gasteiz - Las redes sociales e internet han cambiado las formas de relación y comunicación de la juventud a un ritmo vertiginoso, ¿reproducen estas redes la violencia o la desigualdad”, se pregunta la psicóloga Ianire Estebánez. “Lo cierto es que las nuevas tecnologías son el espacio donde la juventud vive sus relaciones”, sostiene Andrea Momoitio de Pikara Magazine.

Informes recientes cifran en un 95% el índice de jóvenes que usan internet a diario y en un 83% las redes sociales. Pero, al mismo tiempo, sus usos se modifican con una rapidez exponencial. Hoy, Whatsapp, la aplicación móvil de mensajería instantánea, forma parte de la cotidianidad de la juventud, hasta el punto de que la persona que no lo tiene se siente excluida de las conversaciones y planes de sus amistades.

Andrea Momoitio no cree que haya que demonizar a las nuevas tecnologías; no considera que hayan abierto un nuevo escenario al maltrato, ni que haya un repunte de casos de violencia entre adolescentes llegado de la mano de estas nuevas herramientas. “Hay las mismas agresiones que siempre, pero ahora se visualizan”, sostiene.

Esta periodista especializada en género participó recientemente en un proyecto de Violencia 2.0 donde se rescataba la potencialidad de internet contra el maltrato a las mujeres. “Hay que intentar dar la vuelta al mal uso que se hace de él, porque las redes también sirven como espacio de autodefensa, de conocimiento con otras feministas. A mi me da un poco de miedo que caigamos en la tecnofobía”, señala.

Momoitio recuerda un terrible caso que sucedió hace unos años en la desparecida Image de Berango, cuando una chica que no llevaba bragas se subió a una mesa y el chico de la discoteca le sacó una foto y la colgó en internet. “Para aquella chavala la experiencia debió de ser traumática, pero no por no llevar ropa interior, sino porque quien subió la foto a las redes vulneró todos sus derechos como persona. Fue otro tipo de agresión”, sentencia Andrea. A pesar de las malas experiencias, “me da un poco de miedo que caigamos en tecnofobia”.

Como explica Andrea, los jóvenes, sienten, se comunican y viven sus relaciones en las redes. “Nuestro cuerpo es nuestro y podemos exponerlo de la manera en que queramos. Eso no puede implicar nada más allá de que yo haya decidido subir mi foto a Instagram, por ejemplo”, comenta, al tiempo que hace suya la máxima del colectivo Golfos con Principios, que a modo de consejo dicen a las más jóvenes que elijan entre culo o cara.

“Que tienen que ser conscientes del contexto machista donde estamos. Ellos les dicen: subid las fotos que queráis; pero también les dicen: si se os ve la cara tapaos el culo para prevenir que cualquier desaprensivo utilice vuestras fotos y os destruya la vida. Pero desde luego no limitando la libertad de las mujeres a colgar en Instagram lo que nos dé la gana, sea una foto en pelotas o subida a una mesa sin bragas”, dice.