Sin ápice de pretenciosidad podemos admirar hoy a los sabios investigadores/as -doce científicos, un economista y una compositora musical- galardonados la semana pasada con los IX Premios Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA casi como héroes, metafóricamente medio dioses medio humanos, batallando entre el inherente querer saber más del Homo sapiens y la sabiduría ya alcanzada del futuro Homo deus; pero también nos podemos imaginar a cualquiera de ellos hace unas décadas tratando de explicar sus nuevos descubrimientos ante ojos probablemente incrédulos y mentes con frecuencia incapaces de entender sus nuevas propuestas. Su respuesta ayer y hoy, seguir transitando “por el camino racional en el que radica la ciencia y continuar trabajando en la ampliación del conocimiento para avanzar la frontera hasta metas que abren nuevos horizontes” como reconocía el presidente de la Fundación BBVA, Francisco González en su salutación a los galardonados.

Frente a los países que reducen la aportación a la investigación básica, los premios BBVA Fronteras del Conocimiento, creados en 2008, “tratan de resaltar el valor de la ciencia como bien cultural de primer orden para nuestra sociedad”, añadía el director de la Fundación, Rafael Pardo, y pueden considerarse un reconocimiento a los científicos que más y mejor han contribuido a ampliar el saber, al tiempo que un espaldarazo para que continúen transformando la visión del mundo en todas sus facetas. Dotados con 3,2 millones de euros, se reparten en ocho categorías.

Creadores del ‘corta y pega’ genético

La tecnología CRISPR/Cas9 permite modificar el genoma de forma mucho más precisa y eficiente que los métodos ya existentes. Nacida de la más pura ciencia básica, su uso se extiende por laboratorios de todo el mundo con tal rapidez que ya ha dado pie a nuevos tratamientos contra el cáncer actualmente en ensayo. El pasado marzo se publicaron los resultados del primer uso experimental del corta y pega genético en embriones humanos viables, por parte de investigadores chinos. El trabajo corrobora las enormes posibilidades que abre la aplicación de la técnica en humanos, pero también desvela problemas potenciales derivados de los posibles efectos de CRISPR sobre regiones del genoma que no son aquellas sobre las que se desea actuar. “Hay una línea roja que no debemos cruzar: este sistema debe usarse solo como herramienta terapéutica, no para mejorar al ser humano”, señala Charpentier, al tiempo que Doudna pronostica que los primeros avances tangibles podrían producirse en el campo de la oftalmología, en el tratamiento de las enfermedades de la sangre como la anemia de células falciformes y en tratamiento de la fibrosis quística.

El cerebro, la máquina que mejor aprende

Aunque para el galardonado Geoffrey Hinton “la máquina que mejor aprende es el cerebro humano”, sus investigaciones sobre computación neuronal y percepción adaptativa así como sobre el desarrollo de sistemas de aplicación en el aprendizaje profundo, ponen al alcance de la mano humana el desarrollo de la inteligencia artificial. Hinton se ha inspirado en el aprendizaje humano para desarrollar programas que permiten a las máquinas aprender por sí mismas. El área impulsada por este científico canadiense se denomina deep learning y es “uno de los desarrollos más emocionantes de la inteligencia artificial”. El reciente y repentino auge de las aplicaciones de reconocimiento de voz e imagen, de los asistentes virtuales o de los vehículos sin conductor, se debe a esa nueva rama de la inteligencia artificial.

La estadística, la ‘actriz secundaria’ de la ciencia

Las matemáticas, miradas tradicionalmente sin término medio entre la admiración y el repudio, han sido sin embargo la base para que estos dos matemáticos consigan que la estadística aplicada sea una herramienta imprescindible y útil especialmente en la investigación y en la práctica médica. Las técnicas estadísticas de Cox y Efron son imprescindibles en una ciencia basada cada vez más en el análisis de grandes cantidades de datos.

El método Cox informa, por ejemplo, sobre el riesgo de muerte de pacientes en tratamiento, el abandono escolar en una determinada población, la bancarrota en las empresas. Se usa en medicina, sociología, en la industria... incluso para estimar el riesgo de terremotos. Con el bootstrap de Efron se determina el margen de error de una medida.

Predecir el impacto humano en el planeta

Las contribuciones de estos dos climatólogos ayudan a predecir el impacto humano sobre los ecosistemas e informan de las actuales políticas de conservación. Scheffer demostró que ecosistemas como la Amazonia o el Ártico pueden sufrir cambios potencialmente irreversibles debido a la acción humana con efectos muy graves para el planeta. Su primera aportación fue comprobar que efectivamente se dan estas fuertes transiciones en los ecosistemas, denominados tippings points (puntos de inflexión). Likens es el descubridor del impacto global de la lluvia ácida y el impacto que tiene en el ecosistema. “Si no se consigue reducir de forma drástica las emisiones de gases invernadero es probable que el calentamiento global tenga un impacto de gran alcance en nuestro planeta en los próximos siglos”, subrayaron.

Claves del bienestar y crecimiento de los países

De ascendencia armenia y ciudadano norteamericano, el acta del premio destaca las dos áreas de su trabajo que más le enorgullecen; las instituciones y la tecnología. Acemoglu encontró que los análisis tradicionales de la economía del desarrollo se olvidaban de preguntas fundamentales: cómo se organiza una sociedad, por qué toma las decisiones que toma y, especialmente, por qué adopta las políticas que adopta. Contestándolas, trata de conocer las causas de la pobreza. Su trabajo ha abierto todo un campo en el que los investigadores pueden medir y cuantificar el efecto del modelo institucional en el desarrollo de una sociedad a distintas escalas. La economía del crecimiento explora por qué unos países son más ricos que otros. En uno de sus primeros trabajos demostró que el seguro de desempleo, como herramienta que permite a los trabajadores ser más exigentes a la hora de aceptar un trabajo, puede llegar a provocar -en contra de lo que sostenían las tesis tradicionales- un aumento en el nivel de producción y mejoras en la productividad y en la riqueza.

La lucha para reducir drásticamente la malaria

El trabajo de Alonso ha posibilitado una reducción de hasta el 60% en la mortalidad de la malaria. Su primer gran logro, publicado en The Lancet en 1991, fue demostrar que las mosquiteras impregnadas con insecticida protegen contra la malaria, algo sobre lo que no había evidencias claras y que incluso se había vuelto controvertido. El equipo de Alonso zanjó la polémica mediante un ensayo en Gambia cuyos resultados positivos fueron corroborados por otros grupos. La investigación de Myler se considera imprescindible para el desarrollo de cualquier futuro fármaco o vacuna contra las enfermedades parasitarias. Ya hay varios medicamentos en ensayo producto de sus aportaciones, pero él advierte de que ninguno de ellos será la solución definitiva: “El problema es que los parásitos están continuamente volviéndose resistentes”. Los investigadores biomédicos resaltan que la ciencia es una herramienta clave para comprender los procesos biológicos, desarrollar y evaluar herramientas médicas y, finalmente, desplegarlas “para que tengan impacto y transformen las vidas de los millones de personas que habitan las partes económicamente menos desarrolladas del planeta”.

La música como poder transformador

El uso creativo del silencio y sus alrededores es uno de los rasgos principales del estilo de Gubaidulina, junto al tratamiento del ritmo como elemento estructural, la proporción áurea y la serie de Fibonacci, la economía de los medios y las dualidades de valor simbólico. El premio reconoce la cualidad espiritual y la dimensión transformadora de la música de la artista. El catálogo de Gubaidulina abarca la práctica totalidad de los géneros musicales, con una notable excepción: la ópera, “que me mantendría a ras de tierra, porque tiene demasiadas cosas”. El género sinfónico “me permite subir al cielo”, dice.

Pioneros en predecir el calentamiento global

Los climatólogos crearon los primeros modelos computacionales de simulación del clima, y ya en los años setenta, Manabe desarrolló su modelo y predijo que si la concentración de CO2 se duplicaba, la temperatura global subiría dos grados. Hansen elaboró el modelo de la atmósfera terrestre del GISS, un modelo de predicción del tiempo para crear simulaciones climáticas. Sus hallazgos científicos han contribuido a forjar la conciencia política y social sobre el calentamiento global. “Si no se consigue reducir drásticamente las emisiones de gases invernadero es probable que el calentamiento global tenga un impacto de gran alcance en el ecosistema de nuestro planeta en los próximos siglos”, subrayó.