GASTEIZ. La directora de Emakunde, Izaskun Landaida, ha presentado en rueda de prensa los resultados de este estudio, realizado por el Centro de Estudios y Documentación SiiS, que concluye que en Euskadi hay más mujeres en situación de exclusión residencial, pero son menos visibles que los hombres por su menor presencia en la calle.
El estudio contabiliza algo más de 230.000 personas en diferentes situaciones de exclusión social en la Comunidad autónoma del País vasco, de las cuales el 0,2% corresponden a situaciones de sin techo (470), el 0,6% a situaciones de personas sin vivienda (1.470) y el 24,6% (57.511) y el 74,6% (174.715) a situaciones de vivienda insegura y vivienda inadecuada, respectivamente.
En los hombres se observa una mayor proporción que en las mujeres en las categorías de 'sin techo' (402), sin vivienda (1.044) y vivienda inadecuada (89.587), mientras que entre las mujeres es superior el peso relativo de las situaciones vinculadas al alojamiento en una vivienda insegura (34.439), es decir, que viven bajo amenaza de desahucio, en régimen de tenencia inseguro --acogida por familiares o amistades, subarrendamiento, ocupación ilegal-- o bajo amenaza de violencia por parte de la pareja o de la familia.
Según el estudio, las diferentes situaciones de exclusión residencial analizadas --vivienda insegura o inadecuada-- afectan a un total de 119.567 mujeres, mientras que 467 no cuentan con alojamiento de ningún tipo (41) o están viviendo en un alojamiento temporal, en albergues u otros dispositivos de media-larga estancia (426).
Emakunde ha destacado que, frente a la opción de la calle o el albergue, las mujeres optan por estrategias como dormir en casa de familiares o intercambiar cuidado por alojamiento.
MINIMIZAR SU PRESENCIA
"A pesar de que las situaciones más extremas de la exclusión residencial afectan mayoritariamente a los hombres, se ha tendido a minimizar la presencia de las mujeres en situaciones de exclusión residencial", ha explicado.
Entre las causas que han contribuido a subestimar el número de mujeres afectadas por estas situaciones, están las definiciones "reduccionistas" que asocian a las personas 'sin techo' a las situaciones de pernocta en calle o albergues, en las que las mujeres representan una "clara minoría" y las distintas "manifestaciones encubiertas" de 'sin techo' en el caso de las mujeres, "mucho más difíciles de detectar y cuantificar".
En este sentido, el estudio apunta a la invisibilidad de las mujeres sin hogar, que optan en su mayoría por alternativas a la calle o el albergue como pueden ser dormir en casa de familiares o amistades, mantener relaciones de pareja insatisfactorias o intercambiar compañía o cuidado por alojamiento.