Castellón - El Grupo de Investigación TXP de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón alertó ayer de un estudio sobre la detección del consumo de nuevas drogas y encontró, entre ellas, el uso por primera vez en el Estado de dietilmorfina o krokodil, una sustancia que puede provocar consecuencias físicas en el sistema vascular, como abscesos, flebitis, tromboflebitis, hemorragias o úlceras, entre otras, así como daños en músculos y otros tejidos blandos, además de en los huesos, con una rápida necrosis y gangrena.

“Este tipo de lesiones son las que dejan secuelas que, a la vista, simulan ese aspecto de cocodrilo que da nombre a la sustancia”, explicó el profesor Gonzalo Haro. El tratamiento de estas complicaciones médicas del consumo de ‘krokodil’ requiere, en la mayoría de ocasiones, de intervenciones quirúrgicas de extrema complejidad, con resultados graves, como la extirpación de las principales venas en los brazos o las piernas, necesitando en ocasiones la amputación o injertos de piel.

Los efectos nocivos de krokodil están relacionadas principalmente con la dietilmorfina, pero también con los componentes tóxicos para su elaboración, como el yodo, que produce lesiones de la glándula tiroides y los cartílagos. También se han descrito daños neurológicos y de otros órganos endocrinos.

El equipo investigador, liderado por el doctor Gonzalo Haro, profesor del Departamento Medicina y Cirugía de la Universidad CEU Cardenal Herrera en Castellón, junto con Abel Baquero, psicólogo de la Fundación Proyecto Amigo de Castellón, publicó este primer caso documentado científicamente de consumo de krokodil en el Estado en el último número de la revista Adicciones.

Según destacó el profesor de la CEU-UCH Gonzalo Haro, “aunque el inicio del consumo de ‘krokodil’ se situó inicialmente en Rusia, Ucrania y Georgia, la identificación de este caso en Castellón permite alertar a los profesionales sanitarios y terapeutas dedicados a la atención de la población drogodependiente en el Estado sobre su detección, diagnóstico y tratamiento”. El fácil acceso a esta sustancia adictiva, manufacturada por el propio consumidor en la mayoría de ocasiones, es un factor “determinante” que eleva la alarma social y mediática en relación con el consumo de krokodil, según los investigadores. - Efe

Efectos. La manifestación inicial se produce a los pocos días desde que se inicia el consumo y comprende con más frecuencia neumonía, meningitis, periodontitis y osteomielitis. Todos estos daños orgánicos generan un deterioro físico progresivo, “que puede causarles la muerte”.

Recursos sanitarios. Los recursos sanitarios, tanto de atención primaria o urgencias, como los servicios de adicciones y salud mental, “deben estar alerta para poder detectar intoxicaciones, síndromes de abstinencia o secuelas físicas y/o psicopatológicas del consumo de esta nueva droga”.