MADRID. Así lo ha manifestado la doctora Marina Díaz Marsá, jefa de la unidad de trastornos de conducta alimentaria (TAC) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, que ha recordado que la anorexia sigue siendo un problema de salud pública que "arruina" la vida de las pacientes y sus familiares.

En un comunicado, esta doctora ha señalado que "la sospecha del impacto neurobiológico de la anorexia ha sido respaldada en continuos estudios", el último de ellos, publicado en el "American Journal of Psychiatry", que examinó a 21 adolescentes antes y después del tratamiento.

Esta investigación encontró que el cerebro de estas pacientes todavía tenían un sistema de recompensa elevado a la inanición y al deseo de estar más delgadas en comparación con 21 participantes sin el trastorno alimentario.

La ciencia aún no ha descubierto si "estas diferencias neurobiológicas están presentes antes de que se desarrolle la enfermedad o si son predictores físicos de la mismas o si son las 'cicatrices' que deja la falta de ingesta prolongada", ha insistido la también directora del programa de TCA de la unidad de personalidad y comportamiento del Hospital Ruber Juan Bravo.