Donostia - “Quise morir con él; no me encontraba en la habitación y no puedo saber lo que ocurrió”. El hombre acusado de matar a su hijo en diciembre de 2011 relató que se encontraba en el salón del piso cuando oyó un ruído “seco” en la habitación donde estaba Julen. Según declaró ayer, le encontró “de espaldas, y solo vi el cuchillo cuando le di la vuelta. Se lo saqué inconscientemente del pecho, y él me dijo: Aita. No paraba de sangrar el pobre. Quise morir con él, no sabía lo que hacía. Julen se desangró en mis brazos”. El acusado acudió a la Audiciencia de Gipuzkoa a declarar por su propio pie, puesto que se encuentra en libertad provisional. Escuchó los escritos de calificación de las partes durante la sesión matinal con aparente tranquilidad, y comenzó a llorar cuando el letrado de la administración pública relató a los miembros del tribunal del jurado los pormenores del momento en que fue hallado el cuerpo sin vida de su hijo.

Su declaración tuvo lugar por la tarde. “He perdido bastante la memoria. Quedaba con mi hijo todos los días para ir al colegio. Aquel día creo que estaba a primera hora de la mañana con su tía en el bar asador de la familia. Fui a buscarle, y no sé por qué fuimos al piso, bueno, fue para recoger las cosas tras al proceso de separación”, declaró. En el banquillo de los acusados se sienta Luis Serrano, el hombre acusado de matar su hijo de 13 años en el barrio donostiarra de El Antiguo el 1 de diciembre de 2011. Según expone el Ministerio fiscal y la acusación particular, Luis Serrano le asestó una cuchillada mortal a su hijo movido por la sed de venganza hacia su mujer, que semanas antes le había comunicado su intención de divorciarse. El Ministerio público pide que se le condene con 18 años de cárcel, una pena que la acusación particular eleva a 20. La defensa entiende que se trató de un accidente y solicita su libre absolución.

El acusado reconoció que poco antes de las 8.00 horas del día de autos, acudió con su hijo al hasta entonces el domicilio familiar. “Me dirigí al salón y le dije a mi hijo que fuera recogiendo las dos huchas de sus hermanos. Poco después escuché un ruido fuerte y le llamé ¡Julen, Julen! Como no contestaba fui a su encuentro”.

Declaró que cuando llegó a la habitación le encontró tendido en el suelo, incurriendo en contradicción con su declaración inicial, que situaba el cadáver de Julen sobre la cama. Así se lo hizo ver el fiscal. “No lo sé, le vi entre el mueble empotrado y la cama. Él me daba la espalda y estaba de costado”. A preguntas de las acusaciones, confesó no recordar cómo le quitó el cuchillo. “Solo sé que quise morirme con mi hijo y no sabía ni lo que hacía”.