no le entran ganas de llorar?
-Lo que no se puede modificar son los hechos tal y como pasan y eso es lo que está ocurriendo. Las distintas opciones políticas/económicas se apropian de los acontecimientos y esto es lo que no se puede/debe hacer, pero se hace. No digo que todos los medios sean iguales, pero la tónica general es que la televisión privada está totalmente dependiente del poder financiero, en manos de los Bancos; y los públicos, contaminados por el poder político. Esto provoca que la ciudadanía forme su opinión en base a errores o mentiras. Una sociedad desinformada corre el riesgo de tomar decisiones equivocadas.
¿Porque desconoce lo que pasa?
Está encaminada a creer cosas y hechos falsos. Así acaba decidiendo en contra de sus intereses, pero a favor de los de una pequeña elite. Por otro lado, la revolución digital está teniendo una nefastísima influencia en la ética de la comunicación.
¿Por qué?
-Las redes han instalado la prisa, la brevedad, la superficialidad frente al rigor. Ha logrado que se dé prioridad a la tecnología sobre el contenido, en lugar de ponerla al servicio de un contenido mejor; por lo tanto, el resultado informativo es de peor calidad.
Tras su salida de TVE, además de viajar, se dedica a la docencia y a la divulgación en colegios, universidades, asociaciones, etc. y colabora con diversas Instituciones y ONGs.
-Ya sabes mi teoría, mientras el cuerpo aguante (sonrisas). Asisto encantada cuando se me invita a contar mi experiencia profesional informando sobre los países en los que he trabajado; las crisis humanitarias y los conflictos que me ha tocado cubrir. En mis charlas siempre recalco que la función del periodista es informar y propiciar que la ciudadanía se haga preguntas y que, cuando se las haga, halle respuestas y se dé cuenta de la parte de responsabilidad que también tiene de todo lo que pasa en la sociedad, en el mundo en el que vive.
Le he oído decir a menudo que observa una ola en contra de los derechos de las mujeres. ¿Cómo atajar esto?
-Con educación, pero siempre volvemos a lo mismo, porque realmente no hay voluntad para modificar esta sociedad androcéntrica que hemos construido. Hay resistencia de determinados poderes que no quieren perder sus privilegios para lo que engañan y distorsionan el mensaje del feminismo planteándolo como un ataque a los hombres.
¿Quizás como si el feminismo fuera lo mismo que el machismo?
-Sí. Cuando machismo es atacar a las mujeres y feminismo es defender los derechos de las mujeres, que es muy diferente. Defender los derechos de las mujeres, no contra los hombres. Exigimos tener las mismas opciones para construir una sociedad juntos, no enfrentados; no hay razón para que una persona pueda estar por encima de otra por el hecho de nacer hombre.
Porque todavía hay que recordar que los derechos humanos son derechos también de las mujeres.
-Todas las personas somos y nacemos iguales, independientemente del lugar, de la etnia, del género; lo que pretendemos desde el feminismo es que los derechos de las mujeres se reconozcan y tengan las mismas opciones que los varones y que estos colaboren porque beneficia a toda la sociedad, no solo a las mujeres. En este momento estamos retrocediendo claramente en muchos casos.
¿En cuáles?
-En muchos ámbitos; en los países donde las mujeres están muy reprimidas y muy discriminadas se les quiere hacer ver que no hay nada que hacer, que tienen que resignarse porque eso es así; en los países donde hemos evolucionado mucho por mor de las sufragistas a finales del siglo XIX y principios del XX, se nos quiere convencer de que todo está hecho y eso es mentira. La de las mujeres es la revolución mas importante que se ha hecho sin sangre.
¿Cuando las víctimas dejan de considerarse víctimas han ganado?
-En la igualdad de género se promueve esto. Se desacredita a las feministas tratándolas de locas, con mensajes falsos. Cuando consiguen que las víctimas estén de su lado, trabajando en contra de sus propios intereses, han ganado.
Ha cubierto los conflictos y las crisis humanitarias más importantes del último siglo. ¿Ayudamos a la población y al mismo tiempo armamos a sus Ejércitos hasta los dientes? ¿La doble moral de las relaciones internacionales?
-Se dice que en estas relaciones no hay amigos, sino intereses. Hay una extraordinaria hipocresía y muchísimos silencios. Además, a la ciudadanía parece no importarle. El gran problema es que impera una enorme injusticia en la distribución de los recursos, la desigualdad. Esto crea un mundo tremendamente injusto, que no está en paz porque le falta cohesión. El mundo no irá a mejor mientras se siga actuando con esa hipocresía; la justicia es la palabra clave.
¿La sociedad sabe que para que una parte del planeta viva muy bien, la otra debe estar en la miseria?
-No. Nuestro bienestar viene del despilfarro y del desprecio por los derechos humanos hacia otros países, a los que esquilmamos sus recursos. Los migrantes no salen de sus países por gusto, sino huyendo del hambre, de la guerra. Por ello, debemos trabajar para que puedan quedarse en sus lugares de origen y trabajar en sus recursos, que estén al servicio de sus intereses, y no de las multinacionales.