bruselas - La Comisión Europea (CE) presentó ayer la base que servirá para reformar el sistema de asilo europeo y repartir de manera más justa entre países a los refugiados, tras comprobar que las reglas actuales no funcionan porque ponen toda la presión en unos pocos Estados miembros, como Grecia e Italia.
“La crisis ha mostrado que el sistema actual no funciona”, reconoció el vicepresidente primero de la CE, Frans Timmermans, quien consideró que “no es sostenible” poner la presión en sólo una parte de los socios comunitarios.
El Ejecutivo comunitario plantea, en una comunicación que se traducirá en una propuesta legislativa antes de este verano, dos opciones para modificar el llamado sistema de Dublín, según el cual el Estado miembro que debe encargarse de una demanda de asilo es aquel por el que primero entró el solicitante a la Unión Europea (UE).
corregir o cambiar Timmermans explicó que se puede optar por mantener los criterios comunes existentes y añadirles un “mecanismo de corrección” para casos de crisis, o bien cambiar los criterios básicos para determinar qué Estado miembro es responsable de gestionar la demanda de asilo. En este segundo caso, la responsabilidad se decidiría desde un principio y sobre la base de una clave de distribución, añadió.
Fuentes comunitarias reconocieron ayer que la opción más conservadora se parece mucho a lo que ya existe en la actualidad y no ha llegado a funcionar: el mecanismo de reubicación de 160.000 demandantes de asilo llegados a Grecia e Italia que acordó la UE en septiembre del año pasado.
De esos 160.000 refugiados, solo se ha trasladado hacia otros Estados miembros a 1.111 personas. Aclararon, no obstante, que ahora se trataría más bien de fijar un umbral a partir del cuál se activaría el mecanismo correctivo.
También precisaron que la nueva fórmula no se centraría, como sí lo hace el sistema temporal de reubicación, exclusivamente en aquellas nacionalidades que superen una tasa de aceptación media de asilo de más del 75%.
La propuesta más radical, que apuesta por fijar una clave de distribución desde el principio, se basaría en “criterios objetivos” como los usados para el reparto de refugiados hasta ahora, como PIB, población, desempleo y esfuerzo previo de acogida, pero también tendría en cuenta los lazos familiares que el demandante pueda tener en algún Estado miembro, según estas fuentes.
Timmermans dijo que a largo plazo existen también otras opciones, como crear un “sistema europeo centralizado que decida sobre las demandas individuales”, pero admitió que “en términos políticos no es realista” ni hablar ni proponer este paso a día de hoy.
La comunicación sí recoge, no obstante, la posibilidad de que la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO, en inglés) asuma nuevas capacidades en el futuro y gestione el mecanismo de distribución que se cree dentro del nuevo sistema de Dublín.
La CE insiste, por otro lado, en que las reglas de asilo deben aplicarse por igual en todos los Estados miembros. Es consciente de que si cada país ofrece unas condiciones distintas de recepción de refugiados o si el proceso de asilo dura más en unos sitios que en otros, lo que se fomenta es la carrera por llegar a determinados países, como ocurre con Suecia o Alemania.
Para evitar estos “movimientos secundarios”, la CE aboga por armonizar los procedimientos y garantizar un trato equitativo en toda la UE.
La CE contempla además la posibilidad de sancionar a las personas que no colaboren y dice que “determinados derechos podrían quedar supeditados al registro, a la toma de huellas dactilares y a la permanencia en el país de la UE asignado a la persona solicitante”.
Aquellos refugiados que se desplacen de forma clandestina dentro de la UE y sean interceptados, aunque no perderán el estatus de refugiados, serán penalizados de otra manera, como la puesta a cero del contador de años que han pasado viviendo en el Estado miembro, que tiene que ser de cinco antes de optar a un permiso de residencia a largo plazo.
El comisario europeo de Migración e Interior, Dimitris Avramópulos, por su parte, hizo hincapié en la necesidad de ofrecer más vías legales para llegar a Europa, así como de mejorar los controles en las fronteras exteriores de la UE, para lo que la CE presentó su propuesta sobre fronteras inteligentes.
El objetivo es acabar con la fragmentación mediante un sistema de entrada-salida que permita consultar a la vez todas las bases de datos disponibles en la UE para comprobar de forma automática la identidad de todos los nacionales de terceros países que vengan a la UE por turismo o por trabajo.
Por si acaso, una valla Mientras esto se discutía en Bruselas, el Gobierno búlgaro aseguraba que espera tener lista en junio la valla de 160 kilómetros en la frontera con Turquía para impedir la entrada ilegal de refugiados a su territorio. Así lo indicó en el Parlamento la ministra de Interior, Rumyana Bachvarova. “Por el momento, las nuevas rutas migratorias no pasan a través de Bulgaria. No obstante, hacemos todo lo posible para aumentar la presencia policial en las fronteras, acelerar la construcción de la valla y además organizamos ejercicios para estar preparados para el peor escenario”, declaró Bachvarova ante los medios.
La alambrada, de tres metros de altitud, tendrá una longitud de 160 kilómetros, cinco veces más que el plan inicial cuando comenzó a construirse en 2013.
La frontera entre los dos países tiene una extensión de 259 kilómetros, la mayor parte delimitada por ríos y por zonas de bosques y campos.
Hasta ahora se han terminado unos 70 kilómetros de la valla, según indicaron fuentes de la policía búlgara.- DNA