pamplona - Dos encierros en uno era la sorpresa que tenían guardada con celo los toros de la ganadería de José Escolar Gil desde el año pasado, el de su debut en Iruñea, y que estaban empeñados en que se conociera. En aquella carrera de 2015, uno de los ejemplares de la manada, de nombre Curioso I, se dio la vuelta nada más comenzar la cuesta de Santo Domingo, a la altura de la hornacina, y enfiló en solitario el camino de vuelta al chiquero en el que había pasado la noche, desde donde tuvo que ser conducido a los corrales del Gas y de ahí, en camión, a la plaza para ser lidiado esa tarde.
Ayer, tras una salida titubeante de la manada, Cuentacuentos hizo lo mismo. También ocurrió en los primeros metros de la cuesta, cuando parecía que el encargado de repetir la escena de Curioso I iba a ser otro toro que marchaba unos metros por detrás, despistado desde el inicio por la inoportuna presencia de una cámara, lo que enfadó de lo lindo a uno de los pastores, Rastrojo, que lanzó algún comentario nada amistoso al respecto mientras trataba de seguir el ritmo de la manada.
Fue Cuentacuentos el que se giró en mitad del paso de cebra, como si las rayas blancas pintadas en el suelo le provocaran algún recuerdo de familia. Lo hizo sin motivo aparente ya que ningún corredor se encontraba cerca para incitarle al despiste, pero a diferencia de 2015, el morlaco no pudo seguir hacia abajo porque se encontró la puerta de los corrales cerrada a cal y canto. Sin refugio a la vista, permaneció inmóvil un buen rato en mitad de la calle sin tener muy claro qué se esperaba que hiciera.
Mientras tanto, sus hermanos de camada enfilaban el recorrido en perfecta formación. Encabezados por cuatro mansos, los cinco escolares llegaron hermanados hasta la curva de Mercaderes, donde la caída de dos cárdenos permitió a los corredores buscarse un hueco cerca de las astas. No fue sencillo, porque en mitad de la calle Estafeta la manada se compactó de nuevo, pero enseguida los toros se distanciaron lo suficiente unos de otros para dejar a los más avezados intentar una nueva aproximación a los dominios de los astados.
Salvo un amago de montonera al final de la bajada del callejón y un puntazo sin mayores consecuencias, los cinco escolares completaron el recorrido a buen ritmo, algo más de dos minutos y medio, incluyendo la vuelta al ruedo que protagonizó Chulón II, limpiando el vallado de personas que habían tomado parte en la carrera.
Cuando la manada principal estaba en el coso, Cuentacuentos se encontraba en Santo Domingo embistiendo a un corredor nipón al que corneó y volteó sin demasiados miramientos junto al vallado junto a Casa Seminario. Para entonces, los mansos de cola habían logrado reintegrarle a la carrera, provocando de paso que los corredores dispusieran de una segunda oportunidad de ponerse en acción, lo que raramente sucede en el encierro de Iruñea. Muchos ya lo sabían. Avisados por los espectadores de que por detrás llegaba otro toro cárdeno, cogieron posiciones por segunda vez a la espera Cuentacuentos, que pese a algún derrote en el tramo del Ayuntamiento, optó por plegar velas a su bravura y recorrer lo que le faltaba de recorrido sin contratiempos ni lanzar derrotes pese a todo lo que tenía a su alrededor.
Hubo corredores que supieron aprovechar esta segunda carrera del encierro que les brindada Cuentacuentos, pero algunos no. El manoseo que sufrió el morlaco resultó indignante, especialmente en el tramo de Telefónica y Callejón, donde unos cuantos mal llamados corredores protagonizaron un completo recital de lo que nunca se debe hacer a un toro. No les saldrá gratis. Uno de ellos, el que le agarró por la cola como lo haría con las vaquillas de su pueblo, fue interceptado y multado al acabar el encierro. La Policía Municipal sigue buscando a un par más que se hartaron de sobar a Cuentacuentos.
La inspección del recorrido, para el concejal de Seguridad. Aritz Romeo, concejal de Seguridad Ciudadana, fue el encargado de realizar la inspección del recorrido del encierro ante la ausencia del alcalde Joseba Asiron.
Malas prácticas. Uno de los corredores que participó en el encierro con un vistoso traje y un gorro fue localizado por la Policía Municipal y multado después por agarrar por detrás la cola del toro en la bajada al callejón. Se sigue la pista a otro de par de corredores por tocar al toro, como se vio hacer a un corredor en el mismo tramo con un pañuelo verde.