Bilbao - Eso de que la primavera la sangre altera lo saben muy bien en el Servicio de Inspección Pesquera del Gobierno Vasco. Las costeras de verdel y de anchoa son un reclamo para que flotas de otros puntos del Cantábrico se acerquen hasta aguas interiores vascas en busca de cardúmenes. Este habitual hecho obliga a extremar las precauciones al equipo de diez inspectores que forman esta brigada que, el año pasado, abrió un total de 30 expedientes (a pescadores vascos y foráneos) después de haber efectuado 881 controles, la mayoría durante el momento de la descarga aunque también se sale a la mar, casi a diario además. La mayoría de esos papeleos son resueltos con apercibimientos y sanciones de tipo económico, en función de la gravedad del mismo.

En el caso de esta treintena de expedientes, seis estuvieron originados por incumplir los horarios y épocas de veda, y uno por encontrarse en caladeros inhabilitados para la pesca y que, en la memoria de actividad del Servicio aparece registrado como Fondos prohibidos. “En mar contamos con dos embarcaciones, pero es más complicado porque tienes que recorrer la costa... No es que vayamos a ciegas, pero son patrullas rutinarias. Eso sí, tenemos un análisis de riesgo sobre cuáles son las rutas más proclives a infringir y nos centramos ahí”, subrayaba Leandro Azkue, director de Pesca del ejecutivo vasco, en declaraciones a este diario. No obstante, un buen número de esos expedientes estuvieron motivados por temas de la documentación vinculada al transporte, al etiquetado, los libros de a bordo?

Por lo general, ilustraba Azkue, “no solemos tener grandes problemas por ejemplo con el tema de los tamaños de las especies”, uno de los capítulos en los que se hace especial énfasis en las labores de control. Puede ser (de hecho se detectaron dos casos durante el pasado año) que aparezcan ejemplares que no cumplan con el tallaje mínimo exigido aunque las unidades halladas son escasas y obedecen al arte de pesca empleado. “Sí tenemos que tener cuidado porque ahora, en primavera, hay mucha flota de otras comunidades [Galicia, Cantabria y algo de Asturias] que acuden a las costeras de verdel y anchoa. Pueden tener la tentación de pescar en zonas vedadas o fondos prohibidos y ahí extremamos el celo de nuestra inspección”, insistía el director de Pesca del Gobierno Vasco. En 2016 se efectuaron 205 inspecciones con salidas a la mar.

Y es que, tal y como ilustraba, siempre y cuando la presunta infracción sea cometida en aguas interiores vascas el Servicio de Inspección Pesquera tiene competencia para realizar la inspección oportuna y en su caso levantar acta de infracción. Del mismo modo, si la Guardia Civil detecta una presunta infracción en aguas interiores [“la lámina de agua que queda dentro de la línea imaginaria que une Matxitxako, Higuer y San Antón”] o furtivismo, levanta la correspondiente acta de inspección y posteriormente remite el papeleo a la Dirección de Pesca para imponer la sanción que corresponda. No en vano, el furtivismo está a la orden del día; sobre todo en invierno y coincidiendo con la preciada angula. El año pasado hubo tres casos por pescar sin licencia pero es que hubo otros 8 expedientes más que quedaron sin resolver porque no fue posible identificar a la persona por no encontrarse en el lugar de los hechos.

“Se trata de artes de pesca prohibidas o caladas en fondos o periodos de pesca prohibidos (bayas de angulas, palangres, etc) o pescado sin identificar”, concretaban desde la Dirección de Pesca. El Servicio de Inspección tiene diseñado, de hecho, un plan de actuación especial de control sobre la pesca de angulas -además de los del verdel y la anchoa-, una actividad cuyo número de licencias permanece congelado desde 2008. “Hay mucha afición a la pesca de la angula o al importe que pueden obtener de esa pesca?”, bromeaba Azkue. La cuenca del Nervión (barrio de La Peña, en Bilbao) y la del Butroi (Gorliz, Plentzia,?) en Bizkaia, así como las guipuzcoanas de los ríos Oria y Urola son los parajes preferidos. “A veces nos encontramos con dificultades. Hay rifirrafes?”, resume. En alguna ocasión han tenido que requerir apoyo de la Ertzaintza para poder realizar su trabajo de control. Obstaculizar la labor inspectora sumó tres expedientes durante el año pasado.