En un santiamén entraremos en el período legal de campaña electoral para solicitar otra vez, unos meses después, el democrático voto ciudadano, ejerciendo un derecho de la soberanía nacional que compartimos, o al menos eso explica la teoría políticamente correcta que manejan políticos, filósofos del momento y variados periodistas que pululan por la aldea global con variada y variopinta fortuna; clase periodística que se ve sujeta a recortes, EREs, despidos y otras lindezas de la reforma laboral pactada por la derechona consigo misma.

Nos enfrentamos pues, a una segunda cita electoral (la primera, para los más olvidadizos recordar que fue el 20-D, que ya queda lejano y perdido en las brumas de la navidad pasada y el invierno acabado.

Toda la parafernalia electoral está dispuesta en los estados mayores de campaña de las formaciones políticas, y nos tememos una repetición de modos, maneras, mensajes y personajes que hace medio año condujeron a unos resultados con los que fue imposible combinar mayorías aguerridas y preparadas para combatir los efectos de la crisis económica, social y cultural por la que seguimos atravesando camino de no sabemos qué lejana o cercana meta con ayuda de los políticos o a pesar de ellos.

Por mucho blablabla escupido por los responsables de diversas formaciones acerca de la necesaria reforma de la ley electoral, ejercicio de primarias y listas abiertas, cercanía representantes/representados, aminoración gastos de campaña y demás chanfainas verborréicas, nada ha cambiado en los últimos meses y sospecho que tendremos una campaña muy similar en todos sus aspectos a la padecida hace poco tiempo.

Respecto de la proyección de resultados en diferentes encuestas que han comenzado a florecer como margaritas en primavera, parece que los datos variarán muy poco, y que otra vez nos tendremos que enfrentar a la política de pactos postelectorales con matemáticas diabólicas que dificultarán alcanzar mayoría parlamentaria.

Una parte de la ciudadanía está muy cabreada en cualquier zona del estado y el malestar parece buscar el amparo de UnidosPodemos, coalición novedosa camino de utilizar mejor el millón de votos de IU de las últimas elecciones, que tuvieron escaso rendimiento electoral en el reparto del poder legislativo.

Uno se pregunta sobre quién pagará los platos rotos de no haber llegado a acuerdos que permitieran gobierno de mayorías; los actuantes se echan las culpas unos a otros, y quieren quitare de encima el espantajo de la responsabilidad del parón gubernamental, con Europa esperando a ver quién se asienta en la Moncloa para enviarle la notificación de multa millonaria por incumplimiento de déficit presupuestario.

La ciudadanía aclarará con su voto en el 26 de junio quién debe pagar los platos rotos de unas negociaciones imposibles y fallidas. Alguien cargará con el mochuelo de la parálisis oficial del país, en un ejemplo de república bananera más propia de Maduro que de Rajoy. En fin, la noche electoral llevará a algunos al éxtasis y a otros, muchos o pocos, a rasgarse vestiduras y arrancarse pelos por no haber hecho los deberes en aquel momento. Cambiamos de tercio.

Los hechos comprobados de compra de fincas por parte de un empresario vitoriano han quedado silenciados por el acallamiento de los rumores que hablaban de un posible proyecto de dinamizar el comercio del centro urbano vitoriano, aquejado de parálisis, quiebra o cese de actividad, en algunos casos de comercios clásicos y ejemplares de raigambre vitoriana.

Lo único nuevo que ha trascendido sobre este asunto ha sido una reunión entre gestores municipales y agentes de la propietaria Urtain, sociedad instrumental del movimiento de concentración de locales comprados en la milla de oro de Vitoria Gasteiz.

De qué hablaron durante la reunión y a qué conclusiones o acuerdos llegaron, es de momento incógnita que se guarda celosamente en los despachos municipales. Que algo se está moviendo en este culebrón, nos consta fehacientemente según nuestras fuentes.

Otra cosa es que interese silenciarlo y llevar las gestiones sotto voce; las cosas de politiquería acostumbran a adornarse con falta de transparencia y claridad, y es que algunos no acaban de entender que los asuntos de la res publica, cuanto más transparentes mejor para la salud cívica del pueblo, de la sociedad.

Por mucho que se empeñen en ocultarlo, terminará saltando la liebre o a lo mejor se destapará el pastel. Son modos de la falta de información que alimenta la imaginación del personal.

Las trayectorias del deporte profesional (Baskonia y Deportivo Alavés) en nuestro territorio van viento en popa y el orgullo de tener un equipo en la división de las estrellas de la liga del fútbol profesional está creciendo a marchas forzadas y reventará esta tarde noche, al finalizar el partido contra el Numancia, que debe de abrir la puerta del añorado y peleado ascenso a la categoría superior.

Tiempo de felicitar a la afición, jugadores, cuerpo técnico, gestores y propietarios del glorioso Deportivo Alavés. En estos tiempos de necesidad y carencias está bien alimentar el alma con este masaje entretenido del deporte profesional, mezcla interesante de deporte, política y negocio en nuestros azacaneados días. Zorionak denoi.