Bilbao - Zorionak por la reelección.

-Lo tomo como un acicate para continuar trabajando.

Con tantas elecciones vividas los últimos tiempos, con políticos y tertulianos hasta en la sopa, cuesta un poco imaginar cómo es el clima de unas elecciones en Euskaltzaindia ¿También vuelan los cuchillos?

-No, no. Es muy diferente por una sencilla razón, en la Academia cualquiera puede ser presentado y cualquiera se puede presentar a cualquier cargo.

¿Quiénes son los electores?

-Cada uno de los académicos es elector y elegible. Sé que esto choca mucho con la concepción moderna de unas elecciones. Consideramos la directiva como un primun interpares, todos somos iguales. Los cargos no son para lucir sino para sacar adelante la institución. Es el sistema que tenemos y el que hemos heredado de la Euskaltzaindia histórica.

¿Ha llegado la hora de cambiar?

-Veremos si cuando esta directiva elabore su plan cuatrienal decide hacer una propuesta para ver si hay esa sensibilidad de cambio por parte de los académicos. Pero aquí y ahora todo el mundo es elector y elegible. ¿La población conoce la Academia, está contento con su imagen?

-La población conoce Euskaltzaindia, pero la Academia tiene que incidir más en socializar que existe una institución que se preocupa por el futuro del euskera a parte del Gobierno vasco, las diputaciones, etc. y que además se preocupa porque el euskera sea un instrumento de comunicación entre todos.

No es su primera reelección. ¿Cuántos años lleva al frente de la Academia?

-Empecé como miembro en la Junta de Gobierno en el año 2000 bajo la dirección del difunto Jean Haritxelhar y en 2005 fui elegido presidente de Euskaltzaindia.

Pablo Iglesias bromeaba en el Congreso con lo de la Cruz de Borgoña y Euskaltzaindia también parece una de esas instituciones tradicionales al margen de las crisis. ¿Se han restañado ya las heridas tras la dimisión en bloque de la comisión de gramática presidida por Pello Salaburu?

-La comisión de gramática y las demás comisiones están trabajando con total normalidad y presentan sus proyectos. Euskaltzaindia es una Pyme del euskera y sigue trabajando con normalidad. Es cierto que en Euskaltzaindia somos 28 personas, tiene que haber discrepancias, discrepancias sanas, discrepancias además que son necesaria porque no todos tenemos la misma visión. No tiene la misma visión alguien de Zuberoa o de Gipuzkoa, pero todas ellas enriquecen el euskera.

Ayer se desconvocó una huelga ‘in extremis’.

-Efectivamente, ha habido una propuesta de preacuerdo y la hemos firmado. Creo que en Euskaltzaindia las cosas han cambiado y que conseguir un convenio en las condiciones en la que se trabaja en esta institución es algo positivo, para una sociedad sin ánimo de lucho.

¿Se mantendrán todos los puestos?

-Yo creo que debemos de intentar mantenerlos. Otra cosa diferente es que Euskaltzaindia tiene nuevas necesidades y que probablemente los puestos tengan que cumplir otras funciones. Pero es que las sociedades cambian y las instituciones cambian. No podemos pensar que Euskaltzaindia es la misma de hace 70 años, máxime cuando va a cumplir 100 años en año y medio.

Es una fecha marcada en rojo.

-Lo trabajamos desde la perspectiva de la legitimación y la visibilidad social. Es absurdo que una institución prepare su centenario mirándose a sí misma. Hay que buscar un centenario lejos de las grandes alharacas, tiene que estar muy pegado a tierra, a las diferentes geografías, a las diferentes personas y a los diferentes territorios del euskera. Además debe servir para dejar un poso desde el punto de vista de infraestructura, capital humano, científico, de divulgación para dar un salto cualitativo de cara a posicionar Euskaltzaindia en el siglo XXI.

Entre sus metas está que la Academia sea moderna y cercana.

-Es un tema fundamental en el que ya estamos incidiendo: el uso de las nuevas tecnologías, comunicación, apertura, renovación, en el sentido que debemos nombrar nuevos académicos de todos los territorios incluso del extranjero. Y sobre todo, socialización, combinada con investigación. Y todo en cada territorio del euskera.

Da la sensación de que Euskaltzaindia precisa abrir puertas y ventanas

-Llevamos tiempo ya en esa fase, pero no es fácil. La sociedad tiene que entender que para que en una institución, que va a ser centenaria, abrir las ventanas para que entre aire fresco es un proceso que necesita tiempo. Si la institución no está al servicio del euskera, si sus miembros no somos capaces de saber que ésta no es una institución para el lucimiento particular sino para trabajar en pro del país y de la sociedad vasca, sinceramente, yo creo que Euskaltzaindia sobra.