BILBAO. El consumo de una cerveza al día es compatible con el alto rendimiento de un deportista profesional por las vitaminas y los minerales que contiene, que son "idóneos" para recuperarse después del ejercicio físico.
Juan Antonio Corbalán, médico y exbaloncestista profesional, ha presentado hoy en Bilbao los resultados de una investigación sobre los hábitos de consumo de bebidas alcohólicas fermentadas (cerveza, vino o sidra) en deportistas frente a la población en general en el marco de las VI Jornadas Nacionales de Medicina del Deporte.
Corbalán ha comentado que el 20 por ciento de los profesionales y el 60 por ciento de la población en general confiesa consumir bebidas de baja graduación alcohólica, lo que, en su opinión, es "aconsejable" en las tres horas posteriores a la práctica del ejercicio físico, y no antes del esfuerzo.
Ha precisado que este beneficio se nota si solo se consume cerveza, pero a esta bebida se suman otras alcohólicas "se acumula lo malo del alcohol y se reduce lo positivo del resto de componentes".
"La cerveza es una bebida isotónica con alcohol, que también se puede beber 'sin', y sin perder sus propiedades", según ha dicho, y ha añadido que estos consejos son "individualizados" y depende de la capacidad de metabolizar el alcohol de cada uno.
Sobre la idea extendida de que la cerveza engorda, principalmente, en el perímetro abdominal, el estudio indica que una caña contiene 90 calorías y una cerveza sin alcohol 28 calorías, por lo que el aporte calórico de un consumo moderado es "muy bajo".