SANTIAGO - Los montes gallegos han vivido una semana aciaga protagonizada por las llamas de los incendios forestales, que han arrasado ya más de 6.500 hectáreas. Actualmente efectivos contraincendios y personas a título particular mantienen aún una dura batalla contra las llamas y las brasas en distintos puntos de Galicia, mayoritariamente afectada por los incendios en el sur de la provincia de Pontevedra y en la península coruñesa del Barbanza, entre las rías de Muros y Noia y de Arousa.
El municipio pontevedrés de Arbo ha sido el más afectado por los incendios, en su mayor parte de carácter intencionado como ha reconocido el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Ayer por la tarde se mantenía la denominada Situación 2, por amenaza a núcleos de población y viviendas, en el incendio que afecta a las parroquias de Xuño y Caamaño, en el municipio coruñés de Porto do Son.
El incendio que se desató en la parroquia de Mourentán, en el municipio pontevedrés de Arbo, actualmente estabilizado, es hasta el momento el que más superficie ha quemado en la ola de fuegos que esta semana afectó a Galicia, con un total de 1.583 hectáreas.
En concreto, ayer se cumplieron cinco días desde que el pasado martes se declarasen los primeros fuegos de gran magnitud en el sur de Galicia, donde los vecinos de varias localidades como Soutomaior, Arbo o Crecente se han visto amenazados por las llamas, algunos de ellos por segunda vez en la última década.
“Esto ya lo vivimos en 2006, cuando un incendio afectó a nuestra casa y a dos más, pero esta vez fueron más casas. Venían a apagar alrededor de la nuestra y se tenían que ir a otra y a otra”, describe Ana Couñiago, vecina de la parroquia de San Martiño de Ventosela, en el municipio de Redondela, que ha visto cómo la zona boscosa que envolvía el lugar de su vivienda se ha cubierto de ceniza y humo.
Los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias que se desplazaron hasta allí para hacer frente a las llamas ubicaron su base ante la vivienda en la que Ana reside con su familia, que se vio gravemente amenazada por las llamas en este incendio que obligó a evacuar a decenas de vecinos de la parroquia y a los niños de un centro de Aldeas Infantiles.
Esta situación se ha repetido en numerosos núcleos rurales que han tenido que ser desalojados por las llamas en los últimos días. El humo también ha obligado a evacuar un cámping en la parroquia de Oleiros, en Ribeira. “Las llamas pasaban por encima de la casa”, explica Ana Couñiago, que, al igual que sus vecinos, colaboró en las labores de extinción, mano a mano con los equipos de extinción hasta “las cinco de la mañana”, cuando todavía quedaban rescoldos.
En Arbo, como también sucede en otras localidades de las provincias de A Coruña, de Ourense y de la propia Pontevedra, los vecinos viven con cubos de agua apostados en las puertas de sus casas. En distintos puntos de la geografía gallega la intervención de los residentes se tornó clave.
Afortunadamente, no se han tenido que lamentar daños personales y las fuentes oficiales solo hablan del traslado en ambulancia de un brigadista por un corte en una pierna y de dos operarios heridos leves al salirse de la carretera con el vehículo contraincendios.
Ahora, las fuerzas de seguridad se empeñan en detener a los responsables de los incendios en una lucha que el viernes derivó en la detención de una mujer de 56 años como presunta autora de 15 fuegos tras ser sorprendida cuando intentaba prender otros 7 focos en Cerceda (A Coruña) y que ayer ingresó en prisión.
También el viernes fue detenido un hombre como presunto autor de un fuego que quemó cien hectáreas en el municipio coruñés de Vimianzo, y al que una jueza dejó ayer en libertad con cargos y la obligación de comparecer cada quince días. - Efe