BILBAO - El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo, es el denominado efecto mariposa relativo a pequeñas acciones que pueden desencadenar grandes cambios. El Consejo Escolar de Euskadi (CEE) se ha planteado transformar aquello que a día de hoy no funciona en la enseñanza. Y quiere hacerlo ya, en el plazo de tres meses. Se trata de un reto que ha sido etiquetado como “ambicioso” por el medio centenar de personas que ya conocen el proyecto Mejorar la Educación: Saber, dialogar y aportar que el CEE ha compartido con este diario. En opinión de la presidenta del Consejo, Nélida Zaitegi, su puesta en marcha es más necesaria que nunca porque en educación “se ha perdido el norte” y el ejercicio de la docencia se ha convertido en un “sinsentido obligatorio” con leyes gestadas e impuestas a espaldas de la comunidad escolar, con un profesorado pidiendo a gritos la voz y el reconocimiento social perdidos o un modelo educativo más cercano al siglo XIX que al XXI.

Saber, dialogar y aportar es una experiencia de innovación social pionera en todo el Estado que el Consejo Escolar va a experimentar en tres municipios: Santurtzi, Urnieta y, en la cuadrilla de Rioja Alavesa, por los ayuntamientos de Laguardia, Oion y Labastida. La matriz del proyecto es sencilla: preguntar a los actores (profesorado, alumnado, familias y agentes del municipio) sobre los problemas que observan en su ámbito, proponer medidas de mejora con compromiso de logro, socializar las conclusiones en el municipio para hacer comunidad y compartir ese conocimiento.

Debido a la simplicidad y lógica del planteamiento resulta sorprendente que nunca se haya realizado. Quizá sea porque lo que propone realmente es cambiar el paradigma del sistema clásico del sistema donde en la cúspide de la pirámide se sitúan la consejera de Educación junto a la Administración y en la base las direcciones de los centros, el profesorado y el alumnado. No deja de resultar paradójico que en la era de la educación personalizada, donde se dice que el alumnado está en el centro del sistema, la realidad es que los estudiantes son los últimos de la fila. El proyecto también sondeará al alumnado de 5º y 6º de Primaria y de todo Secundaria, FP incluida.

El objetivo de este experimento de innovación social que echará a andar en setiembre es revertir el orden de esa pirámide, generar propuestas de mejora creativas desde la óptica de los protagonistas, sobre todo partiendo del conocimiento del profesorado, compartir buenas prácticas e influir en las políticas educativas. En palabras de Zaitegi, “pasar de la protesta a la propuesta”.

Tras el piloto, el CEE creará un protocolo de participación ciudadana para mejorar la educación que facilitará a Eudel tomando como base la propia experiencia, para que cualquier municipio vasco que lo desee ande su propio camino de transformación. Y a finales de enero o febrero de 2018 la síntesis del proceso (materiales creados, metodología validada, herramientas, evaluación...) llegará al Parlamento Vasco.

Autoestima del profesorado Evidentemente el desarrollo de este piloto es más complejo. Pero en esencia, dice Zaitegi, el proyecto tiene una doble dimensión: social y escolar. Por un lado se persigue “generar un debate social riguroso sobre la educación, posibilitar que la ciudadanía cree una opinión informada sobre la situación actual de la educación y las propuestas para mejorarla con la implicación de toda la comunidad educativa”. Además el proyecto busca levantar la autoestima del profesorado, un colectivo frecuentemente juzgado que vive en horas bajas, desorientado y cuya profesionalidad y experiencia, en ocasiones, son infravaloradas.

En este sentido, la presidenta del Consejo Escolar de Euskadi señala que el piloto quiere “crear y compartir conocimiento entre profesionales de la educación, poniendo en valor al profesorado: sus conocimientos, su profesionalidad y su compromiso docente”. Y es que los temas creados por el profesorado “serán la base para los debates del alumnado y de las familias, que darán lugar a aportaciones fundamentadas sobre la educación que necesitamos y el compromiso colectivo para lograrla”. En cierta forma, explica Zaitegi, el proyecto “supone que el profesorado recupere la palabra” que los últimos años se ha visto silenciada por la Administración, la sociedad, los medios de comunicación o parte de las familias.

Esta semana Zaitegi ha presentado la propuesta del plan a las direcciones de los centros de Urnieta, Santurtzi y Rioja Alavesa. Pese a ser malas fechas -los colegios están en la txanpa final de curso- la acogida de las direcciones en sus respectivos ayuntamientos ha sido calurosa. Este diario fue testigo el miércoles de la presentación en el Ayuntamiento de Santurtzi a la que acudieron las direcciones y direcciones pedagógicas de casi una veintena de centros públicos y concertados de la localidad, así como de Formación Profesional y un representante del Centro de Educación Permanente de Adultos (EPA). También estuvieron presentes en la reunión la alcaldesa de la localidad marinera, Aintzane Urkijo, y el concejal de Euskera, Cultura y Participación Ciudadana, Danel Bringas. Conscientes de que las competencias de los municipios en materia educativa son “bastante limitadas”, la alcaldesa santurtziarra no ha querido perder la oportunidad de participar en “un proyecto muy interesante en el que se fomenta la reflexión y el debate con hacer pueblo también desde la educación”. Según Urkijo, la educación es “muy importante para nosotros y lo trabajamos a través de drogodependencias, la Policía Municipal, el área de Cultura, recuperación de memoria histórica y del pueblo”. Y ahora, dice, esperan formar parte de un “proyecto ambicioso en el que queremos poner nuestro granito de arena”.

Objetivo. El proyecto Mejorar la Educación: Saber, Dialogar y Aportar que ha puesto en marcha el Consejo Escolar de Euskadi (CEE) de forma experimental servirá para elaborar un protocolo de participación ciudadana que a través de Eudel podrá llegar a cualquier municipio de Euskadi. La finalidad de esta experiencia de innovación social es generar una reflexión rigurosa sobre la realidad educativa vasca y que los propios protagonistas (profesorado, familias y alumnado) aporten soluciones creativas a los problemas que detecten en sus ámbitos. La síntesis del proceso que se desarrollará este otoño en las comunidades escolares de Urnieta, Santurtzi y Rioja Alavesa será presentada a principios de año en el Parlamento Vasco.

Empoderar. El CEE ya ha fijado tanto el calendario como la metodología y el programa y facilitará todo el material necesario para impulsar un proceso que necesitará de la colaboración de todos los actores. Entre otros objetivos, se pretende empoderar al profesorado para que recupere la voz perdida y que el alumnado de 5º y 6º de Primaria, Secundaria y FP también exponga sus opiniones y aportaciones en varias sesiones de trabajo en el aula. Las familias y los agentes sociales de los municipios harán su propio proceso de debate.

Al Parlamento. En enero o febrero 5 docentes, 5 representantes de las familias y 15 estudiantes defenderán en el Parlamento Vasco cada uno de los manifiestos elaborados con las conclusiones del proceso.