vitoria - La obesidad es mala compañera de viaje para nuestro corazón. Y hace un flaco favor a la salud cardiovascular de cuatro de cada diez vascos adultos que, según FIDEC, la Fundación para la Investigación y Docencia de Enfermedades Cardiovasculares, sufren sobrepeso. “Una persona adulta obesa puede convertirse en un diabético tipo II, y el diabético es una persona en riesgo de accidentes vasculares, en riesgo de infarto, de ictus, en riesgo de daño renal, de que le falle la arteria de la retina... Por eso ahora se habla de diabesidad, cuando coinciden dos enfermedades, obesidad y diabetes. Eso está llegando aquí”, advierte con dureza el doctor Ricardo Franco, presidente de FIDEC.
Estadísticamente se considera que la esperanza de vida de una persona obesa puede reducirse hasta en quince años. “Porque la diabesidad con síndrome metabólico incluye estar gordo, ser diabético, ser hipertenso, tener colesterol elevado, degeneración de la grasa del hígado, aumento de ácido úrico”, enumera el doctor Franco en un largo listado que amenaza con seguir. “La obesidad afecta a todo nuestro organismo. Un obeso respira mal, ronca, sufre apneas del sueño, camina con dificultad, sus articulaciones se resienten y degeneran antes en artrosis. El obeso suele ser además hipertenso. En definitiva ser obeso es una tremenda desgracia porque acumula muchas enfermedades”, remata Ricardo Franco.
Para concienciar a la población en la prevención de estas dolencias, profesionales sanitarios chequean estos días en la capital vizcaina el riesgo de los vascos de sufrir un accidente cardiovascular. Unos eventos que causan tres de cada diez defunciones. Comprueban en directo la posibilidad de estar expuesto a un infarto examinando, por ejemplo, los niveles de hipertensión o colesterol. No en vano, las enfermedades del sistema circulatorio (compuesto por el corazón, las arterias, las venas, los capilares y la sangre) suponen la primera causa de muerte y matan 65 veces más que los accidentes de tráfico, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
El objetivo de la edición de plata de la semana cardiovascular es la de prevenir la aparición de patologías como la arterioesclerosis, que hace que las arterias se endurezcan, se estrechen y dificulten el riesgo en nuestros tejidos. Esta situación puede dar lugar a accidentes vasculares (ictus, infartos cardiovasculares, etc), que pueden llevar a la muerte en muchos de los casos. “Si una arteria coronaria se obstruye, provocará una angina de pecho o un infarto de miocardio, y si ocurre lo mismo en el cerebro se producirá un ictus”, asegura el doctor Franco. Estos accidentes vasculares no son ajenos a los vascos, ya que en Euskadi el 10 % de los fallecimientos son derivados de infartos de miocardio.
El proceso hasta este tipo de lesiones está condicionado en gran medida por una serie de factores de riesgo, “la mayoría de ellos controlables”, sostiene Franco.
Y es que según el Ministerio de Sanidad, cerca del 75% de las causas de este tipo de dolencias están relacionadas con factores como el tabaquismo, el sedentarismo, la hipertensión, la diabetes o la obesidad. También lo cree la Federación del Corazón, quien asegura que estos factores de riesgo se pueden controlar, tratar o modificar.
A pesar de que Euskadi es una de las tres comunidades con menor mortalidad cardiovascular, un 26,75% del total, no hay que bajar la guardia. Por territorios, las enfermedades del sistema circulatorio fueron en 2014 la principal causa de muerte en la mayor parte de las comunidades, excepto en Cantabria, Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco (donde fueron los tumores). Aun así, en todas ellas supusieron más de una cuarta parte del total de defunciones.