Bilbao - Aunque hay muchos estudiosos del Estado del Bienestar que reconocen abiertamente su admiración por las experiencias escandinavas y, más concretamente, por el modelo sueco, Daniel Tarschys evita poner a su país como el ejemplo a seguir en la necesaria reforma de los sistemas de protección social. Tarschys, catedrático emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Estocolmo, también huye de la clásica dicotomía norte-sur. Tras toda una mañana intercambiando ideas sobre los retos y amenazas a los que se enfrenta el Estado del Bienestar, el catedrático y exparlamentario sueco reconoce que le ha sorprendido comprobar que aquí el debate “es muy similar al que está teniendo lugar en Suecia”. “En gran parte son los mismos problemas, las mismas preocupaciones y los mismos puntos de vista”.

¿La reforma que ha realizado Suecia es el modelo para los países que aún no han adaptado sus sistemas de protección social?

-No necesariamente. Cada país tiene sus propias especificidades, aunque siempre podemos aprender de las experiencias de otros países, sean buenas o malas. No se puede tomar un modelo y pasarlo tal cual a otro país, siempre hay que contemplar las condiciones específicas de cada lugar, pero creo que hay lecciones útiles que se pueden extraer de otras experiencias.

¿Por ejemplo?

-Suecia ha recibido muchísimo del sur de Europa. Durante un tiempo presidí el comité sueco sobre bioética y aprendí que España es el país líder en transplante de órganos. La experiencia española sobre la forma en que atienden la necesidad de órganos ha tenido un impacto directo sobre las reformas que nosotros hemos llevado a cabo. También podría mencionar a Italia, que ha servido como modelo en el campo de la psiquiatría, el cuidado de los niños y la educación, con el método Montessori... hemos aprendido también de Francia y de otros países del sur de Europa.

Suecia lleva muchos años con la reforma del Estado del Bienestar.

-Aún seguimos, es un proceso que siempre está en curso.

He leído que empezaron ya en los años 90.

-¿En 1890 o en 1790? (se ríe) es que ha sido un periodo realmente largo. La adaptación empezó a finales del siglo XIX.

¿Los países que aún no han tomado medidas están a tiempo de hacer algo?

-Todos los países en Europa están bajo presión para adaptar sus modelos y quisiera incidir en que es importante aprender de los demás, mirar alrededor, aunque cada país debe atender a sus especificidades.

¿Qué elementos destacaría de la reforma sueca?

-La reducción del papel del Estado y la idea de permitir que la empresa privada desempeñe un papel determinado a la hora de suministrar o proveer ciertos servicios ha tenido bastante éxito. Esa medida no lo resuelve todo, porque hay problemas de control que están implícitos en el proceso, pero fundamentalmente crea innovación y eso es un elemento positivo.

¿Está a favor de la renta básica?

-No creo en esa idea porque los ingresos tributarios que podemos conseguir los necesitamos para otros objetivos más apremiantes. Personalmente estoy en contra.