Zaragoza - Las ocho personas juzgadas ayer, entre ellas Jorge Luis Bail, ex diputado de Podemos por Huesca, por agredir a la Guardia Civil en una protesta contra el recrecimiento del pantano de Yesa en 2012, dijeron que no agredieron a los agentes y que lo que intentaron fue evitar que fueran golpeados.
En el juicio, que comenzó en el juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza, los ocho coincidieron en señalar que no fueron avisados por la Guardia Civil de que iban a actuar para despejar la carretera en la que estaban concentrados y que ante la carga de los agentes, por “instinto”, se defendieron para “parar los golpes”. Así lo relató Álex Ubieto, a quien se acusa de agredir a uno de los agentes que perdió en los incidentes el casco de protección y su escudo, recibió golpes y patadas y fue arrastrado ocasionándole diversas lesiones, según la acusación.
Bail, Ubieto y los otros acusados, Javier López, Óscar Ara Ripalda, Sergio Palacín, Jesús María Royo, Arriel Domínguez y Miguel Ángel Palacín coincidieron en destacar que era una protesta pacífica, que no esperaban la carga policial y que no agredieron a los agentes de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS).
El ministerio fiscal, quien a alguno de los acusados solo le preguntó si había estado presente en la concentración, solicita entre dos y más de seis años de cárcel (más de 36 años en total) y más de 22.000 euros en indemnizaciones por los delitos de atentado contra la autoridad, lesiones y desorden público. La acusación insistió en plantear que el mando del destacamento que se desplegó en la zona avisó por megafonía hasta en tres ocasiones para que desalojaran la carretera, que se golpeó a los agentes y a uno de ellos se le intentó quitar el fusil que portaba.
la protesta Los ocho acusados negaron reiteradamente que golpearan a los agentes, insistieron en que cuando se acercaba el destacamento pensaban que, como otras veces, hablarían con los concentrados y no pasaría nada más, y que desconocían quién había convocado la protesta contra las expropiaciones de tierras.
El último en prestar testimonio fue Miguel Ángel Palacín, propietario de fincas expropiadas por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), quien dijo que no ponía en duda que hubiera habido avisos de la Guardia Civil, “pero que no lo oí, también es cierto”.
Añadió que había mucha “bulla”, muchos “gritos” y “mucho escándalo” y que cayó al suelo con la carga policial sin que pudiera ver si golpearon al agente que perdió el escudo, su casco y su cartuchera. Miguel Ángel Palacín relató que tenía buena relación con la Guardia Civil, ya que ha sido juez de paz de Artieda, y que en la carga los agentes empujaban y pinchaban con las porras a los que estaban concentrados.
Los hechos ocurrieron el 10 de octubre de 2012 en Artieda (Zaragoza), en el kilómetro 1,6 de la carretera A-1601, cuando más de un centenar de personas se concentraban contra las expropiaciones para el proyecto de recrecimiento del embalse de Yesa. - Efe