Cada vez son más los ciudadanos de Gambia, Mali o Congo, entre otros países africanos, que huyen de la miseria, la injusticia y las guerras a través del “traicionero” Mar de Alborán, una “espada de Damocles” en la que, la semana pasada, terminó la travesía para 49 personas que buscaban una nueva vida.

“Estas criaturas salen con una espada de Damocles encima. Desde que embarcan es un riesgo inminente. En cualquier momento les puede sobrevenir la tragedia”, explica el jefe del centro coordinador de Salvamento Marítimo en Almería, Miguel Zea.

Relata cómo estas personas que carecen de “actitudes o aptitudes para poder afrontar el más mínimo contratiempo” suben a bordo de embarcaciones de 5 o 6 metros de eslora en “mal estado”, con “motores viejos” y, además, “sobrecargadas” por las mafias.

Para muchos “es la primera vez” en la mar y, también, el primer momento en que “se ven rodeados de cielo y de agua”, prosigue antes de subrayar la naturaleza “traicionera” del Mar de Alborán, un punto en el que confluyen Mediterráneo y Atlántico, donde solo 3 de los 52 ocupantes de una patera semihundida fueron rescatados el martes.

En medio de ese mar, a 50 millas de Almería y una distancia similar de la costa africana se encuentra la isla de Alborán, un islote de siete hectáreas y un faro rodeado por corrientes y aguas profundas en el que han zozobrado muchas embarcaciones.

“Navegar es un arte”, sostiene Zea, quien pone esto en contraste con el hecho de que los emigrantes solo sean “aleccionados” cuando salen de la costa africana. “Les dan un compás y una brújula al salir y les dicen que tienen que seguir un rumbo determinado” desde su punto de partida, en la costa que va de Alhucemas (Marruecos), hasta la frontera con Argelia.

Zea asegura que el de Almería es el centro de Salvamento Marítimo que “más personas rescata” y subraya que, aunque en el Estrecho las pateras son “muy numerosas”, son embarcaciones con “poca gente. Entre seis o siete personas, pero aquí hablamos de un mínimo de treinta”.

El centro coordinador de Salvamento Marítimo en Almería ha actuado en el rescate y traslado a puertos de las provincias de Almería y Granada hasta el 30 de junio de 2017 a 3.378 personas, cifra que supone un “incremento muy importante” ya que, durante el mismo periodo de 2016, fueron 1.700, y 4.495 en todo el año.

El aumento responde a “la presión de inmigración que se está aglutinando en el norte de África y a la facilidad de poder embarcar debido a las mafias que operan en la zona”, desarrolla el subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca, quien alaba el “importante trabajo” de Salvamento Marítimo, Guardia Civil y Policía Nacional.

sin soluciones Por su parte, Francisco Vicente, coordinador de Cruz Roja en Almería, achaca la mayor presión migratoria de países como Mali, Gambia o Congo a la situación del Cuerno de África, donde “cada vez hay más guerras, violencia, pobreza...”.

La entidad de la que forma parte es la que atiende a su llegada al país a los migrantes, a quienes presta asistencia humanitaria y sanitaria en el puerto, además de llevar a cabo posteriormente una intervención social con ellos para determinar su origen, saber si pueden solicitar el asilo o para detectar a posibles víctimas de trata. “Vienen porque están desesperados, porque están muriéndose de hambre, porque están matándolos. Es una injusticia que no somos capaces de atajar, un drama al que no se le ponen soluciones, ni en los países de origen ni en la llegada”.