Bilbao - El anhelo de Ana Marta Alonso siempre había sido tener una familia numerosa. Se casó con 35 años y un año después estaba embarazada. Pero el ansiado bebé no llegó entonces. “Perdí cinco embarazos”, cuenta. “Los tres primeros embarazos fueron naturales, en el tercero, que fue un ectópico -cuando el óvulo fecundado se implanta fuera del útero-, perdí una trompa y un ovario, entonces empecé con tratamientos in vitro”, explica esta bilbaina. Tras otros dos abortos, la pareja se rompió y Ana Marta intentó un tercer tratamiento en solitario. “Estaba segura de que quería ser madre. Mi siguiente opción, si no tenía éxito, era recurrir a la adopción en solitario”. Pero, en esta ocasión, el embarazo llegó a término y nació Nahia. Entonces, Ana Marta tenía 43 años.
En el primer trimestre de 2016, los nacimientos de madres mayores de 40 años representaron el 9,5% del total (casi uno de cada diez), según Eustat. Se produjeron un total de 428, un 8% más que durante el mismo trimestre del año anterior, cuando tuvieron lugar 396. De hecho, este ha sido la única franja de edad en el que ha crecido el número de nacimientos. “Cada vez se demora más la maternidad, en estos momento el 40% de nuestras pacientes son mayores de 40 años. Y sigue aumentando”, explica Marcos Ferrando, director médico de IVI Bilbao.
Otro dato revelador es que, según Eustat, en casi la mitad de los nacimientos (44,9%) que tuvieron lugar en el primer trimestre de 2016, las madres tenían más de 35 años. En la distribución según la edad de mujer, el grupo mayoritario es el de 30-34 años, entre el que se produjo el 36,7% de los nacimientos. A este le siguen el de 35-39 años, con el 35,4%, y el de mujeres de 25 a 29 años, con el 13%. Le seguiría el grupo de madres de 40 años, con el 9,5%, y, por último, el de menores de 25 años, con un 5,4%.
“El problema es que la mujer, a diferencia del hombre, tiene un número limitado de óvulos, con los años cada vez hay menos y de peor calidad, con lo cual la probabilidad de tener un hijo de forma natural es menor y la probabilidad de que acaben acudiendo a una clínica de reproducción asistida es súper alta. Cada vez hay más tratamientos de reproducción. De hecho, uno de los mensajes que hay que dar es que no hay que esperar tanto”, sostiene Ferrando.
Sin embargo, el ritmo de la sociedad actual marca el camino hacia una maternidad cada vez más tardía. “La formación profesional cada vez se alarga más, está el tema del trabajo, pero luego está también el tema emocional. Actualmente, el recambio de pareja es mucho mayor. Muchas veces no ha llegado el momento que tú consideras perfecto y ese momento perfecto significa estabilidad laboral, estabilidad emocional y estabilidad económica. A día de hoy nos lo pensamos mucho y hasta que no lo vemos muy claro no nos aventuramos a tener hijos, y eso dilata la maternidad”, explica.
Ana Marta siempre había querido ser madre, “pero las parejas que había tenido anteriormente no habían cuajado”. “Luego llegó la pareja, los primeros embarazos, la separación y decidí seguir adelante yo sola. Es cierto también que antes de los 35 años, mi situación económica no me hubiera permitido ser madre en solitario”, cuenta. “En principio no es tu primer objetivo, primero esperas otras cosas y al ver que va pasando el tiempo y no llegan, te planteas ser madre en solitario. Se nos va un poco la edad por eso”, señala Ana Marta.
Marcos Ferrando explica que el perfil mayoritario que acude a la clínica es el de “parejas heterosexuales que han alargado la búsqueda del niño”, pero que está aumentando “y mucho” el número de mujeres que acuden en solitario y el de parejas de mujeres. “Hay un cambio de modelo de la familia evidente”.
El tratamiento “Hoy en día, quien quiere quedarse embarazada lo consigue”. Así de tajante se muestra el director médico de IVI Bilbao. “Cuando una mujer viene a la clínica, se le hace una fecundación in vitro, pero hay veces que sus óvulos no son de buena calidad, y entonces ni con in vitro. En esos casos se hace con una donación de óvulos. En estos casos, la tasa de embarazo final es de un 97%, hasta tal punto es seguro que eso lo aseguramos por contrato. Es decir, la mujer firma un papel en el que se le garantiza que si no se queda embarazada, se le devuelve lo que ha pagado”, sostiene.
Debido a una mayor información, las mujeres son conscientes hoy en día de que la calidad de sus óvulos disminuye notablemente a partir de los 35 años. Es por ello que también está aumento el número de ellas que decide congelar sus óvulos a una edad temprana para un embarazo futuro, más cercano a los 40 años.
Ferrando reconoce que un embarazo a esa edad conlleva más riesgos que a los 25 o 30, “pero tenemos la tecnología y los medios para ayudar a cada persona en lo que necesite”. “Un riesgo importante, que es el más llamativo, que es que las mujeres a partir de los 40 años tienen más riesgo de tener niños con síndrome de Down o parecidos, lo que se llaman las cromosomopatías, por eso las mujeres de 40 años tienen que hacerse la amniocentesis. Eso tiene que ver con el óvulo, que va envejeciendo y va perdiendo calidad. Pero por suerte, en las mujeres que se van a hacer una fecundación in vitro añadimos una técnica que es el diagnóstico genético preimplantatorio, que nos permite biopsiar el embrión y analizarlo antes de meterlo para estar seguros de que no es un síndrome de Down. Por lo tanto, lo que es un peligro inherente de mujeres de más 40 años, en este caso desaparece con una técnica de reproducción asistida”, explica.
En cuanto a los riesgos durante el embarazo, Ferrando asegura que la mujer “tiene más probabilidades de hipertensión, preeclampsia, diabetes gestacional, prematuridad, atonías uterinas, es decir, una serie de complicaciones que tienen un poco más de riesgo, pero a día de hoy al final son riesgos controlables”. Por todas estas cuestiones, una mujer de 40 años que se va a someter a un tratamiento de reproducción asistida tiene que hacerse más pruebas que una de 30. “Le hacemos un examen de salud para asegurarnos de que no vamos a poner en riesgo su salud”. Por ello Ferrando lo tiene claro: “A partir de los 50 años no hacemos tratamientos. Se supone que a partir de ahí la naturaleza produce la menopausia”.
Sin embargo, el director médico de IVI Bilbao quiere lanzar un mensaje de optimismo. “No todo es malo a partir de los 40. Se vive con la misma ilusión y, lógicamente, hay una estabilidad personal, emocional, económica que posiblemente se va a ver reflejada en la crianza del niño”. Ana Marta añade “la madurez que tienes frente a la vida”. Y sobre la energía: “Yo creo que te meten un chute con la epidural”, bromea.
Nacimientos. En el primer trimestre de 2016 el número de nacimientos de la C.A. de Euskadi fue de 4.526, lo que supone un descenso del 2,1% respecto al mismo período del año anterior, según datos elaborados por Eustat.
Territorios. El número de nacimientos ha descendido solo en Gipuzkoa (-11%); por el contrario, en Araba ha habido un incremento del 1,7% y en Bizkaia, del 2,7%.
Franja de edad. Se mantiene la preponderancia del grupo de madres de 30-34 años, entre el que se produce el 36,7% de los nacimientos. A este grupo le siguen el inmediatamente superior de 35-39 años, con el 35,4%, y el grupo de 25-29 años, con el 13%. El de las madres mayores de 40 años representa el 9,5%, mientras que el de las menores de 25, el 5,4%.
Territorios. Los nacimientos fuera del matrimonio suponen el 42,2% del total, cifra superior en 1,1 puntos porcentuales a la del primer trimestre de 2015. Bizkaia, con el 45,1%, ha sido el único territorio con valores superiores al conjunto de la CAV.
Primogénitos. Según el orden de nacimiento, en el primer trimestre de 2016 más de la mitad de los nacimientos, 2.299 niños y niñas, ha sido de primogénitos; 1.747 (38,6%) llegan a familias en las que ya había habido otro alumbramiento y alcanza el 10,6% el porcentaje de nacimientos de orden tercero o posterior.
Madres extranjeras. En el 21,2% de los nacimientos ocurridos en la CAV durante los tres primeros meses del año 2016 la madre tenía nacionalidad extranjera. Esta cifra fue superada en Araba donde se alcanzó el 27,9%.