lo conocí hace muchos años. Me dijo algo que siempre he recordado: “No es posible ni recomendable que con los años nos sigan temblando las rodillas al contemplar a la persona amada, porque, de ser así, acabaríamos con serias dificultades para andar...” Me reí y él también, pero lo cierto es que a Miguel le veo reír siempre. Le pregunto por un acontecimiento que cambió su vida.
-Mi separación matrimonial; rompes una relación previa y es doloroso. Implica una carga emocional que ya no olvidas. Una separación es más difícil cuando aún se quiere, como fue mi caso, que cuando ya se odia.
Al acercarse gente diciendo que está pensando en separarse, ¿qué les dices...?
-Que sean responsables de las consecuencias. Nadie puede sustituir a quien tiene que tomar esa decisión. Lo que sí me sorprende es cuando la separación se produce tras unos años de convivencia previos al matrimonio.
¿La separación es un fracaso...?
-Es un cierto fracaso en la medida que es la ruptura de un proyecto compartido. Por eso lo pasas mal.
La separación ahora es mucho más frecuente. ¿Qué ha cambiado...?
-Que la vida está menos encorsetada, que hay más posibilidades y que, en el caso de la mujer, el cambio que se ha producido es total. Si hay un verdadero cambio en siglos es lo que ha significado la incorporación de la mujer a la educación y a la vida laboral. Eso lo ha transformado todo.
Hay quien piensa que el incremento de separaciones tiene más que ver con un cierto ‘ablandamiento social’, con una menor capacidad de aguante, y lo achacan a una pérdida de valores.
-Que la sociedad sea más permisiva me parece algo positivo. Justificar actitudes personales en función de valores generales es una gran excusa.
Alguien me dijo en cierta ocasión que el verdadero problema no era la primera separación, sino la segunda.
-Significa que no se ha aprendido nada del primer fracaso. Lo único bueno del primer fracaso es el aprendizaje.
También he escuchado decir que si una pareja continúa es con frecuencia porque en cada momento, uno de los dos quiere más que el otro, y finalmente cede, lo que no implica que siempre sea la misma persona.
-Es verdad que en algún momento puede implicar ceder, pero también en otros significa adelantarte a sus deseos. Una pareja no continúa sin que haya generosidad. Creo que es importante saber dar y saber recibir, asegurar que estás dando de verdad y reconocer que te están dando, respetar límites y convicciones de la otra persona. También se aprende. Y saber clasificar bien los problemas, qué es importante y qué no lo es, para ti y para los demás. Hay quien se ahoga en un vaso de agua.
Estás hablando de realismo en el día a día.
-Las personas que más posibilidades tienen de sobrevivir razonablemente bien son las que viven con los pies en el suelo; por el contrario, quienes idealizan excesivamente son más tendentes a tener dificultades. El exceso de idealismo es peligroso. Las personas que no se ajustan a la realidad tienen muchas dificultades para cambiar. Al idealista se le ve como algo positivo, pero no lo es. Los ideales hay que ponerlos en solfa, porque los ideales cambian y los demás también tienen ideales. En política, ya lo hemos visto, es perfectamente aplicable.
Al final, ¿qué es lo importante...?
-La amistad. Tengo un círculo de amistades potentísimo, del que me siento muy orgulloso. Y eso es en parte porque desde pequeño me he criado en la calle. Formaba parte de cuadrillas mixtas. Fui al instituto, donde no había campos de fútbol y los chicos tenían que salir a la calle para jugar. Y entre mis compañeros había absolutamente de todo: gente muy humilde, becarios guipuzcoanos que venían del Alto Deba, hijos de guardias civiles y de militares de baja graduación, hijos de obreros y de profesionales. Y eso me dio la posibilidad de tratar, conocer y adecuarme a gentes muy diferentes, que luego ha resultado ser clave en mi vida. Eso me ha favorecido mucho. Pero también lo he cuidado mucho. Soy muy amigo de mis amigos.
La amistad, el mejor remedio contra la soledad.
-La soledad es uno de los problemas más graves que hoy tenemos, que cuando te haces mayor y tu pareja, en el caso de tenerla, muere, puede convertirse en algo muy grave e irreversible. La soledad es la enemiga de la felicidad. La amistad es un distintivo de la naturaleza humana. Las vacas no tienen amigas, ni eligen amistades, simplemente pastan juntas.
Y junto a la amistad?
-La familia. Fuimos siete hermanos, y el recuerdo de mi casa es de una gran actividad, donde confluía y cabía mucha gente, porque eran amigos de un hermano o de otro. Vivir en colectividad está reñido con el egoísmo. Mi padre se gastó todo lo que tenía en las carreras de sus hijos. Siete hijos, siete carreras. Al final vive muy feliz pero con la ayuda de todos nosotros. Por cierto, algo que hacemos muy a gusto.
En definitiva, que tú te ves viviendo y formando parte de una red.
-No concibo la vida de otra manera. Y esa es mi manera de trascender, de dejar un legado.
La familia es el modo concreto en el que trascendemos.
-Sí, porque el grupo también se desvanece. Pero en la familia hay una nueva generación que continúa. Los valores están para ejercerlos a través de actos concretos. Yo no soy religioso, tampoco antirreligioso. Soy agnóstico. Acepto el sentimiento de finiquitud, de que esto se acaba. Y mi manera de trascender es la familia. No legas nada a los amigos, sino a tu familia. Esa es mi mayor preocupación: mis hijos. Y al mismo tiempo, disfruto. Pendiente de ellos y, a la vez, satisfecho de ellos.
¿La amistad, la familia y qué más...?
-La responsabilidad. De pequeño era un poco bala. Pero me enseñaron que para aprobar hay que estudiar.
¿La responsabilidad cura...?
-La salud tiene también mucho que ver con aspectos genéticos y circunstancias ajenas, pero también con la convicción de que somos protagonistas de nuestra propia vida. Hay margen y hay responsabilidad, aunque algunas personas tienen más recursos que otras.
¿Y hasta qué punto tiene margen de maniobra un psiquiatra...?
-Me ubico con criterios de realidad. Tú aprendes a asumir tu responsabilidad, a saber lo que se sabe. Y a veces se sabe más o menos. Hay quien sabe lo que no se sabe y quien tiene respuestas para todo. A mi juicio, esos profesionales tienen cierto riesgo a la hora de tratar enfermos.
¿Qué piensa un psiquiatra del crecimiento de los procesos de ‘coaching’ y autoayuda...?
-Que está desestructurado, que no hay especialización, que no hay garantía y que existe un riesgo para el cliente. Son actividades que requieren regulación, como todo, y a día de hoy no existe ninguna. Nosotros en la sanidad pública trabajamos en equipo. Hay un control mutuo. La sanidad pública es más potente y mejor, precisamente porque está regulada. Al médico vamos cuando ha fallado la autoayuda. El confesor tiene mucho que ver con el psicoanalista o con la psicología. Es el recurso psicológico vehiculizado con fondo religioso. Alcohólicos Anónimos es un modelo de tratamiento moral de un problema. Es útil para mucha gente.
Ante el mismo problema, ¿puede haber soluciones diferentes?
-Tantas como personas.
¿Te arrepientes de algo...?
-En lo fundamental no, pero siempre te queda la duda de si no podrías haber evitado algunas cosas en el ámbito profesional, por ejemplo los suicidios de algunos de tus pacientes, algo muy doloroso.
1978. Doctor en Medicina y Cirugía. Universidad de Bilbao.
1983. Jefe Servicio de Psiquiatría. Hospital Santiago Apóstol, Vitoria.
1998. Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Cruces.
2001. Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UPV.
2012. Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.
No le gustan los conflictos personales.
Le gusta la cooperación, la literatura de viajes, la historia, su huerta y tomar potes con sus amigos.
Le entusiasman sus cuatro hijos.
Quiere por encima de todo a su mujer.