Bilbao - Agresiones sexuales, violencia sobre la mujer o dentro de la familia, daños psicológicos, efectos sobre los menores... en todas estas cuestiones las Unidades Integrales de Valoración Forense del IVML están aportando una información muy valiosa para analizar tendencias a lo largo del tiempo, protocolos de actuación y evolución de un fenómeno que Carlos Cubero relaciona con nuevas formas sociales de comunicación, la pérdida de valores y la falta de diálogo dentro del núcleo familiar.

¿Se puede hacer alguna lectura del aumento en los casos de violencia intrafamiliar y de género?

-No soy experto en psiquiatría pero de los trabajos que han realizado en los últimos años los profesionales de los equipos multidisciplinares, en especial los que han hecho sobre las víctimas de agresiones sexuales, se puede concluir que la violencia de género es un problema estructural. Hay ciertos sectores que no aceptan la evolución y desarrollo de la mujer y creen que ha de estar sometida como lo estuvo en su momento.

¿Y en la familia qué pasa?

-Creo que hay una pérdida de valores influida por la propia evolución social. No quiero echar la culpa a los videojuegos, a Internet o a las nuevas tecnologías, pero sí creo que eso hace que, por un lado, las personas se estén aislando y, por otro, se pierda la cercanía que existía antes para comunicarse entre los miembros de la familia. Esto influye mucho para que en un entorno cerrado como es el familiar exista violencia psicológica, violencia física o ambas.

En 2015 hubo una subida muy llamativa de los casos de homicidio.

-En 2014 la cifra global de los tres territorios fue de 9 homicidios, pero como en 2015 se pasa a 14 el porcentaje sube mucho. En relación con los 2,2 millones de habitantes de Euskadi catorce homicidios supone una proporción muy baja, me atrevería a decir que es la cifra más baja de todas las comunidades autónomas. Claro que ver un aumento del 35,71% puede asustar, pero hay que ir a las cifras.

¿Ha habido algo especial en los casos de 2015?

-Cualitativamente podríamos decir que en las muertes de etiología homicida ha habido un cambio, no el año pasado, sino que es algo que viene de atrás: antes la mayoría de las muertes eran causadas por contusiones y ahora dominan los homicidios por arma blanca. El año pasado hubo siete en las que se usó un arma blanca y dos por contusiones.

En la memoria del Instituto también se observa que se ha reducido el número total de expedientes, ¿a qué se debe?

-En lo que se refiere a autopsias, desde 2006 hasta 2015 los expedientes por muertes naturales han disminuido un 32,69% debido a que tenemos un convenio de colaboración con Osakidetza para no judicializar las muertes no violentas o no sospechosas de criminalidad. Gracias a este convenio entre los departamentos de Salud y Justicia ha disminuido el número de judicializaciones de muertes naturales. En Bizkaia sigue siendo elevado pero está claro que la tendencia es descendente.

A usted le preocupa el futuro de la medicina forense.

-Después de más de catorce años de trabajo del IVML es el momento de una nueva cultura de trabajo, hay que hacer algo totalmente innovador. El futuro a corto plazo pasa por crear una unidad para la docencia médica, que será la herramienta para una formación especializada. Creo que la creación de la unidad docente tiene que ser una realidad para llegar a la especialidad forense vía MIR, realizando una parte en la red sanitaria y otra en el IVML.