MADRID. Investigadores del King's College de Londres (Reino Unido) han descubierto que el consumo de saltamontes, grillos u otros insectos puede ofrecer un aporte de nutrientes, particularmente de hierro, prácticamente similar al que ofrece la carne de vacuno.

Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en la revista 'Journal of Agricultural and Food Chemistry', lo que confirma que los insectos podrían servir como una alternativa más sostenible al consumo de carne y pescado y cubrir las necesidades nutricionales de algunos países.

Aunque en los países occidentales pueden resultar poco apetecibles, en otras regiones del mundo forman parte de la dieta tradicional de aproximadamente 2.000 millones de personas, según un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en sus siglas en inglés), que también documentaba hasta 1.900 especies de insectos considerados como fuente de alimentación a nivel mundial.

Diferentes estudios ya habían constatado que representan una importante fuente de proteínas pero para poder considerarse sustitutivos de la carne deberían aportar algo más como el hierro, cuya deficiencia en muchas dietas puede acabar causando anemia, lo que se ha relacionado con déficit cognitivos o complicaciones en el embarazo, entre otros problemas.

Para ver si los insectos también cubrían estas posible carencia, analizaron el contenido mineral de saltamontes, grillos y algunos gusanos, así como la cantidad de nutriente que es absorbida por el organismo con su consumo, para lo que utilizaron un modelo de laboratorio que reproducía la digestión humana.

Así, vieron que los insectos tenían diferentes niveles de hierro, calcio, cobre, magnesio, manganeso y zinc. Los grillos, por ejemplo, tenían niveles más altos de hierro que los otros insectos mientras que otros minerales como el calcio, el cobre y el zinc está más presente en saltamontes, grillos y gusanos. Además, la absorción de estos minerales es más fácil que la de los presentes en la carne de vacuno.

En virtud de estos resultados, los autores consideran que pueden apoyar la idea de que el consumo de insectos podría satisfacer las necesidades nutricionales de la población.