BERLÍN. La Audiencia de Coburg, en el sur de Alemania, abrió hoy el proceso contra los padres de ocho bebés encontrados muertos el año pasado en la casa de la pareja, que, según la acusación de la fiscalía, "no quería verse limitada por más hijos".

La fiscalía acusa a la mujer de haber asesinado a cuatro de los bebés y al padre de haberla ayudado, ya que las autopsias no han permitido determinar con claridad si los otros cuatro niños llegaron a vivir tras el parto.

Cuando el pasado noviembre fueron encontrados los cadáveres de los ocho bebés, envueltos en toallas y bolsas de plástico en una vivienda de la pequeña localidad bávara de Wallenfels, la pareja, con tres hijos vivos en común, ya se había separado.

Una persona alertó a emergencias de que había hallado el cadáver de un bebé en la vivienda y el llegar al lugar los servicios sanitarios y la policía hallaron el resto de los cuerpos en una de las dependencias que se utilizaba como trastero.

La mujer, de 45 años, había abandonado hacía unos meses la casa familiar y fue detenida junto a una nueva pareja en una pensión de un pueblo cercano.

Tras la detención confesó a las autoridades que había matado a varios de sus bebés e ingresó en prisión, donde ha sido sometida a exámenes psiquiátricos.

Se espera que el juicio esté listo para sentencia este mismo mes de julio.

El caso de Wallenfels hizo recordar otros sucesos similares registrados en el país en los últimos año, el más grave el protagonizado por Sabine H. en el estado de Brandeburgo (este).

En 2005 se descubrió que la mujer había asesinado en la década de los noventa a nueve de sus trece hijos al nacer y ocultado sus cadáveres en distintos maceteros.