La selección de las noticias más impactantes que ha proporcionado la ciencia en 2016 va desde la detección de las ondas gravitacionales, cuya existencia predijo Albert Einstein hace cien años, hasta los nuevos fármacos que han mostrado un esperanzador comportamiento en el combate contra la proteína causante de la degeneración neuronal. En Euskal Herria, la principal aportación a este ranking proviene de Lekeitio, de la cueva Armintxe, donde se han descubierto sorprendentes grabados realizados hace 14.000 años.
Ondas gravitacionales
Las ondas gravitacionales que Advanced LIGO escuchó por primera vez se habían generado por la colisión, hace 1.300 millones de años, de dos agujeros negros.
Las ondas gravitacionales se asemejan a las ondas que se generan en la superficie del agua cuando se lanza a ella una piedra. Sin embargo, son extraordinariamente débiles y difíciles de detectar. Una onda gravitacional intensa produciría en la Tierra desplazamientos de 10-18 metros, es decir, una distancia mil veces más pequeña que el diámetro de un protón. Por ello, ni siquiera se pueden detectar las ondas gravitacionales del sol, tan sólo se pueden detectar las que provienen de grandes eventos cósmicos, como explosiones de supernovas, agujeros negros o el mismo Big Bang.
El detector Advanced LIGO sigue mejorándose con instrumentos cada vez más precisos. En 2020 contará con una sensibilidad de detección diez veces superior a la de 2010, por lo que el volumen del Universo que se podrá conocer será mucho mayor.
Un viaje de cinco años
El segundo de los objetivos es conocer cómo se genera el intenso campo magnético que posee Júpiter. Cuenta con el campo magnético más fuerte de todo el Sistema Solar y hoy en día los astrónomos todavía no entienden cómo se genera. Su comprensión podría ayudar a revelar las posibilidades de albergar vida en alguno de sus satélites.
El tercer gran objetivo de Juno es el de descubrir si su atmósfera posee agua. Ello también podría ayudar a saber cómo surgió el agua en nuestro planeta. La misión Juno recogerá datos durante 20 meses, en los que se espera lograr un importante avance en el conocimiento sobre la naturaleza del Sistema Solar.
La prueba más antigua
El fósil fue encontrado en Groenlandia, en el cinturón de rocas de Isua, como consecuencia del deshielo, ya que este ha dejado al descubierto zonas que han permanecido enterradas durante millones de años. Los fósiles encontrados son estromatolitos, estructuras estratificadas formadas por la fijación de partículas carbonatadas producidas por la actividad de cianobacterias (bacterias fotosintéticas). Hace 4.000 millones de años esta zona era rica en componentes carbonatados y se encontraba a una temperatura de entre 100ºC y 300ºC; en ese ambiente se generaron volcanes de lodo y se pudieron reunir las condiciones necesarias para la posible formación de moléculas orgánicas estables.
Este hallazgo ha puesto de manifiesto la riqueza que puede hallarse bajo el permafrost (hielo congelado) y el hielo marino de esta región. Por suerte, o por desgracia, el calentamiento global lo está dejando al descubierto. No es el primer hallazgo llevado a cabo como consecuencia del deshielo. En el año 2012 un niño de 11 años descubrió un mamut perfectamente conservado.
Regate a las enfermedades raras
Pues bien, en septiembre de este año se ha sabido que el primer bebé engendrado con esta técnica nació en México, en mayo, con ADN de su padre biológico, de su madre biológica y con el ADN mitocondrial de una donante.
La madre del bebé había perdido a sus dos primeros hijos por culpa de una enfermedad rara, el síndrome de Leigh, que afecta al sistema nervioso en desarrollo y que es codificada por el ADN contenido en las mitocondrias, unos orgánulos de la célula, externos al núcleo, donde se encuentra el 1% de nuestro ADN.
Normalmente la técnica consiste en fertilizar dos óvulos, uno de la madre y otro de la donante, con los espermatozoides paternos, generando 2 embriones. Se extrae el núcleo de los dos y se conserva el generado por los padres biológicos (que contiene el 99% del ADN). Este núcleo se introduce en el embrión de la donante y el embrión resultante es implantado en el útero de la madre biológica. El embrión resultante tiene, por lo tanto, tres progenitores genéticos; un padre y una madre de ADN nuclear y una madre de ADN mitocondrial. Pero en este caso concreto, debido a sus creencias religiosas, la pareja no quería destruir embriones por lo que se recurrió a otra técnica similar. Se extrajo el núcleo de un óvulo de la madre biológica y se introdujo en un óvulo de la donante, al que previamente se le había retirado el núcleo. Este nuevo óvulo se fertilizó con los espermatozoides del padre y se implantó en el útero de la madre biológica, donde uno de los cinco embriones creados se desarrolló satisfactoriamente.
Figuras insólitas en Lekeitio
El nuevo conjunto de grabados de la cueva está compuesto por decenas de figuras animales (caballos, caprinos, bisontes y otros cuadrúpedos), que también incluyen leones o felinos, animales totalmente insólitos en la región cantábrica de aquella época. Este descubrimiento podría, por lo tanto, sugerir o desembocar en el descubrimiento de especies de las que se desconocía su presencia en la zona.
La técnica de estos grabados parece ser muy elaborada y muestra novedades iconográficas del arte de hace 14.000-14.500 años. Estas novedades, como semicírculos y líneas discontinuas, son reflejo del arte abstracto magdaleniense, una de las últimas culturas del Paleolítico Superior (40.000-10.000 ac.) en Europa occidental y muy extendida por la zona cantábrica.
Un fármaco ataca el mal
Según un estudio publicado el pasado agosto en la revista Nature por un equipo investigador encabezado por científicos de la empresa norteamericana Biogen y de la Universidad de Zúrich, se ha comprobado que el fármaco Aducanumab consigue eliminar estas placas en enfermos con un nivel de enfermedad bajo o incipiente.
Los participantes en el estudio fueron 165 enfermos con un nivel bajo de enfermedad. El tratamiento, que duró 54 semanas, consiguió reducir significativamente la proteína beta- amilode. Esta es la primera vez que un medicamento experimental logra una reducción estadísticamente aceptable de las placas de beta-amiloide.
Actualmente se están desarrollando estudios que cuentan con la participación de investigadores en todo el mundo. Son casi 3.000 pacientes en 400 centros hospitalarios en 20 países de todo el mundo. En Gipuzkoa, en concreto en Policlínica Gipuzkoa, se trata a un paciente, aunque se espera llegar a 20.
Gururtz Linazasoro, director científico de la Fundación Cita Alzheimer y neurólogo en Policlínica Gipuzkoa, comenta que además de trabajar con Aducanumab, también están haciendo ensayos con otros cinco fármacos que “es muy posible que den buenos resultados”. La idea es que en un futuro se pueda detectar la presencia de depósitos de placas beta-amiloide en el cerebro a tiempo, es decir, en edades muy tempranas, “y así poder recetar el fármaco, como con cualquier otra enfermedad”.
Un nuevo hito en el Estado
El paciente padecía una micardiopatía dilatada severa, lo que significa que el miocardio estaba debilitado y las cavidades del corazón extremadamente dilatadas. Como consecuencia de este trastorno la cantidad de sangre que expulsa el corazón en cada latido disminuye, imposibilitando una vida normal en el paciente. Este trastorno llevó al paciente a permanecer en lista de espera para un trasplante durante un año, pero debido a sus características físicas el trasplante no llegaba (es una persona grande que necesita el corazón de una persona también grande y, además, tiene un grupo sanguíneo muy poco frecuente).
Debido a estas dificultades, el pasado mes de septiembre el paciente fue sometido a la intervención en la clínica, donde permanece ingresado y evoluciona favorablemente. Esta intervención, pionera en España, no lo es tanto a nivel global, ya que en el mundo hay unos 1.700 pacientes que han recibido un dispositivo similar.
Este dispositivo es una bomba externa que hace funcionar dos cápsulas de plástico que sustituyen a los ventrículos, que son las cavidades encargadas de expulsar la sangre del corazón. Este dispositivo pesa unos 7 kg y ha de ser transportado en una mochila, lo que permite al paciente realizar una vida autónoma.