Conchi Colomina sufrió un cáncer de mama hace ahora ocho años. Se acuerda como si fuera hoy de aquel día en que la quimio la derritió como un azucarillo sobre el sofá y sus tres hijos le pusieron sus seis manitas sobre el pecho porque la creyeron muerta. Se acuerda de aquel día que su marido le rapó la cabeza porque parecía una muñeca y el pelo se le caía en la ducha como si fuera de mentira. Fue dramático, pero también fue un punto y aparte que dio la vuelta a su vida como un calcetín. Y su enfermedad le hizo embarcarse en el Proyecto Mariposa, una iniciativa que desde 2009 ofrece en Andalucía terapias complementarias a pacientes con cáncer. “El objetivo es ofertar a las personas diagnosticadas de cáncer, un tratamiento integral que actúe en el plano físico, mental, emocional y espiritual, junto al tratamiento alopático, que garantiza nuestro sistema sanitario, de manera que se intente alcanzar una sanación de la persona y que el proceso hacia ello sea lo menos cruento o traumático posible”, explica. En estos talleres la palabra sesión se vacía de la carga médica con la que se asocia a la famosa quimio y adquiere un tinte lúdico y solidario. “Gente que ha sufrido recaídas dice; mi primer cáncer fue dramático, una angustia continua. El segundo lo he sobrellevado mucho mejor. Y todo porque les damos herramientas complementarias para luchar contra la enfermedad”, explica Colomina, enfermera y terapeuta emocional.

Ella eligió desde el primer momento seguirlo todo, lo convencional y lo complementario. “Cada uno opta por lo que quiere, nosotros solo damos herramientas, ahí las tenéis, experimentarlas y cada uno decide. Pero yo opté por hacerlo todo porque en un cáncer hay que entrar en todos los niveles interiores de la persona y darte la vuelta como un calcetín, a nivel corporal, a nivel emocional... No me conformé solo con lo que decía el oncólogo, fui proactiva y le dije ¿qué más puedo hacer yo más por sanar?”, relata.

Los pacientes y sus terapeutas quedan en sesiones en las que se trabaja cuerpo, mente y alma a través de clases de chi kung, meditación o risoterapia, técnica esta última con la que se activan neurotransmisores, endorfinas? El humor, ya se sabe, libera y resta tragedia a un cuadro médico ya de por sí pesimista. También trabajan la alimentación, con hábitos más saludables que van transformando poco a poco su vida.

Para quien pudiera pensar que funcionan al margen de la ley, el año pasado este proyecto recibió el premio a la mejor iniciativa de la Junta de Andalucía en el fomento de la comunicación positiva en el proceso del cáncer.