Bilbao - La mitad de los menores afirma haber visto imágenes sexuales y tres de cada diez contenidos relacionados con el odio, pro-anorexia, el suicidio o el consumo de drogas. Lo singular es que, no lo perciben como un daño. Así se desprende del informe Net Children Go to Mobile. Riesgos y Oportunidades en internet y uso de dispositivos móviles entre menores (2010-2015), realizado por el grupo de investigación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) integrado por Maialen Garmendia, Miguel Ángel Casado y Estefanía Jiménez Iglesias y la profesora de la Universidad Sacro Cuore de Milán Giovanna Mascheroni. Entre otras cuestiones la encuesta, realizada entre 500 menores de 9 a 16 años y sus familias, pone en evidencia que la edad en el uso de internet se ha adelantado a los siete años.
Durante la presentación del trabajo en el Bizkaia Aretoa de la UPV/EHU, los especialistas explicaron que las experiencias de riesgo online no necesariamente causan daño, en opinión de los menores. Más aun, la investigación precedente demostró que los y las menores que encuentran más riesgos online, no son necesariamente quienes experimentan más daño. Por el contrario, “habitualmente son más hábiles y desarrollan más su resiliencia”, dijeron. A pesar de la alarma social generada por el constante goteo de casos de bullying en los medios de comunicación, el estudio concluye que “aún son muchos más numerosos los casos de bullying cara a cara que los que, en palabras de los y las afectados, tienen lugar online”.
El 31% de los niños y niñas de entre 9 y 16 años dice haber sufrido alguna forma de acoso online u offline. Sin embargo, la frecuencia de menores que afirma haber sido objeto de bullying bien en internet o a través de teléfonos móviles es sensiblemente inferior: el 12%. Por lo que respecta al daño, en general el 18% de los menores dice que ha visto o experimentado algo que les haya molestado en internet. El bullying continúa siendo el riesgo que más daño causa a quienes lo sufren (24%).
El riesgo al que más frecuentemente se exponen en el uso de internet consiste en ver imágenes sexuales, bien sea online u offline, más de la mitad de los menores (52%) afirma haber visto este tipo de imágenes. Los riesgos sexuales ocupan el segundo lugar como causantes de daño: casi uno de cada cinco niños o niñas que ha visto contenidos sexuales (online u offline) se han sentido molestos.En tercer lugar, está la recepción de mensajes sexuales, ya que el 14% de los y las menores afirman haberse sentido “muy” o “algo” disgustados.
Tampoco es desdeñable (29%) el dato relativo a los y las menores que han experimentado otros riesgos online, tales como los virus o el mal uso de sus datos personales. Poco más de uno de cada cuatro menores (26%) admite haber experimentado al menos dos de los cinco comportamientos relacionados con la dependencia de internet.
Los datos demuestran que las familias han incrementado las medidas para incrementar la navegación segura de sus hijos e hijas. El estudio afirma que los padres y madres participan de forma similar en la mediación activa en el uso (84%), en la mediación activa en la seguridad (84%) y en la mediación restrictiva (83%), seguida a gran distancia por la mediación técnica (29%). Si se comparan estos resultados con los de EU Kids Online (2010) ha aumentado notablemente la mediación activa en la seguridad (del 63% al 84%) -los padres y madres dan más consejos sobre la navegación segura a sus hijos e hijas- ; ha mejorado también la mediación activa en el uso (del 71% al 84%) -se sientan o comparten más actividades con ellos- y la mediación técnica (del 16% al 29%).
Por lo que respecta a la incidencia de la edad en la mediación, los niños y niñas menores reciben más mediación de sus padres y madres, mientras los y las mayores de 13 años reciben más mediación de sus iguales.
Por todo ello, los autores del estudio consideran que pese a que los jóvenes son más conscientes de los peligros ligados al uso de internet, “sigue siendo necesario promover usos de la comunicación móvil más seguros y responsables”. Entre otras medidas sugieren mayor concienciación sobre las cuestiones relacionadas con la gestión de su privacidad, el desarrollo de habilidades en el uso de las aplicaciones diseñadas para denunciar o bloquear, el uso de la geolocalización o los riesgos asociados a la escalada de intercambios que a veces se dan en casos de conflictos online.