MADRID. En un comunicado, la organización alerta de que los defraudadores han encontrado en la plataforma de alquiler de viviendas turísticas un "nuevo filón para sus fechorías" por lo que ha denunciado a la empresa Airbnb Marketing Services, cuya sede se encuentra en Barcelona, ante la Agencia de Consumo y la Agencia Catalana de Vivienda.
En su denuncia, recuerda que la Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos especifica que "el contrato no se podrá ceder por el arrendatario sin el consentimiento del arrendador" y que "la vivienda arrendada solo se podrá subarrendar de forma parcial y previo consentimiento escrito del arrendador".
La asociación señala que los tres casos conocidos Barcelona se habían arrendado los inmuebles a un inquilino, cuyas intenciones reales no eran las que confesaba, ni tampoco de los turistas que buscaban alojamiento a través de la plataforma web de viviendas turísticas.
Facua ha comprobado que para abrir un perfil falso en la plataforma Airbnb y subir un anuncio de una vivienda cualquiera no hace falta más que una conexión a Internet.
"Airbnb no comprueba ni la identidad de la persona tras el perfil ni, por supuesto, si la vivienda que ofrece el 'anfitrión', según la terminología de la propia web, es de su propiedad o si existe un consentimiento por parte de los propietarios para que la ofrezca o, ni siquiera, si la vivienda se ajusta a las características reflejadas en el anuncio", asegura Facua en su nota.
Facua considera "inadmisible" que la plataforma no realice una mínima comprobación de la identidad de las personas que se abren un perfil en Airbnb y ni tampoco verifique que los 'anfitriones' dispongan de legitimidad para alquilar a terceros las viviendas que se anuncian en la web. Por esta razón, ha solicitado la apertura de sendos expedientes sancionadores a la empresa por parte de las autoridades de Consumo y de la Agencia Catalana de la Vivienda.
MISMO 'MODUS OPERANDI'
En los tres casos de Barcelona, el 'modus operando' ha sido el mismo, un hombre de origen ruso-chileno que decía ser un asesor financiero que llegaba a la ciudad para pasar unos meses, alquilaba las viviendas directamente con sus propietarios y, acto seguido, subía a Airbnb un anuncio ofreciéndolo a turistas de paso por la Ciudad Condal.
La primera denuncia la realizó la propietaria de un piso en La Barceloneta, según avanzó 'La Vanguardia'. La mujer descubrió que su vivienda se ofrecía en Internet a turistas que pagaban entre 200 y 230 euros por noche, sin que ella tuviera conocimiento. Y cuando acudió a la plataforma Airbnb ésta le ofrecía mediar con el 'anfitrión'.
Finalmente, la mujer pudo alquilar su propia vivienda a través de dicha web y, una vez dentro, cambiar la cerradura.
La persona que estaba alquilando la vivienda, ni siquiera era la misma que se la alquiló a su propietaria, por lo que los investigadores intuyen que se trata de una red que se dedica a realquilar las viviendas.