MADRID. Un 8 por ciento de los más de 100.000 trasplantes que cada año se realizan en el mundo se practican con órganos procedentes del trádico ilegal, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que trabaja por combatir estas prácticas fomentando la implantación de sistemas de donación y trasplantes similares al español, líder en este campo.
"La demanda de órganos es cada vez mayor", ha asegurado el español José Ramón Núñez, director médico del Programa de Donación y Trasplantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que de hecho reconoce que cada año se deberían realizar más de un millón de trasplantes para cubrir las necesidades a nivel mundial.
Este experto, que ha participado este martes en el noveno Congreso Europeo de Pacientes, Innovación y Tecnología que se celebra en Madrid, asegura que ese desigual balance entre la oferta y la demanda es el que da lugar al tráfico de órganos, también conocido como turismo de trasplantes, del que se benefician personas "con un elevado poder adquisitivo" a costa de "la vulnerabilidad y la miseria" de la población con menos recursos.
El problema, según ha reconocido Núñez, es que al tratarse de una práctica ilícita se desconoce la dimensión real del problema y las cifras de su impacto proceden sólo de estimaciones.
De hecho, los últimos datos de la OMS son de 2009 y apuntaban a que el tráfico ilegal afectaba a un 10 por ciento de los trasplantes realizados en el mundo, si bien considera que el trabajo realizado en los últimos años podría haber mejorado levemente la situación, a pesar de que el aumento de enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes hace que "cada vez se necesiten más órganos".
Este dirigente de la OMS ha reconocido que este problema afecta sobre todo a los trasplantes de riñón y "ningún país está exento de estas prácticas". En términos generales, el perfil del comprador son personas "que pueden permitirse pagar entre 150.000 y 200.000 por el trasplante" procedentes de Europa, Estados Unidos, Israel o los países árabes.
Pese a que en los países más desarrollados sí existen sistemas más avanzados de donación y trasplante de órganos, este experto reconoce que el problema está en "la elevada lista de espera".
De hecho, se estima que en la Unión Europea se realizan cada año unos 30.000 trasplantes pero, pese a todo, más de 67.000 siguen en esperando un órgano. "Y eso podría explicar que haya quien busque desesperadamente un órgano como sea".
En cuanto al donante o vendedor, suele ser gente que vive "en situaciones de miseria o pobreza extrema, hasta el punto de ser capaz de vender un riñón para sacar adelante a su familia", y entre los países más afectados están La India, Pakistán, Filipinas y algunos de América Latina, aunque "las mafias se van moviendo en busca de nichos de pobreza".
UN ORGANO A CAMBIO DE UN iPAD
"En la India ha visto casos de chavales que han vendido un riñón a cambio de un 'iPad'", ha reconocido Núñez, que denuncia la presencia de "auténticas mafias" que controlan estas prácticas con la complicidad de profesionales y centros sanitarios. "Para que un trasplante ilegal se produzca debe haber médicos e instalaciones involucrados", según ha denunciado.
Ante esta situación, la OMS trabaja con el doble objetivo de animar a los países más demandantes adapten su legislación para "evitar que sus enfermos no recurran a estas prácticas" y que los países más desfavorecidos "protejan a sus ciudadanos con la ayuda sanitaria que precisan y controlando que nadie pueda recurrir a prácticas ilícitas".
Este experto ha celebrado la "celeridad" con la que España ha modificado su legislación cuando se han detectado posibles casos de compra de órganos para endurecer las penas con independencia de el trasplante ilegal sea en España o en otro país, que actualmente ascienden a 12 años de cárcel más cinco veces el valor de lo pagado por el trasplante.
Asimismo, ha destacado los avances que se han conseguido en algunos países que hasta hace años eran víctimas del tráfico ilegal de órganos como Qatar, que ha elevado su tasa de donantes gracias a un sistema equitativo en el que la población inmigrante "dona porque también pueden ser receptores"; o China, que ha cambiado su legislación para prohibir que los extranjeros puedan ser someterse a un trasplante en este país o que "los órganos puedan asignarse de forma discrecional".
"Si todos pudieran acceder a los trasplantes de forma gratuita y el sistema estuviera cubierto por el sistema, no se produciría el tráfico de órganos", ha concluido Núñez.