El hijo de Iván de Obesso, como otro montón de pequeños navarros contagiados por la misma fiebre, es un loco de los gigantes. En su casa acumula entre 70 y 80 figuras, incluidas por supuesto las de Iruñea y las de su pueblo, Zizur Mayor. “Las colecciona todas, no se le escapa ni una”. También tiene los libros... “y vi que habría que hacer algo más, crear algo diferente. Y me puse manos a la obra con el videojuego”, confiesa Iván, de Yunity360, empresa dedicada a la integración y creación de realidad virtual.

Iván se ha dedicado a la inteligencia artificial y los escenarios. Con la ayuda de Daniel Lenzano, modelador 3D que da forma a los personajes desde cero, y de Sergio Machín, encargado de los eventos (el movimiento de una roca, el de una guillotina al caer, etc.), ha pergeñado una especie de Mario Bros foral, el primero con contenidos basados en los gigantes de la Comparsa. Un juego de plataformas en el que en vez de un fontanero con bigote es el rey europeo (también con bigote) el que tiene que sortear trampas, conseguir monedas, saltar muros o esquivar a zaldiko. Ibai, el pequeño de Iván, es el cuarto componente del equipo y con sus cinco años hace de crítico. Por ejemplo, él decidió que el zaldiko en ningún caso podía pegar al gigante porque eso no tenía sentido.

De momento, la app de la demo con el primer nivel, El castillo del rey, ya se puede descargar de forma gratuita para Android en GooglePlay. El juego está dirigido a usuarios a partir de cinco años, y como su protagonista, se llama Josemiguelerico. La intención es “que la gente pruebe la demo y que nos dé su opinión para trasladar esas mejoras al juego”, que saldrá completo y con todos sus niveles en diciembre, esta vez para ordenador.

No es la única invención basada en los gigantes de Iruñea. La empresa de Iván ha creado además un juego de realidad virtual en 3D en la que ofrece la experiencia virtual de bailar en el cuerpo del gigante (de nuevo Josemiguelerico) en la plaza del Ayuntamiento, junto al resto de la Comparsa y con la perspectiva que tendría el rey europeo, esto es, a nada menos que cinco metros de altura. Una experiencia en 360 grados para la que son necesarias las gafas 3D y un equipo potente que pueda mover el juego, por lo que está pensado para eventos.

realidad virtual y fobias El componente lúdico de esta tecnología está más que claro, pero la realidad virtual tiene otras muchas aplicaciones. Iván, asesorado por una psicóloga que le marca las pautas a seguir, desarrolla entornos virtuales para el tratamiento de fobias y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).

Por ejemplo, en el caso de la claustrofobia ha desarrollado un mundo ficticio que sitúa al paciente en un espacio diáfano y agradable, con mariposas sobrevolando la escena y un relajante sonido de agua de fondo. Pero el lugar incorpora además pequeños habitáculos de distinto tamaño y cerrados, una experiencia inmersiva y de lo más real a partir de la que tratar la fobia del paciente. “También estamos trabajando con niños con déficit de atención, y lo que conseguimos es ayudarles a centrarse”, explica Iván, que busca financiación para desarrollar estos proyectos. En este caso, la dinámica de uno de los juegos presenta al chaval una serie de colores que tiene que memorizar mientras se enfrenta a otras distracciones, como un gnomo o un muñeco medieval que baila alrededor.