Irun - El puente Avenida de Irun cumple en 2016 su centenario y lo celebra como hace 100 años: con el paso cortado. Si en aquella época la razón de su momentáneo cierre fue la I Guerra Mundial, ahora son las medidas de seguridad tomadas por el Gobierno francés para evitar atentados durante la Eurocopa. Desde ayer, la policía gala mantiene controles permanentes en todos los pasos de la muga en Irun y ha prohibido totalmente el paso por el puente Avenida, que tiene un uso peatonal. Los dispositivos de seguridad se prolongarán, al menos, hasta el último día del campeonato futbolístico, que finaliza el 10 de julio. No obstante, la celebración del Tour durante ese mismo mes puede extender los controles por más tiempo.
Las consecuencias del despliegue policial se evidencian como ya lo hicieron meses atrás, entonces motivados por los atentados de París: largas retenciones que afectan directamente al tráfico en la AP-8 y, en ciertas horas, a las carreteras que circundan Irun, como la GI-636 o que se introducen en el propio núcleo urbano, como la avenida de Iparralde.
Durante la jornada de ayer, tres agentes vigilaban el paso de vehículos tanto en el puente de Santiago como en el de Behobia, lugares donde la semana pasada ya se colocaron sendas garitas provisionales.
Mientras tanto, en el peaje de Biriatu también es constante la presencia de policías, si bien en este punto resulta habitual que haya agentes, particularmente de la división aduanera. Ante esta circunstancia, nadie duda de que con la llegada de las jornadas playeras y el periodo vacacional será inevitable que en determinadas horas los tres pasos se colapsen. En esos momentos les tocará armarse de paciencia a todos aquellos que quieran acceder a Iparralde. Y no se antoja placentero el tiempo que los ocupantes de los vehículos tarden en dejar atrás el control. Al lógico flujo de tráfico de los habitantes de Irun y Hendaia (el 25% de su población es de origen guipuzcoano), se sumará el de camiones, coches extranjeros y personas que vayan, por ejemplo, a la playa hendaiarra o a Las Landas.
Por tanto, durante esos días se vivirá un revival de épocas previas a la entrada del Estado español en la Unión Europea, cuando era necesario mostrar el DNI en las casetas aduaneras. Este panorama repercute en la economía de los comercios irundarras de la muga, cuyos negocios se orientan hacia el consumidor francés.
En el barrio de Behobia perciben directamente los perjuicios de los controles policiales, que socavaron sus cuentas tras los actos terroristas de la capital francesa perpetrados en noviembre. Alfonso Bravo, propietario de Souvenirs Mary, situado en plena zona comercial de Behobia, ya ha evaluado los daños que le han supuesto las medidas desplegadas por el Ministerio de Interior francés. “Calculo que mi volumen de negocio ha descendido un 30%”, señala.