Internet también tiene sus ídolos. Por su inteligencia, por sus opiniones, por su sentido del humor, por ser creativos o por hacer el tonto. Da igual el motivo, pero lo cierto es que en la red la fama se mide en seguidores, en suscriptores, en visitas y en reproducciones. Y todo eso se traduce en dinero. El dinero despierta envidia y esta, unida a la torpeza que trae el desconocimiento, provoca situaciones como la que ha creado una polémica en las redes sociales el pasado mes. Elrubius, un youtuber que cuenta con 16 millones de suscriptores, hizo público su malestar por una entrevista que le había realizado un veterano periodista en la que, según él, se habían manipulado sus palabras y se le había menospreciado. Quizás el origen de este conflicto esté en la brecha que deja a una generación incapaz de entender una plataforma, YouTube, que resulta ser en la práctica algo más que un almacén de vídeos. Los jóvenes consumen YouTube, lo utilizan para divertirse y también lo explotan como nadie había hecho antes con ningún otro medio de comunicación. El pulso entre un veinteañero desvergonzado y un plumilla de prestigio, y algo condescendiente, podría parecer desigual. El último tiene detrás el prestigio de un medio de comunicación que le respalda y el primero... el primero cuenta con una legión. Su vídeo de protesta contra la prensa ha sumado en solo tres días cinco millones y medio de reproducciones. ¿Qué medio de comunicación puede luchar contra esa audiencia?
¿Pero qué es un youtuber? No es más que un usuario de YouTube que se ha dado de alta y que ha creado un canal en el que cuelga sus vídeos. Otros usuarios pueden suscribirse gratuitamente a su canal y seguir de cerca todas sus creaciones. YouTube ofrece la posibilidad de que estos canales generen dinero para sus creadores a través de la inclusión de publicidad antes, durante o después de los vídeos. La duración del vídeo, el números de visualizaciones, la procedencia de las visitas, así como otras variables, influyen en la cantidad económica que se recibe.
Con millones de personas pendientes de lo que hacen en sus vídeos, no es de extrañar que las marcas acudan a los youtubers con suculentas ofertas económicas para colar sus productos en sus vídeos. Elrubius es el youtuber de más éxito en España, pero sus astronómicas cifras de seguidores e ingresos se quedan pequeñas en comparación con los propietarios de otros canales a nivel mundial. PewDiePie, por ejemplo, facturó más de 10 millones de euros en 2014 por analizar videojuegos en su canal.
Borja Luzuriaga, más conocido como Luzu Vlogs, es un youtuber vizcaíno afincado desde hace años en Los Ángeles que acumula más de seis millones de suscriptores en sus tres canales. Con números como esos, hace tiempo que decidió abandonar su trabajo para centrar todas sus energías en alimentar sus canales de contenidos. Es ya miembro de la élite que puede vivir de YouTube. Su canal Luzugames está en el Top 10 en cuanto a suscriptores de todo el Estado.
diferentes estilos Hay tantas maneras de empezar a ser youtuber como youtubers. Lo más común es seguir una trayectoria similar a la que está firmando Karla Martínez. Esta bilbaína de 17 años se transforma en Karla Always Happy cuando entra en la red. Tiene en marcha su canal desde hace tres años, pero advierte de que hay que ser cocinero antes que fraile: “Hace cinco años empecé a ver vídeos de YouTube, es algo que me gusta mucho. Y yo, como soy una persona que no para de hablar, que no me corto nada, pues empecé a grabarme”. El resultado es un espacio en el que habla de ropa, de maquillaje... y de algo más. “Con el tiempo, si todos los vídeos son de la misma temática, aburren un poco. Por eso a veces me gusta hacer cosas diferentes, soy bastante random, e intento hacer cosas para todos los gustos”, explica. Sus contenidos le han valido para tener hoy en día más de 16.000 suscriptores y casi un millón de visualizaciones. Empieza a ser una youtuber a tener en cuenta.
A pesar de su juventud, a Karla no le intimida ser el imán de las miradas de 16.000 desconocidos. “Al principio no eres consciente de que hay gente que está viendo lo que tú pones en el canal”, relata, “pero con el tiempo te paran por la calle y te preguntan si tú eres la del canal de YouTube. Se te hace muy raro, pero es algo guay. No te lo esperas, porque no eres consciente de que detrás de la cámara hay tanta gente que te puede conocer y te sigue. Es muy satisfactorio”.
Cree que para ser youtuber “tienes que saber soltarte delante de una cámara”, tener los medios técnicos adecuados que garanticen un mínimo de calidad y, sobre todo, tiempo: “Considero que, si te abres un canal, hay que prestarle un tiempo. No se puede subir un vídeo de ciento en viento. Hay que tener un compromiso”. Su canal le roba dos tardes a la semana. Es lo que necesita para grabar y editar un vídeo cada siete días y hacer que “no pierda continuidad”.
Después está el contacto con sus suscriptores. “A mí me gusta mucho estar en contacto con ellos para que me hablen en las redes sociales”, explica, “me hacen preguntas y les contesto”.
Karla confiesa que ser youtuber le ha servido para “aprender muchas cosas” y le resulta muy satisfactorio: “Es un hobby, pero es algo que va más allá”. El dinero puede ser la delgada línea que convierta un hobby en otra cosa. Esta bilbaína reconoce que su canal de YouTube ya le da ciertos beneficios económicos: “Mi canal no es muy grande, sobre todo comparando con los youtubers más famosos. Me da un beneficio económico pequeño, pero no me importa porque hago lo que me gusta”. En el horizonte se esconde la posibilidad de crecer hasta cotas importantes y conseguir un éxito que multiplique sus beneficios hasta poder vivir de ello. Ella, por si acaso, no está dispuesta a renunciar a su voluntad de estudiar comunicación audiovisual: “Veo muy difícil poder vivir de YouTube. Quién sabe en el futuro. Estaría muy bien, porque es el pequeño sueño de todos los que tienen un canal en YouTube, pero creo que es algo muy complicado”.
campeones Campeones es un canal especializado en fútbol que sigue un camino totalmente diferente al de Karla. Lo dirigen tres jóvenes periodistas madrileños: Juan Arroita, Guillermo González y Andrés Cabrera. El primero de ellos trabaja en una productora especializada en YouTube, 2btube, y fue quien plantó la semilla para coproducir este espacio hace un año. “Ellos se encargan de la producción de los vídeos y nosotros de los contenidos”, detalla Arroita, “son expertos de YouTube y nos van guiando un poquito en cómo hay que hacer los vídeos y cómo adaptarnos de forma adecuada a una plataforma tan diferente a la televisión”.
Publican tres vídeos a la semana con tres formatos diferentes, lo que les obliga a seguir un minucioso planning de trabajo y coordinarse con la productora para que en el momento de publicar cada contenido pueda estar lo mejor posicionado posible para tener éxito. Cuando arrancaron, la productora les fijó como objetivo acumular cinco mil suscriptores en el primer año, pero para entonces alcanzaron los 130.000 y ya tienen más de 153.000. “Estamos bastante satisfechos de cómo han ido las cosas”, dice.
Para este periodista la gran ventaja de esta plataforma es la “libertad para hacer lo que quieras” y el acceso inmediato a los contenidos: “Eso es lo que creo que hace que YouTube esté ganándose de verdad a las nuevas generaciones”. Como la youtuber bilbaína, el madrileño coincide en que es necesario consumir mucho YouTube para poder tener éxito: “Es una plataforma tan diferente a la televisión? Los que se confunden intentando hacer algo con un lenguaje o con un montaje parecido al de la televisión, no van a triunfar nunca. Hay que hacer algo mucho más diferente y cercano al público”.
En esta línea, Juan Arroita está convencido de que “el periodismo debería evolucionar hacia YouTube porque es una plataforma con la que llegar a la gente, sobre todo a las nuevas generaciones, que son los que están en YouTube”. Señala que en algunos países, como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, los medios “apuestan ya a lo bestia por YouTube”. En España todavía “no hay ningún medio importante que haya tomado la determinación de crear contenidos y aprovechar YouTube como plataforma, lo que me parece un error muy grave”.
Espera poder seguir haciendo Campeones más grande junto a sus dos compañeros: “Esperamos llegar a verano con 230.000 suscriptores. Sería importante poder seguir creciendo y poder llegar a vivir de esto al 100%. Es complicado y más estando en el canal tres personas. Pero vemos que es factible porque cada vez crece más y la gente se va interesando por los vídeos. Los tres vemos totalmente una forma de ganarse la vida en YouTube”.
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Son los millones de euros que facturó en 2014 el canal de PewDePie, uno de los ‘youtubers’ más famosos del mundo. Hoy en día este sueco cuenta con más de 42 millones de suscriptores. Solo tiene 25 años.
Conocer YouTube. No hay ‘youtuber’ que se precie que no aconseje lo mismo: antes de nada hay que ver mucho YouTube. Hay un universo de canales para entretenerse y aprender: cocina, moda, deportes, viajes, videojuegos, etcétera.
Equipo técnico. Habrá quien triunfe con una webcam, pero es recomendable trabajar con una cámara y una iluminación que garanticen vídeos con un mínimo de calidad.
Edición. No basta con grabar el vídeo. Para triunfar en la red hay que invertir tiempo en editar. Importante: YouTube no es televisión. Hay que ser original con los formatos.
Talento. No todos pueden ser ‘youtubers’. Hace falta ser creativo, constante... y no tener vergüenza.