TOKIO. El cineasta, cuya filmografía muy enmarcada dentro de la "serie B" ha inspirado a directores como Quentin Tarantino, Jim Jarmusch o Takeshi Kitano, falleció el pasado 13 de febrero en un hospital de la capital nipona a causa de una enfermedad pulmonar crónica, según la NHK.
Entre sus obras más reconocidas a nivel internacional se encuentran "Tokyo Drifter" (1966), "Branded to Kill" (1967) y "Zigeunerweisen" (1980), elegida como la mejor película japonesa de la década de los 80 y que obtuvo una mención especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
Suzuki, a quien el Festival Internacional de Cine de Gijón dedicó un ciclo en 2001, dirigió más de medio centenar de películas desde mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado.
Después de combatir en la II Guerra Mundial, trabajó como ayudante de realización en Japón hasta 1956, cuando dirigió en solitario su primera película, "Harbour Toast: Victory Is in Our Grasp".
Sus últimas producciones fueron "Pistol Opera" (2001), presentada en el Festival de Venecia, y "Princess Racoon" (2005), estrenada en el Festival de Cannes.