vitoria - Un análisis estadístico elaborado por la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco y las opiniones de varios expertos en seguridad vial y psicología han confirmado un secreto a voces: las mujeres conducen de forma más responsable que los hombres. Lo hacen gracias a su mayor concentración y a su ajustada percepción del riesgo y a que, sobre todo, saben administrar y focalizar sus momentos de tensión al volante; nada que ver con la impulsividad que habitualmente asalta a los hombres cuando se ven implicados en alguno de los imprevistos propios de la conducción.

El resultado, recogido en el informe Perspectiva de género y seguridad vial, evidencia con datos que las mujeres únicamente estuvieron implicadas en el 29,5% de los siniestros ocurridos en las carreteras vascas durante 2014. Pero es que además, esta realidad es extensible a otros campos relacionados con la movilidad: el 76,4% de las conductoras vascas nunca ha sido sancionada (en el caso de los hombres, este porcentaje se reduce al 42,3%). Este hecho se traduce en que un 8,3% de las mujeres han perdido algún punto del permiso frente al 16,8% de los varones, algo más del doble.

Así, tal y como subrayaba Garbiñe Sáez Molinuevo, máxima responsable de la Dirección de Tráfico del Ejecutivo vasco, “en el ámbito de seguridad vial, en general, las mujeres tenemos comportamientos más responsables, menos arriesgados, que los hombres”. Cierto es que el número de conductoras es inferior (41%) al de conductores, pero también lo es que ellas hacen un uso distinto del vehículo -realizan recorridos más cortos motivados por temas de ocio, familiares y domésticos- precisamente en espacios urbanos donde la probabilidad de sufrir un accidente es mayor.

Una idea compartida por David Herrero, de la Fundación Heltzen, quien constataba la existencia de “importantes” diferencias de género en la forma en que hombres y mujeres conciben la seguridad vial y, más significativa aún, en sus reacciones a situaciones de estrés o ira como retenciones o actos temerarios u hostiles protagonizados por otros vehículos. Ambos sexos sienten de la misma manera el enfado pero, en palabras de este psicólogo, los varones responden “de forma brusca y desadaptativa socialmente” lo que conlleva a que prevalezcan “conductas agresivas de lucha y enfrentamiento”.

Las conductoras, por su parte, afrontan esos episodios de cabreo “con cierta ansiedad. Y en cierta medida esa ansiedad de las mujeres les puede servir para mejorar su concentración al volante, aunque también les podría provocar una mayor fatiga” si tienen que enfrentarse a un recorrido largo. En definitiva, redondeaba Herrero, “la impulsividad más propia de los hombres conductores les hace tener una menor percepción del riesgo y podría estar detrás de conductas peligrosas o más arriesgadas”. De hecho, se agrega en el informe, este comportamiento más arriesgado (e irresponsable) es aplicable a hombres de todas las edades ya viajen en coche, moto, bici o incluso vayan andando.

Así las cosas, el estudio incluye una serie de recomendaciones y distintas propuestas entre las que destacaría la de orientar las campañas de sensibilización de forma específica, e incluso se manera separada, a hombres y mujeres. También se aboga fomentar el análisis de género en la recogida de datos estadísticos y estudios relacionados con la seguridad vial (analizando el sexo junto a variables como la edad, los factores psicológicos, sociales y culturales de forma integrada)

En el apartado de la educación vial, se propone incorporar la perspectiva de género en todos los programas de sensibilización que se realicen en los centros educativos y en los programas de las autoescuelas, trabajando en concreto la prevención de las conductas arriesgadas en el caso de los hombres y la mejora del conocimiento del vehículo en el caso de las mujeres. Finalmente, se recomienda que el enfoque de género se incorpore a las planificaciones y programas de seguridad vial.