mientras en París los líderes del mundo buscan un acuerdo para frenar el calentamiento global, en la inmensidad verde de la Amazonia un pueblo indígena se muestra escéptico con los resultados de la cumbre porque considera que el daño causado al planeta no se puede revertir.

La voz de alerta es de Hitoma Safiama, cacique del pueblo huitoto, quien desde su maloka (vivienda indígena) en medio de la selva considera que en la COP21 que se celebra en la capital francesa habrá “puras palabras”, “mucha teoría y nada de práctica”.

“Se van a reunir en Francia, pero ¿qué van a hacer? Contra la naturaleza no se puede hacer nada”, afirma el cacique y chamán de los huitotos en su reserva, situada a unos siete kilómetros de Leticia, capital de la Amazonia colombiana, en la triple frontera con Brasil y Perú.

Según Safiama, en la cosmogonía de su pueblo el “ser superior” permitió a la humanidad utilizar recursos naturales como la madera para la construcción de chozas, para hacer leña y para remedios, pero “no se puede tocar lo que brilla”, es decir los minerales de las entrañas de la Tierra.

“El petróleo, las minas y la deforestación son la causa del recalentamiento del planeta. Ellos (el resto del mundo) tienen que suspender lo que están haciendo, no continuar”, opina.

El jefe de los huitotos asegura que no se puede atentar contra la naturaleza porque cuando se rompe el equilibrio de la Tierra ocurren “desastres y calamidades” como castigo y el daño se puede detener pero no revertir. “No se puede hacer nada, la naturaleza es como cuando uno sale del vientre materno, no puede volver a entrar; el mundo está girando y no retrocede”, afirma.

Sentado en una especie de trono hecho con troncos donde masca hojas de coca casi sin parar, Safiama recomienda, para evitar una degradación mayor y preservar la Amazonia, que “volvamos a lo básico” en los usos y costumbres cotidianos. “Tenemos que salvar la Amazonia, es el pulmón del mundo y su biodiversidad debe ser patrimonio mundial de la humanidad”, reclama.

Para ello, aconseja comenzar por detener la contaminación ambiental mediante el uso de materiales biodegradables o reciclables, como el vidrio, los textiles o el cartón, abandonar los plásticos y “no olvidar que quienes nos están dando comida son los campesinos y los indígenas”.

Su vivienda es un ejemplo de cómo se puede vivir en armonía con la naturaleza. Construida en medio de la selva con troncos y palmas, tiene una forma circular, el suelo de tierra y unos diez metros de altura y es lo único que no es verde en la inmensidad de ese pedazo de la Amazonia.

“Los hoteles más lujosos del mundo tienen cinco o seis estrellas, nuestra casa tiene muchas más”, afirma Safiama mientras señala con el dedo los numerosos puntos brillantes de la luz que se cuela por entre las palmas del techo de su pequeño universo en medio de la Amazonia. - Efe

Financiación europea. Colombia recibirá 100 millones de dólares (94,64 millones de euros) de Noruega, Alemania y el Reino Unido para combatir la deforestación en la Amazonia, según un acuerdo entre el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, con representantes de esos tres países durante la COP21. “Los beneficios de la paz se empiezan a ver y se verán cada vez más en términos ambientales, y en acciones concretas, como estos recursos”, aseguró el ministro colombiano de Medio Ambiente Gabriel Vallejo López.