HUESCA. Veinte años después del terrible suceso, el Ayuntamiento de Biescas recordará a las víctimas, pero también a quienes tomaron parte en la operación de rescate de los cuerpos y a quienes se volcaron de forma espontánea y solidaria en cuidar de las familias que se vieron despojadas de algunos de sus miembros.
El propio alcalde de la población, Luis Estaún, admite que fue el hijo de una de las víctimas quien animó al consistorio a tomar cartas en el asunto para abordar y dar solución a una "asignatura pendiente" que aún sigue presente de forma "dolorosa" en la memoria de los vecinos.
Oriol Espinosa, que perdió a su madre en la tragedia, fue quien a través de una misiva, remitida hace tres años después de visitar la zona donde se asentaba el cámping, planteó la idea de crear un espacio de recogimiento para el recuerdo de las víctimas.
Por esta razón, el propio Oriol Espinosa prevé estar presente el próximo domingo en la inauguración del parque "Memorial del cámping Las Nieves", que estará presidido por una obra escultórica creada por la artista Teresa Pueyo.
Esta obra está conformada por tres piezas verticales colocadas de forma radial, en representación, cada una de ellas, de la memoria de los fallecidos y heridos, de la solidaridad de todos los que intervinieron en las operaciones de rescate y ayuda, y de los sentimientos de quienes lo vivieron en primera persona.
Oriol Espinosa, según informa el consistorio de Biescas, expresó recientemente a los responsables municipales su confianza en que la creación de un espacio para el recuerdo "sirva para cerrar esta etapa".
"Lo que tengo claro -subrayaba en sus manifestaciones esta persona- es que no me gustaría que ese día se dejaran heridas abiertas en el pueblo".
La jornada comenzará a las 16.30 horas con un encuentro entre vecinos y familiares de afectados y una conferencia a cargo del médico responsable de la organización del dispositivo social puesto en marcha el día de la tragedia, Juan Antonio Cobo.
Después de una misa oficiada por el obispo de Huesca y Jaca, Julián Martorell, los asistentes se desplazarán a la zona donde se ubicaba el cámping para tomar parte en la inauguración del parque, donde se leerán los nombres de todos los fallecidos y se soltarán 87 globos en recuerdo de cada uno de ellos.
Hace veinte años, esta zona se vio afectada por una insólita tormenta de proporciones colosales que llenó la cuenca del barranco del Arás en pocos minutos, provocando un cañonazo torrencial de agua y barro que barrió en cuestión de segundos parte de las instalaciones.
En la retina de los testigos, como recordaba a Efe años después una de las afectadas, Magda Ballcels, quedó la imagen de las familias que corrieron inútilmente a sus tiendas en busca de refugio ante la gigantesca tormenta que se desataba, pero sobre todo "impregnada en el alma la fría sensación del barro".
La mañana siguiente reveló con crudeza la intensidad de la tragedia y la devastación de una zona casi de guerra por la que aún deambulaban, manchados de barros y aturdidos, algunos de los clientes del cámping en busca de familiares desaparecidos.