Bilbao - Directora de la Clínica Praxis, es especialista en dolores lumbares, uno de los calvarios de gran parte de la población.
¿Por qué hay tantos dolores de espalda?
-El de espalda es el dolor más frecuente y se lleva la palma en las consultas. ¿Por qué nos duele la espalda? Pues porque envejecemos. Está producido por la artrosis que es la degeneración que provoca el desgaste del paso del tiempo. Puede haber lesiones específicas, pero la mayoría de las veces obedece a una patología degenerativa. Piensa que cuando dejamos de crecer, empezamos a envejecer.
¿Es un problema de gente mayor?
-Y también de gente joven. Tú dejas de crecer con 26/27 años y desde ese momento empiezas a degenerar. Por eso vemos problemas degenerativos en gente menor de 30 años, pero la patología más frecuente se ve a partir de los 40 años.
La lumbalgia es algo recurrente.
-Es la consulta más frecuente en las Unidades de Dolor. Las articulaciones grandes son las que ocasionan más problemas porque causan más incapacidad en el día a día. Luego hay dolencias por artrosis en articulaciones pequeñas, pero menos.
Los problemas de espalda son un motivo frecuente en las bajas laborales.
-Es que los problemas de espalda representan uno de los capítulos más importantes del gasto sanitario. Solo en Estados Unidos, en 2015 se calculó que el dolor crónico había conllevado un gasto de 200 billones de dólares. Fíjate si supone un desembolso.
¿Cómo se abordan este tipo de dolencias?
-El abordaje siempre es individual. En las Unidades de Dolor hacemos diferentes técnicas analgésicas. Por ejemplo bloqueos nerviosos, radio frecuencia, infiltraciones de anestésicos locales y de corticoides. Todo según el problema del paciente.
¿Sirven los analgésicos para este tipo de dolores?
-Con una intensidad de dolor elevada, las unidades se plantean alternativas terapéuticas con una combinación de fármacos potentes. Por eso hay que hacer un seguimiento exhaustivo para mantener el tratamiento si les controla el dolor o retirarlo si no consigue apaciguarlo.
Dicen algunos estudios que el ibuprofeno eleva un 31% el riesgo de paro cardiaco.
-Los antiinflamatorios si se toman a largo plazo tienen riesgos a nivel cardiovascular, o a nivel renal muy importantes. Pero el riesgo cardiovascular es muy alto si se toman por encima de tres semanas. El problema es que los que son mejores porque solucionan bien los dolores ocasionados por la artrosis no se pueden tomar mucho tiempo porque conllevan riesgos muy altos. Y sobre todo no se deben autoprescribir. Se deben tomar siempre bajo control médico.
Más allá del enfoque farmacológico, hay otras técnicas eficaces como el Mindfulness.
-El Mindfulness tiene una validez científica muy elevada. Cuando haces una valoración de un paciente con dolor crónico la haces desde el punto de vista orgánico, y luego desde el punto de vista emocional para ver cómo repercute el dolor en esa persona. Porque hay determinados pacientes que no van a necesitar un tratamiento con fármacos o determinadas técnicas sino uno bajo la supervisión de un psicólogo o psiquiatra. La gente tiene miedo a que le valore un psiquiatra porque piensa que estás minusvalorando su dolor. Y es al contrario le estás dando tanta importancia que estas haciendo un estudio muy exhaustivo y preciso de como está ese paciente.
¿Es difícil acabar con el dolor?
-Uno de los rasgos del dolor crónico es que, a diferencia del agudo, cuesta aplacarlo solo con medicamentos. Los fármacos pueden ayudar, pero a menudo solo durante un tiempo limitado. Por eso, a veces resultan más útiles técnicas dirigidas a tratar de controlar emociones o estados de ánimo.
El dolor es más que una percepción.
-El dolor es lo que el paciente te cuenta porque cada dolor es diferente y, por ejemplo, ante el dolor que se pueda sentir cuando uno se pilla un dedo, el sentimiento que vamos a expresar cada uno es muy diferente. De ahí que el umbral del dolor varíe tanto ante una misma lesión. Esa es una de las pegas, que no lo puedes medir.
Sus propios colegas dicen que la formación de los especialistas en dolor es deficitaria.
-Es que se necesita mucho tiempo para preparar a un buen especialista en dolor. La mayoría somos anestesiólogos. Necesitas mínimo un año de estar en una unidad de dolor donde se hagan todos los tratamientos. No en vano ponemos en práctica técnicas que se implantan cuando han fracasado los tratamientos convencionales y si empiezas a dar opiáceos solos o en combinación con otros fármacos tienes que manejarlos muy bien.