Bilbao - ¿En todas las comunidades entrará en vigor el catálogo del Ministerio de Sanidad?

-El catálogo de prestaciones ortoprotésicas afecta a once comunidades que han heredado lo que era antes el Insalud. Es verdad que afecta menos a las comunidades que se han preocupado de hacer su propio catálogo como el País Vasco que lo actualizó en 2007 y que es mejor que el que se maneja a nivel nacional. En esas actualizaciones ha habido bastante libertad en función de las peticiones, los criterios médicos y el dinero disponible.

Esta lista de referencia del Ministerio es bastante vieja.

-Sí hace más de 20 años que no se actualiza. Pero no hay que olvidar que el catálogo básico de la cartera común es el que maneja el Ministerio que tiene la competencia de decidir qué medicamentos entran y qué productos se incluyen en la prestación ortoprotésica. En 2012, el Ministerio publicó de la noche a la mañana un real decreto para modificar la prestación, cambiando los pagos, la compensación a los profesionales ortopedas y también proponiendo una revisión.

¿Eso que ha conllevado?

-El catálogo lleva en discusión tres años. Nos han convocado a distintas reuniones donde ha quedado claro que el único ánimo que tenían era bajar el precio de las cosas y que los productos se incorporarían o no si a los del Ministerio les parecían baratos o caros. Por eso nosotros dejamos de ir a las reuniones. Pero han continuado intentando sacar el decreto a pesar de las alegaciones.

Aunque el Gobierno está en funciones, ¿sigue en marcha?

-Sí, nuestra sorpresa fue que el pasado 7 de enero ya nos mandaron una carta porque el grupo de expertos del Ministerio seguía trabajando. Nosotros estamos preocupados porque los usuarios no se dan cuenta de lo que les va a caer encima. Nos indigna que pase como un tema residual que afecta a pocas personas. Hay que decir que toda la prestación ortoprotésica en España asciende a 120 millones. Diez veces por debajo de las prótesis endógenas que se colocan en los hospitales.

Parece el ‘chocolate del loro’.

-Es vergonzoso que se regatee en eso. Los productos implican desembolsos grandes porque son dispositivos sanitarios que tienen garantías, artículos cada vez más delicados, que requieren tecnologías para colocarse adecuadamente. El Ministerio además ha introducido un cambio muy grande. Hasta ahora, los pacientes que querían un producto más moderno, podían pagar la diferencia de su bolsillo. Pero ahora se va a retirar esta posibilidad, salvo que las comunidades lo regulen.

El bajo precio es entonces el baremo definitivo.

-Sí porque la segunda cuestión para que un producto figure o no en el catálogo es el importe máximo que ellos han decidido. Ellos se han inventado precios, un brazo ortoprotésico tanto, un pie tanto otro..., pero han puesto unos precios tan bajos que muchas marcas no podrán registrar ningún articulo porque algunos están diez veces por debajo de lo que cuesta el más barato. Así que el usuario, o coge algo de lo que marca el Ministerio, o se tendrá que pagar la prótesis por completo y eso creará grandes diferencias. Y hay que entender que son esfuerzos económicos muy grandes que la gente no hace por capricho.

Muchos pueden quedar condenados a productos obsoletos.

-Totalmente. Algunas propuestas son tan viejas que el mercado ni las trabaja. Han tirado tanto los precios que a este paso vamos a tener que fabricar a mano piezas o rodillas de madera para niños porque son sistemas tan antiguos que ni existen. Es decir, se pondrán cosas obsoletas. Lo más moderno, que hace cinco o seis años se viene poniendo, no se va a poder colocar. Saber que los precios son erróneos es tan fácil como compararlos con los catálogos de Alemania o Francia. Están tres veces por debajo. Salta a a la vista.

Ustedes se han levantado en armas.

-Hay que dignificar el trabajo del ortopeda. Nosotros tomamos medidas, los colocamos, entrenamos al paciente, hacemos las revisiones... y el Ministerio valora todo ese trabajo en diez o veinte euros. Es vergonzoso.