bilbao - Dicen los expertos que el 25% de la comida comprada acaba en la basura; a lo que habría que sumar los kilos y kilos de productos que desaparecen de la cadena de producción antes de llegar al punto de venta. Un desperdicio que pone en cuestión la sostenibilidad del sistema pero también del sector; en Euskadi ya se trabaja desde hace tiempo en la búsqueda y diseño de iniciativas para tratar de corregir esta circunstancia y en alternativas para, al menos, sacar provecho a esos alimentos perdidos para el consumo humano. Ahí están los esfuerzos de Azti-Tecnalia que ya han logrado, por ejemplo, convertir residuos vegetales en una nueva materia prima (harinas para pienso animal) con estándares de calidad sanitaria y nutricional.
Estas experiencias -y otras- serán referenciadas en la ponencia creada en el seno de la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación del Senado español tras la propuesta del Grupo Vasco. El jeltzale José María Cazalis, manifestaba su satisfacción por la aprobación unánime de esta iniciativa para analizar, en su conjunto, el desperdicio alimentario. “Ahora, consultaremos a quienes más saben acerca de la cadena alimentaria para que en cada punto de ella no se desperdicie nada”, resumía Cazalis. Y es que, a su juicio, este hecho significa “una dilapidación inaceptable de recursos”.
También, apostillaba el senador del PNV, desaprovechar alimentos es sinónimo de hacer un uso insostenible de los recursos naturales y, además, representa un riesgo para los ecosistemas y el medio ambiente derivado de la necesidad de procesar o destruir unos residuos “que nunca deberían haber existido. El mal uso del suelo del agua, el uso inútil de energía para conservar y trasladar alimentos que luego no van a ser consumidos, o la gestión de alimentos desechados [por golpes, formas poco atractivas para el consumo humano, fechas de caducidad,?] supone un mal uso de recursos que no podemos permitirnos”, ilustraba Cazalis.
Según los datos (confirmados por el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) que expuso durante su intervención en la Cámara Baja, el desperdicio medio por hogar es de 1,3 kilos a la semana, lo que equivale a unos 76 kilos al año. “Los hogares españoles tiran en un año 1,5 millones de toneladas de alimentos que son válidos para el consumo”, concluía el informe ministerial. Otro documento de la FAO (la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) cada año se pierde y desperdicia hasta un 50% de tubérculos, frutas y hortalizas; alrededor de un 30% de cereales; un 35% de pescado y un 20% de semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.