madrid - El Estado español estima que deberá gestionar unos 188.000 metros cúbicos de residuos radiactivos y combustible gastado generado hasta 2024, año en el que caduca la última de las licencias de explotación de una central atómica (la de Trillo, en Guadalajara).

La cifra es equiparable a 75 piscinas olímpicas -de 2.500 metros cúbicos de capacidad cada una- y se ha calculado sobre el siguiente escenario: un parque nuclear de ocho reactores (incluida la central de Garoña, que se encuentra en parada desde diciembre de 2012) a un ritmo de funcionamiento similar al actual y una vida útil de 40 años para cada uno de ellos.

La estimación viene reflejada en el primer informe estatal remitido por España a la Unión Europea sobre la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y residuos radiactivos (en cumplimiento de la directiva sobre la materia), proporcionado a Efe por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

El documento dirigido a la UE advierte de que actualmente se está revisando la metodología para el cálculo de las cuantías estimadas de residuos que será necesario guardar con seguridad, “considerando las incertidumbres asociadas”, y se prevé finalizar el ejercicio de revisión en junio de este año.

Entre otras cuestiones que pueden hacer variar las estimaciones de generación de residuos, el CSN está evaluando actualmente la petición de renovación de licencia de explotación de la central de Santa María de Garoña, en parada por voluntad de sus propietarios (la empresa Nuclenor, participada al 50% por Endesa e Iberdola).

Según destaca el CSN, el Estado español ha ratificado la convención conjunta sobre seguridad en la gestión del combustible gastado y de los residuos radiactivos, comprometiéndose internacionalmente a requerir los más altos niveles de seguridad en la gestión de estos materiales, de acuerdo con las recomendaciones del OIEA. Así, con periodicidad trienal, España elabora un informe estatal sobre este asunto y se somete a un examen de carácter internacional para que los demás países firmantes de la convención conjunta valoren la seguridad de la gestión de los residuos radiactivos en el Estado. El primero de dichos exámenes se realizó en 2003.

baja y media intensidad A finales de 2014, el total de residuos radiactivos generados por las centrales nucleares del Estado español sumaban 57.300 metros cúbicos, según el documento enviado a la Comisión Europea, en cuya redacción han participado el CSN, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA), los titulares de las nucleares y el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

La mayor parte de estos desechos, el 70%, corresponden a los de baja y media actividad. En el Estado español, los materiales radiactivos se clasifican en: residuos de muy baja actividad, de baja y media actividad -ambos tipos son almacenados en el centro de El Cabril, Córdoba-, especiales y de alta actividad.

Además de las plantas atómicas, los ámbitos industrial, médico y de investigación contribuyen a generar desechos radiactivos, pero en mucha menor magnitud que las centrales dedicadas a la generación eléctrica.

El combustible nuclear ya gastado -excepto el de la planta de Vandellós I, clausurada en 1989 por un grave accidente- se almacena actualmente en las piscinas de los reactores y en los almacenes temporales individualizados (ATI) de Trillo, José Cabrera (en desmantelamiento) y Ascó.

Para sortear el futuro problema de capacidad de las piscinas, a principios de 2018 se prevé la puesta en marcha del Almacén Temporal Centralizado de residuos de alta actividad (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca) y “a mediados de 2017” operará un Almacén de Espera de Contenedores (AEC), subraya el informe.

A pesar de que el CSN cuenta a corto plazo con el almacén de Villar de Cañas el proyecto se haya envuelto en un litigio político. La construcción del primer Almacén Temporal Centralizado del Estado español para residuos de alta actividad se acordó en 2009 y en 2011 se eligió para su ubicación la localidad conquense de Villar de Cañas. Las previsiones iniciales indicaban que el ATC debía estar concluido a lo largo de 2016, pero la llegada al gobierno regional del socialista Emiliano García Page trastocó los planes del PP, ya que primero amplió un espacio protegido cercano a la ubicación elegida para el almacén y después anuló el plan urbanístico municipal que contempla y ampara su construcción.

Almacén en garoña Mientras se aclara el futuro del ATC, la empresa que gestiona la central de Garoña ha logrado autorización para construir un Almacén Temporal Individualizado (ATI) para depositar los residuos que actualmente alberga en la piscina. Según Nuclenor, “los últimos Planes Generales de Residuos de nuestro país contemplan la construcción de almacenamientos temporales en seco dentro de la propia central, donde los elementos combustibles se alojan en contenedores especialmente diseñados al efecto, como complemento a las piscinas y como paso intermedio antes de definir un almacenamiento permanente”.

Según el documento oficial, España dispone de la infraestructura “necesaria” para la gestión segura del combustible gastado y de los residuos radiactivos, desde el punto de vista institucional, administrativo, técnico y económico-financiero.

En resumen, la cantidad estimada de residuos de baja y media actividad hasta el final de la vida útil de las plantas atómicas se elevan a 188.000 metros cúbicos, de los que el 54% serán de muy baja actividad.

Las mayores previsiones de generación de residuos radiactivos de baja y media actividad corresponden a la central de Cofrentes, con 3.316 metros cúbicos; Almaraz (Cáceres), con 2.062 metros cúbicos; Ascó, 1.948; Vandellós II (1.061); Garoña (939) y Trillo (907 metros cúbicos).

A ello hay que sumar un capítulo aún mucho mayor: los desechos derivados del futuro desmantelamiento de estas seis plantas nucleares, que en total rozarán los 128.000 metros cúbicos, siempre según el escenario previsto hasta la fecha.

Por otro lado, el inventario de combustible gastado refleja que el total a gestionar en el futuro ascenderá a 19.740 elementos de combustible.

En la categoría de residuos de alta actividad se incluyen básicamente los residuos procedentes del reprocesado del combustible de Vandellós I en Francia, que retornarán en breve a territorio español.

De acuerdo con el principio de “Quien contamina paga”, el 99% de los ingresos que alimentan el Fondo de Enresa para la gestión de los residuos proceden de las tasas que pagan los titulares de las centrales u otras instalaciones nucleares o por los generadores de residuos radiactivos fuera del ciclo del combustible nuclear.

Cantidad. La cantidad estimada de residuos nucleares de baja y media actividad que se generará en el Estado español hasta el final de la vida útil de las plantas atómicas se elevan a 188.000 metros cúbicos, de los que el 54% serán de muy baja actividad.

Centrales. Las mayores previsiones de generación de residuos radiactivos de baja y media actividad corresponden a Cofrentes, con 3.316 metros cúbicos; Almaraz (Cáceres), con 2.062 metros cúbicos; Ascó, 1.948; Vandellós II (1.061); Garoña (939) y Trillo (907 m3).

El pasado 30 de septiembre la Secretaría de Estado de Medio Ambiente dictó una resolución señalando que el proyecto de construcción de un almacén temporal individualizado (ATI) planteado por Nuclenor en Garoña cumple con todos los requisitos para superar favorablemente el Informe de Impacto Ambiental.