ALMERÍA. Según ha informado hoy la Guardia Civil, la investigación comenzó cuando el padre de un menor denunció en el cuartel de El Ejido (Almería) que un adulto estaba teniendo conversaciones de "claro contenido sexual" con su hijo a través de una aplicación de mensajería instantánea.

Dicha persona solicitaba al hijo del denunciante imágenes de sus partes íntimas a la vez que le preguntaba acerca de su sexualidad o la de alguno de sus amigos.

Los agentes identificaron a A.J.G.C., vecino de San Fernando (Cádiz), y lograron determinar que conocía al menor con el que conversaba porque ambos habían estado un año antes en un campamento de verano en la provincia de Málaga, en el que el ahora detenido había trabajado como monitor.

El detenido, además de monitor durante el pasado año, había desempeñado desde 2013 las funciones de auxiliar de enfermería en diversos campamentos de verano.

Durante ese tiempo, el joven tuvo contacto con cerca de 2.000 menores, aunque la Guardia Civil logró reducir a un centenar los que podrían haber tenido relación vía telefónica con esta persona, ya que dependían directamente de él.

En su vivienda de San Fernando, fueron intervenidos tres ordenadores y un disco duro portátil en los que había hasta 5.000 archivos digitales de contenido sexual, de los que unos mil eran de contenido pornográfico con menores.

La Guardia Civil se entrevistó con un centenar de menores, que viven en diferentes puntos de España, y, una vez analizada toda la información, confirmó que el detenido había mantenido conversaciones a través de una aplicación de mensajería instantánea con un total de 16 menores de edad y obtuvo imágenes de 13 de ellos.

El ahora detenido trabajó desde 2013 a 2015 como auxiliar de enfermería en campamentos de verano y en 2016 de responsable de dormitorio, lo que le daba "una posición garante con respecto a los menores" que aprovechaba para entablar amistad con ellos para ganarse su confianza y pedirles sus números de teléfono o cuentas en redes sociales, con el fin de mantener el contacto tras el campamento.

En un principio mantenía conversaciones con los menores aparentemente normales y poco a poco las encaminaba al ámbito sexual y, para evitar ser descubierto, les pedía que no comentaran con nadie lo que entre ellos hablaban, así como que una vez que terminasen de hablar borraran el chat.