Lund - La incertidumbre sobre el futuro de ESS-Bilbao, el consorcio científico creado por el Gobierno Vasco y el Gobierno español, ha traspasado fronteras y ha llegado a la Fuente Europea de Neutrones por Espalación que se está construyendo en la ciudad sueca de Lund. El director general de ESS-Lund, Jhon Womersley, urgió ayer a España a que ratifique su entrada como miembro de la fuente de neutrones y haga frente a sus compromisos. “Estaría mucho más contento si España firmase el ERIC [European Research Infraestructure Consortium] para ser socio miembro porque ha trabajado mucho para el proyecto, pero falta la firma oficial”, afirmó Womersley, quien no ocultaba su preocupación ya que el centro vasco es el encargado de construir piezas vitales del corazón de la instalación que promete revolucionar la ciencia del siglo XXI.

En este sentido, Womersley declaró que “si no firma en el corto plazo tendríamos problemas nosotros porque ESS-Bilbao está trabajando en partes esenciales de la fuente de neutrones, pero a largo plazo sería un problema para la comunidad científica e industria españolas porque no podrían beneficiarse del uso de las instalaciones”. El Centro de Tecnologías Neutrónicas (ESS-Bilbao) ha posibilitado que Euskadi meta la cabeza en la gran industria de la ciencia europea, una liga reservada solo a los países miembros de la Unión Europea porque los acuerdos son bilaterales entre Estados y las inversiones que conlleva el desarrollo de infraestructuras como la Fuente Europea de Neutrones por Espalación de Suecia (1.483 millones de euros) son elevadas.

La viabilidad de ESS-Bilbao, por tanto, resulta capital para los intereses del Gobierno Vasco puesto que supone el único escaparate para el sector científico-tecnológico vasco, cuyo peso palidece ante el de países con mayor tradición en el escenario científico. A día de hoy esa viabilidad depende de que España decida participar como socio fundador del European Research Infraestructure Consortium-European Spallation Source, (ERIC-ESS), el consorcio europeo creado a mediados de 2015 para gestionar y financiar la fuente de neutrones.

Que España entre como socio fundador del ERIC es la única garantía de que Suecia encargue a ESS-Bilbao los paquetes de trabajo comprometidos para la construcción de partes esenciales de la fuente de neutrones valorados en 90 millones de euros hasta 2025. Esos 90 millones de euros equivalen al 5% del coste total del centro de Lund, que es la aportación de Euskadi y España a este superacelerador de protones. La finalidad de esta inversión es desarrollar la industria de la ciencia vasca y la investigación de vanguardia en neutrónica.

Apuesta clara La apuesta del Gobierno Vasco por el proyecto ESS-Bilbao ha sido nítida desde que en 2005 Euskadi se lanzase a la carrera por ser la sede de la Fuente Europea de Neutrones por Espalación; una pugna que finalmente cayó del lado de la ciudad sueca de Lund. A principios de año se encendieron las alarmas dentro de ESS-Bilbao porque los Presupuestos del Estado no recogen financiación alguna y las Cuentas de la CAV de 2017 solo destinan al proyecto la cantidad simbólica de 2 euros. Esta ínfima dotación obedece a varias razones de peso. La principal es la dilación de España para constituirse en socio fundador del ERIC, paso fundamental para la supervivencia del Centro de Tecnologías Neutrónicas y para que Euskadi continúe en los centros de decisión que manejan los hilos de la industria de la ciencia del continente.

La tensión de la contraparte vasca del consorcio ESS-Bilbao ha trascendido el ámbito de los despachos al Parlamento Vasco. En lo que va de año la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, y la de Educación, Cristina Uriarte, han solicitado en dos ocasiones a España que suscriba el acuerdo con el ERIC.

Madrid sigue deshojando la margarita. Y el plazo para ratificar el ERIC expira en abril de 2018. La incertidumbre es máxima. No en vano, en junio de 2015 el consejo rector de ESS-Bilbao, participado por Euskadi y España, acordó que la Administración General del Estado debía suscribir el ERIC antes del 25 de agosto de ese año. No lo hizo entonces. Y tampoco lo ha hecho en las dos prorrogas concedidas por el consorcio europeo para su adhesión (febrero y marzo de 2017). Distintas fuentes consultadas por este periódico creen que esta actitud podría reflejar la falta de compromiso con ESS-Bilbao por parte del Gobierno español en favor de otros proyectos made in Spain financiados con fondos europeos, como el European Solar Telescope que se levantará en La Palma o el acelerador de partículas IFMIF-Dones de Granada.

La otra razón por la que el Ejecutivo de Gasteiz ha realizado una aportación económica de 2 euros se debe al “incumplimiento” por parte de la nueva dirección de ESS-Bilbao con los objetivos básicos fijados sobre la relación que debía tener el Centro de Tecnologías Neutrónicas con los investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y con las empresas vascas punteras en el sector. Durante la intervención de abril en la Cámara Vasca, la consejera Uriarte -presidenta de turno de ESS-Bilbao- manifestó que no se ha producido un incremento en la investigación básica en el ámbito de la neutrónica en Euskadi como consecuencia de la inversión de 50 millones realizada más allá del contexto del centro que dirigen José Luis Martínez Peña y Pedro José González Gutiérrez. En este sentido, Uriarte explicó que la relación con los investigadores de la UPV/EHU “es muy reducida, por no decir nula”.

Actividad relacionada Dicho llanamente, los grupos de neutrónica referentes de la universidad vasca no trabajan con el Centro de Tecnologías Neutrónicas que, además, no ha logrado acreditar las condiciones básicas para ser un agente de la Red Vasca de Ciencia y Tecnología, lo cual no deja de sorprender. Tras una auditoría externa, el Gobierno Vasco tampoco ha observado un incremento significativo de la actividad o producción industrial relacionada con la neutrónica en empresas vascas vinculadas a los paquetes de trabajo encargados por la fuente europea de neutrones.

Hace algunos meses, ESS-Bilbao anunciaba la ejecución con éxito de la primera gran entrega de material a Suecia. Se trataba de 200 bloques de hormigón para el blindaje del sistema de frenado de los protones que se desechan durante los procesos de ajuste del acelerador de partículas. Los bloques se han realizado en las instalaciones de una empresa de Zaragoza. Esto no quiere decir que las empresas vascas no tengan un alto porcentaje de licitaciones o adjudicaciones, pero los contratos con mayor componente tecnológico se han escapado a empresas españolas.

A juicio de la consejera Uriarte, esta realidad no se debe a que no haya nivel tecnológico en el país sino a una gestión mejorable. Así las cosas, la foto actual es que ESS-Bilbao ha aportado un valor tecnológico “relativo” a Euskadi tanto en I+D como en su colaboración con la UPV/EHU, objetivos fundacionales del consorcio con España. A día de hoy el centro de neutrónica funciona gracias al dinero en caja y a un crédito de compromiso de 18 millones de euros autorizado por el Gobierno español, pero el dinero sigue sin llegar.

Que España entre como socio fundador del ERIC [consorcio europeo que gestiona y financia la fuente de neutrones] es la única garantía de que Suecia encargue a ESS-Bilbao los trabajos comprometidos para la construcción de partes esenciales de la fuente de neutrones.

2018

El plazo para ratificar el ERIC expira en abril de 2018. Tras la oportunidad de suscribirlo en 2015, hubo otras dos ocasiones (febrero y marzo de este año) en las que tampoco se adhirió al consorcio.

La actitud del Gobierno español podría reflejar la falta de compromiso con ESS-Bilbao en favor de otros proyectos como el European Solar Telescope (La Palma) o el acelerador de partículas IFMIF-Dones (Granada).