VITORIA - El borrador del Libro Blanco de la Educación encargado por el Ministerio de Educación al pedagogo José Antonio Marina incluye evaluaciones a los docentes que tengan consecuencias en el desarrollo de su carrera y en la retribución. Como era de prever, la idea de vincular parte del sueldo del profesorado al rendimiento de los centros educativos se ha topado con la oposición en bloque de los sindicatos. Pero no solo de los sindicatos. El Gobierno Vasco, por boca de la consejera Cristina Uriarte, rechazó el jueves la medida y abogó por analizar “cómo mejorar el perfil del profesorado y su labor docente”. Y como era de prever, la cuestión ha entrado de lleno en la campaña del 20-D. Ciudadanos ha afirmado que utilizará el Libro Blanco, mientras que Podemos lo retirará junto a la Lomce. El Ministerio de Educación (PP) ve con buenos ojos la propuesta y el PSOE no habla de incentivos, pero sí de evaluar a los profesores de forma voluntaria.

La pregunta que cabe haberse entre tanto ruido político es: ¿Los sueldos basados en el rendimiento mejoran la enseñanza? De unos años a esta parte el Informe PISA elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se ha convertido, no sin una creciente oposición, en la biblia de la educación. Y la organización económica OCDE, poco sospechosa de sostener posturas radicales, afirma que no.

El informe PISA in focus 16, publicado esta semana por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa, aborda expresamente esta cuestión de actualidad y revela que “no hay relación entre el rendimiento medio de un país y el uso del pago basado en el rendimiento”. En otras palabras, hay sistemas educativos con alto rendimiento que usan este pago, mientras que otros no lo hacen. El panorama varía en los países con sueldos bajos respecto a los ingresos nacionales. En este sentido, el estudio señala que merece la pena el pago en ciertos contextos, como en aquellos países con sueldos bajos (menos del 15% sobre el PIB), ya que “el rendimiento del alumnado tiende a ser mejor cuando se hace un pago basado en el rendimiento”. Lo paradójico es que sucede justo lo contrario en los países donde los profesores tienen buenos salarios. Y el estudio sitúa a España en un contexto en el que el profesorado tiene sueldos “relativamente altos”.

Esto no quiere decir que haya que pagar mal al profesorado, porque PISA ya confirmó hace tiempo que “los sistemas educativos con alto rendimiento tienden a pagar más a sus profesores”, únicamente indica que el nivel de retribución no es el factor más importante en el rendimiento de un sistema. Hay otros condicionantes, como nivel de instrucción de los padres del alumnado, recursos públicos, formación continua del profesorado, autonomía de los centros educativos, tamaño de las aulas? Y otro es hacer de la docencia una carrera atractiva, influyente y con una valoración social a la altura de la responsabilidad que asumen miles de profesores a diario. El problema es que España es de los pocos países en el que el único criterio para avanzar en la carrera es la antigüedad. Y en eso se diferencia de los principales países del entorno.

Según PISA, “aproximadamente la mitad” de los países de la OCDE recompensan el rendimiento de los profesores de diferentes formas. Por ejemplo, en Inglaterra, México o Países Bajos, el buen rendimiento en la enseñanza es un criterio para tomar decisiones acerca de la posición de los profesores en la escala de sueldos base. En Dinamarca, Estonia, Finlandia, Inglaterra o Noruega es un criterio para decidir los pagos adicionales que se hacen anualmente. Y en Austria, Chile, Estados Unidos, Estonia, Hungría, Inglaterra, Países Bajos, es un criterio para decidir pagos suplementarios adicionales.

En el Estado el rendimiento de los centros educativos no juega ningún papel en los acuerdos de los salarios base, ni en los complementos anuales o en los pluses suplementarios. Pero, por otro lado, los docentes de la enseñanza pública del Estado -el 70% del total- no se someten a ninguna evaluación tras aprobar la oposición. De los 34 países de la OCDE, solo en España, Italia, Irlanda e Israel no se requiere una evaluación regular del funcionamiento de los profesores tras haber accedido a la profesión. Sin embargo, en la mayoría de los países estudiados hay evaluaciones y los resultados sirven para tomar decisiones sobre su desarrollo profesional. Un mal resultado tiene consecuencias para los docentes, la más común es la necesidad de una evaluación posterior (en 16 países) y la formación obligatoria (en diez países). Incluso en once países la evaluación regular del profesorado afecta al salario del profesor.

No hay pruebas. Según el Informe PISA, el pago basado en el rendimiento de un centro implica recompensar al profesorado por algo distinto a los años de experiencia o las credenciales, como sucede en el Estado español. No obstante, los análisis empíricos no han sido concluyentes respecto a la eficacia real del pago por rendimiento. Es decir, no está probado que mejoren la calidad de la enseñanza.