Donostia - El próximo jueves día 24 se abren las urnas electorales en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Queda una semana para saber si Nekane Balluerka (Ordizia, 1966) se convertirá en la primera rectora de la universidad pública. Sin candidatura rival, la catedrática en Psicología se vuelca en movilizar a la comunidad universitaria, un feudo nada fácil. En los últimos comicios de 2012 la abstención rozó el 90%. A lo largo de los últimos días la vicerrectora de Estudios de Posgrado y Relaciones Internacionales y su equipo se han pateado los tres campus y asistido a decenas de charlas para dar a conocer su proyecto. Pero, sobre todo, para escuchar las demandas de los tres colectivos que dan forma a la universidad: profesorado, estudiantes y personal de administración y servicios.
No está siendo una campaña amable para la candidata. Balluerka ha sufrido el boicot de estudiantes, provocando episodios de alta tensión que se creían superados. Pero no, el espacio de libertad inherente a cualquier universidad ha sido tomado al asalto por grupos radicales mostrando abiertamente la disensión existente dentro de la propia izquierda aber-tzale en el nuevo contexto político tras el cese de la actividad armada de ETA. El escrache sufrido el pasado jueves en el Campus de Ibaeta y el vivido un día antes en el edificio Las Nieves de Gasteiz han hecho mella en el diario de campaña de esta guipuzcoana que ha sido la única en “dar un paso al frente” en una coyuntura adversa en lo económico.
Tanto en Donostia como en Gasteiz, Balluerka se mantuvo firme ante los radicales con los que intentó dialogar, sin éxito, ya que “esta es mi casa, es la casa de todos y nadie nos va a echar”. Balluerka defiende la libertad de expresión, incluso la protesta, “pero con argumentos”. Y más en el ámbito universitario. Los miembros de la candidatura no ocultan su preocupación por lo que pueda suceder durante la jornada electoral ya que el sindicato Ikasle Abertzaleak, que oficialmente ha llamado a la abstención, ha convocado una manifestación nacional en el Campus de Leioa.
Pero hasta que llegue ese decisivo día el equipo de Balluerka, formado por siete hombres y siete mujeres, está inmerso en la vorágine electoral. La carrera por el Rectorado de la UPV/EHU, ciertamente, carece del atractivo de contiendas electorales de relumbrón, como la que ha enfrentado a Hillary Clinton y Donald Trump en EEUU. En esta campaña no hay más inmigrantes que la formación en multiculturalidad incluida en el programa y el plan de acogida por el que tres personas refugiadas estudian en la UPV/EHU y pueden vivir en una residencia lejos de la guerra y las penurias que les han forzado a huir de sus países.
El sexismo tampoco tiene hueco en la campaña, más que para combatirlo y dar pasos para romper el techo de cristal por el que solo el 18% de las cátedras de la UPV/EHU están ocupadas por mujeres. Y por supuesto, la financiación de este circo electoral palidece al lado de la de cualquier cita con las urnas a la que están llamadas 50.000 personas. Aquí no hay sobres B, tramas Gürtel o donantes privados chequera en mano. La candidatura dispone de una subvención de 18.000 euros.
Balluerka confiesa que la responsabilidad es lo único que le mueve a ser “el saco de los golpes” durante los próximos cuatro años. Para ello es consciente de que deberá abandonar la zona de confort que le proporcionan la cátedra, la investigación y su familia, es ama de dos chicas. “Alguien tiene que sacar esto adelante”, dice. Y es que su candidatura dará “continuidad, que no continuismo” al proyecto universitario que los últimos años ha colocado a la UPV/EHU en el Ranking de Shangai y que ha permitido mantener los puestos de trabajo cuando la crisis ha golpeado duro a las universidades y a la ciencia en el Estado.
Pero además de sentido de la responsabilidad, la decisión de liderar la candidatura y exponerse al fracaso requiere de un punto de masoquismo. Y viniendo de una catedrática en Psicología, a la que se supone maestría en esto de la gestión de las emociones, la cosa no deja de tener su aquel. “Es cierto, me va la marcha”, afirma Balluerka entre bromas.
Como buena deportista -es cinturón negro de shorinji kempo-, a Balluerka no le asusta la “posibilidad real” de que el próximo día 24 no sume el 33% de los votos necesarios para ser rectora. “Ya sé perder, he estado en una candidatura única que perdió”. Fue en 2008, en aquellos comicios el exrector Juan Ignacio Pérez se enfrentaba a la reelección. Al igual que en la cita del próximo jueves, Iñako concurrió en solitario y perdió por cinco puntos, lo que sumió a institución en un vacío de poder de medio año que ahora se pretende evitar a toda costa. Después de aquello viajó como investigadora a la University of Manchester. Y cuando estaba trabajando para la OMS recibió la llamada de Iñaki Goirizelaia para formar parte del actual equipo rectoral. “Yo no quería estar en este equipo y mira dónde estoy ahora”, comenta.
La vicerrectora culpa de su pugna por el Rectorado a Goirizelaia. “Me ha vuelto loca”, afirma, “pero alguien tenía que dar el paso y asumo todas las consecuencias”. Si hay un rasgo que describe el carácter de la guipuzcoana ese es la perseverancia. “Kemena”, asegura ella en euskera. Balluerka desprende una mezcla de solvencia, cercanía y claridad de ideas que conectan muy bien, tanto en un auditorio, como en las distancias cortas. Natural y sobria, su única concesión al accesorio en el vestir es una medalla de oro con el Eman ta zabal zazu, el emblema que Eduardo Chillida diseñó como símbolo de la universidad.
En opinión de la que podría ser la primera rectora de la UPV/EHU, hoy en día siguen plenamente vigentes los múltiples significados que aúna la insignia que lleva colgada al cuello: Academia, país; conocimiento universal, euskera y cultura vasca; servicio público y construcción nacional. “Lo que nos diferencia de otras universidades es que la UPV/EHU es la universidad de la sociedad vasca y debe responder a sus necesidades”.
Ayer también era día de campaña. La cita era en el Campus de Gipuzkoa. Primera parada, una charla con docentes en la Facultad de Psicología. Ni rastro de algaradas. Balluerka se sabía en territorio amigo. “Juego en casa”, afirmó evidentemente relajada. Y no era una frase hecha. La vicerrectora llamó por su nombre a la camarera de la cantina (Ana), donde se tomó un café con parte de su equipo antes de una jornada maratoniana que le llevó a cuatro actos. Charla para el PAS en el Centro Carlos Santamaría. Café con la parte del equipo que se había quedado atrapado en la A-8, tras un accidente en Durango. Charla con estudiantes de las Aulas de la Experiencia en el Elbira Zipitria. Comida en el entorno del campus antes de la última reunión del día en la Facultad de Informática. Hoy, nueva visita al Campus de Leioa, donde no se puede decir que Nekane tenga el factor campo a su favor. Y es que de ganar las elecciones al Rectorado, sería la primera mujer en lograrlo y la primera guipuzcoana.
09.00, Campus de Gipuzkoa. Nekane Balluerka frente a la Facultad de Psicología del campus guipuzcoano. Catedrática y estudiantes intercambian impresiones junto al aspirante a vicerrector de Gipuzkoa, Agustín Erkizia. Fotos: Rubén Plaza
09.15 horas, el primer café. Parte del equipo de Balluerka se ha quedado atrapado en una caravana en la A-8 tras un accidente sucedido a primera hora en Durango. Un café en la cantina de la Facultad de Psicología sirve para calentar motores.
11.30, charla con el personal de administración y servicios Casi un centenar de PAS, uno de los colectivos más maltratados de la universidad, acude al Carlos Santamaría para conocer qué hará Balluerka para mejorar la calidad de su empleo.
09.30. horas, reunión con el PDI. Una treintena de docentes saluda con cariño a la candidata antes de un acto en el que hablan de los compromisos del programa.
12.15, el debate al pasillo. El interés del PAS por el programa prosigue tras el acto en los pasillos de la biblioteca, donde Balluerka responde a muchas preguntas.
12.30, en las Aulas de la Experiencia. La candidatura explica las mejoras en la oferta docente ante un público que ha superado con mucho la mayoría de edad.
13.30, un alto para comer. Tras los actos de la mañana el equipo se toma un respiro para comer en un restaurante cercano al campus. Aún queda un acto más.