Representantes de la OMS, del programa ONUSIDA y del Fondo de Población han discutido estos días en Bilbao sobre el derecho a la salud reproductiva. Luis Mora, responsable de Igualdad de Género y Derechos Humanos del Fondo de Población de Naciones Unidas, reivindicó los derechos sexuales de las mujeres de los países en desarrollo.
El derecho a la salud está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos pero para muchas mujeres es una utopía.
-Sí, porque los problemas de salud reproductiva son la principal causa de mortalidad para mujeres en edad fértil y cada día fallecen en todo el mundo unas 800 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. Hace 20 ó 30 años las tasas de mortalidad eran todavía más altas aunque en los últimos años se ha, reducido un 50%.
Existen muchas brechas.
-Sobre todo en materia de igualdad, La mayor parte de los avances no llegan a las mujeres de los países en desarrollo, las que tienen menores ingresos, niveles de educación más bajos, mujeres indígenas... El 99% de las muertes maternas se concentran en esos lugares, sobre todo en el África Subsahariana.
En el acceso a servicios médicos hay diferencias abismales.
-Hay que avanzar en calidad de los servicios y en mejorarlos. Deben existir más disponibilidad para acceder a centros sanitarios. Y ofertar servicios que atiendan más la diversidad de la población transexual u homosexual.
¿También hay desigualdades en el acceso a la planificación familiar?
-Muchísimas. Hay 220 millones de mujeres que no tienen acceso a la planificación familiar. Y eso no requiere de inversiones tan grandes. Invirtiendo 25 dólares por año y por mujer en edad reproductiva en países en desarrollo se podrían hacer mejoras significativas y reducir un 70% la mortalidad de las mujeres al dar a luz. Son cosas fácilmente prevenibles.Hay muchas niñas a las que se les obliga a llevar a término su embarazo y no se les deja interrumpirlo.
-En muchos países existen barreras para que las adolescentes accedan a la educación sexual. Y eso repercute en situaciones de altas tasas de embarazo. Es el caso de América Latina, donde el embarazo en adolescentes representa un lastre para el desarrollo porque muchas madres niñas abandonan la escuela y al hacerlo interrumpen su educación y sólo pueden acceder a empleos precarios.
¿No ve una gran paradoja hablando de este problema en una sociedad como la europea más preocupada por la Viagra femenina?
-Es que por primera vez en la historia de la humanidad tenemos el mayor contingente de población adulta mayor junto con el mayor contingente de menores de 25 años. Y por eso se prevé que haya un interés cada vez mayor por la sexualidad de los adultos mayores, en este contexto se enmarca la Viagra femenina.
De los 7.000 millones de habitantes del planeta, el 44% tiene 24 años o menos aunque en Europa preocupe el envejecimiento.
-Pero ojo que no estamos en un escenario de sobrepoblación. De hecho el crecimiento es bastante moderado en relación a lo que fue el siglo XX cuando sí hubo un crecimiento exponencial, el mayor de la historia, por todos los avances científicos, técnicos, penicilina, vacunas... Ahora estamos en una situación de enorme diversidad demográfica. Hay regiones, como Europa, con un progresivo envejecimiento y zonas como la India, que va a ser el país más poblado del mundo, Bangladesh o Nigeria con gente muy joven.
¿Cómo enfoca un asesor de género la violencia machista?
-Es de extrema gravedad. Es una de las violaciones de derechos humanos más flagrante que existe. Además, una de cada tres mujeres a nivel mundial ha experimentado violencia a lo largo de su vida, a cargo de su pareja o ex pareja. Y estas cifras en lugar de bajar, aumentan.
¿Sucede en todo el mundo?
-Es un fenómeno de carácter global pero encontramos diferencias en las tasas de prevalencia aunque no todos los países disponen de ese tipo de estadística. Lo único comprobable es que en aquellos contextos y sociedades, donde se incrementa la igualdad de género, se constata una disminución de la violencia.