Bilbao - Catedrático en Fisiología, ocupó uno de los puestos más importantes en materia educativa: fue rector de la Universidad del País Vasco entre 2004 y 2008. Hoy en día, Juan Ignacio Pérez es el director de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, que cumple 5 años.

¿De qué trata la Cátedra de Cultura Científica? ¿Qué vacío intentó llenar?

-No había en Euskadi, y más concretamente en Bizkaia, ninguna entidad pública que hiciera la tarea de difusión social de la ciencia. En ese momento se entendía que la difusión de la ciencia es importante porque es bueno que la gente tenga un mínimo de conocimiento científico por razones diversas. Primero, nos ayuda a ser más conscientes del lugar que ocupamos y segundo, el conocimiento científico es muy importante para tener criterio a la hora de tomar decisiones.

¿Cómo valoran estos 5 años de trabajo de la Cátedra?

-Los resultados son muy buenos se mire por donde se miren, pero no debemos perder de vista que estas actividades tienen un alcance limitado. A la gente la ciencia no le interesa en una medida equivalente a como le interesa el fútbol, por ejemplo. Una charla de ciencia no va a llenar San Mamés. Aunque sí creo que una actividad constante en el foro público, a través de conferencias, de medios digitales, de comparecencias en medios de comunicación, en la radio, en la televisión... acaban generando un caldo de cultivo.

¿Es posible que el interés por la ciencia aumente? Datos de 2010 revelan que solo el 8% de la población la incluía entre sus tres intereses principales.

-Las encuestas que realiza la Fundación Española de Ciencia y Tecnología llevan ese porcentaje hasta el 15%. Me parece que esta es una cifra que entiende el interés por la ciencia y la tecnología de un modo bastante laxo. Por ejemplo, hay mucha gente que está interesada en temas de salud, y a lo mejor no es consciente de que le interesa la ciencia. Cuando fue la crisis del Ébola se interesó muchísima gente que nunca, probablemente, se habría interesado por un tema científico, porque en ese momento se percibía una amenaza. Nosotros organizamos una conferencia en Azkuna Zentroa y llenamos el auditorium, donde caben más de 300 personas. Cuando se producen este tipo de crisis sanitarias enseguida se despierta el interés por la ciencia.

¿Qué actos ha realizado la Cátedra para promover la cultura científica?

-Hay actuaciones de tres tipos. Por un lado, la edición de medios digitales en euskera, castellano e inglés. Por otro lado, organizamos conferencias y grandes eventos. Por ejemplo, cada 12 de febrero celebramos el Día de Darwin en Bidebarrieta con otros colaboradores, y llenamos la sala. Aunque quizás la más importante es la conferencia que todos los meses organizamos en euskera y castellano en Azkuna Zentroa. Procuramos que el tema tratado sea de actualidad y que tenga cierto interés. Otro de los eventos que hacemos es Naukas Bilbao, en el que durante dos días completos unos 60 conferenciantes dan charlas de diez minutos. Es una formato bastante rompedor, que cuando se empezó a hacer no lo hacía nadie y en el que nos centramos en dar un flash sobre un tema y generar interés. Este curso hemos hecho también un festival que se llama BertsoZientzia, en el que intervenían bertsolaris y científicos: los científicos daban una minicharla y los bertsolaris les replicaban en verso. Son formatos nuevos que no se han ensayado antes. Por último, también estamos implicados en algunos proyectos audiovisuales. En el programa de TVE Órbita Laika, la Cátedra tenía dos mini espacios y en el programa que tuvo ETB, Escépticos, la Cátedra se encargaba de la supervisión científica del contenido. Además, procuramos que todos los medios se relacionen entre ellos, lo que le da mucha más potencia a la difusión.

¿Hasta qué punto es necesaria la divulgación científica para la sociedad actual?

-La principal fuente de cultura científica, y de cualquier forma de cultura, es el sistema educativo. Todos hemos pasado por la escuela, el instituto, la ikastola o el colegio, y todos hemos adquirido un bagaje cultural en esos centros. En principio, tendemos a pensar que con eso ya nos vale, aunque realmente no es así, y sobre todo en ciencia. La ciencia tiene la peculiaridad de que se corrige a sí misma, cualquier día puede venir un investigador con una conclusión distinta a la que teníamos y sostenerla en pruebas. Así, el papel de la divulgación científica en ese contexto es también mantener informada a la gente que es aficionada. Estos últimos años están siendo muy fecundos en cuanto a ciencia. Se encontró el bosón de Higss, llegó la sonda Rosetta, y se descubrieron las ondas gravitacionales. Estas son novedades que van surgiendo y que debemos contarlas.

¿Se están trasmitiendo de manera eficaz los últimos avances científicos?

-Para mí una de las cosas más difíciles que hay es hacer que los descubrimientos lleguen, porque la gente, en general, lo que recibe es aquello a lo que está acostumbrado. Estar informado sobre fútbol, que le interesa a mucha gente, es muy fácil. Con la política lo mismo. Uno puede estar mejor o peor informado, pero todo el mundo sabe quién es Pablo Iglesias o Pedro Sánchez. Pero muy poca gente sabe quién es Higss, a quien se le debe el nombre del bosón, o quién es Jennifer Doudna, una de las descubridoras de una técnica revolucionaria en genética molecular. Este tipo de conocimiento es mucho más difícil de transmitir.

¿Cómo ve la situación educativa de la ciencia en Euskadi?

-Creo que los resultados de las evaluaciones educativas nos dejan en una posición discreta. Tenemos una tendencia a la autocomplacencia en todo tipo de materias, y también en materia educativa. Teniendo en cuenta el nivel socioeconómico y cultural de la sociedad vasca deberíamos obtener mejores resultados. Para tener esta opinión me baso en datos de evaluaciones como PISA o la Evaluación Diagnóstica. Es verdad que tenemos datos de fracaso escolar comparativamente buenos con el resto de comunidades autónomas del Estado español, pero eso no debiera ser un motivo para pensar que lo hacemos muy bien. Yo creo que hay margen de mejora en materia educativa y científica.